Evelyn


"Ella (Matthei) tiene una trayectoria que permite afirmar que, de ganar la elección, será asertiva en las importantes resoluciones propias del cargo, que no le temblará la mano para tomar decisiones difíciles..."


Mientras usted lee esta columna, el Consejo General de Renovación Nacional sesiona para definir su candidatura presidencial para las elecciones del 17 de noviembre.

La elegida será Evelyn Matthei, quien de esta manera, tras haber sido también proclamada por la UDI, se convertirá en la candidata de la centroderecha a la Presidencia de la República.

Entre Evelyn y Michelle Bachelet, representantes de las dos coaliciones más fuertes de la política chilena, saldrá entonces la próxima Presidenta de Chile; como siempre ha sucedido desde 1990 en adelante.

Dos mujeres, ambas hijas de Generales según ha destacado la prensa; pero más allá de ello, como coincidencia fundamental, dos mujeres que han tenido que abrirse paso en la política a punta de esfuerzo y sacrificio. Ninguna de ellas era la favorita de su partido o de su sector político cuando se convirtieron en candidatas (Bachelet en las elecciones del año 2005) y sin embargo la fuerza de su popularidad terminó por imponerse.

Y es que la política tiene sus propios códigos, buena parte de las veces se imponen aquellos que han logrado al interior de sus partidos desarrollar carreras o montar máquinas de poder que les permiten acceder a la nominación. Esta suerte de "orden de las familias" que rige las nominaciones en la política, se ve a veces amenazada cuando se trata del premio mayor. Y es que el arrastre popular de un candidato o candidata que puede ganar es capaz de pasar por sobre muchas barreras.

Es lo que sucede con Michelle Bachelet, la única candidata del mundo de la centroizquierda con posibilidades de ganar. Y es lo que ha sucedido también ahora con Evelyn Matthei, cuyo nombre, luego de la sucesión de increíbles circunstancias que han rodeado la nominación presidencial de la centroderecha, ha venido a imponerse por su propio peso.
En la política, como en otras actividades humanas, hay momentum y hay tempos y éstos parecen ser hoy los de Evelyn Matthei. 
El que ambas candidatas sean mujeres recibe particular atención, sobre todo de las mujeres. Y es que los hombres parecemos no darnos cuenta que efectivamente ellas, con frecuencia, deben hacer esfuerzos mayores que nosotros para que sus habilidades y capacidades sean reconocidas en lo que valen. Lo dicen las diferencias en las remuneraciones, la proporción de mujeres en la política, en los directorios de empresas y en general en posiciones de poder. Factores culturales son los mayores determinantes de esta situación, que como siempre, es advertida con mayor nitidez por quienes están en posición desventajosa.

Quizás sea precisamente esa circunstancia, la de luchar contra la adversidad, la que hace que las mujeres tengan mayor sensibilidad que los hombres para identificarse con los problemas cotidianos de tantos chilenos.

Así, la ventaja que la ex Presidenta Bachelet parecía tener sobre los candidatos de la Alianza por su condición de mujer parece entonces haberse desvanecido frente a Evelyn. Lo que antes aparecía como un triunfo seguro de la candidata de la Nueva Mayoría, hoy se percibe como una elección más competitiva.

Evelyn Matthei tiene que remontar la ventaja que Bachelet logró tomar en la carrera presidencial, es cierto, pero una parte de esa tarea parece cumplida al eliminar la ventaja de género. La pregunta que surge luego es: ¿Qué tipo de liderazgo femenino es el que Chile requiere el año 2014?

Allí es donde la candidata de la Alianza debe desplegar aquellos factores que le pueden dar una ventaja frente a su rival. Ella tiene una trayectoria que permite afirmar que, de ganar la elección, será asertiva en las importantes resoluciones propias del cargo, que no le temblará la mano para tomar decisiones difíciles.

Si hay algo en lo que muchos analistas han estado de acuerdo es que en los tiempos que vivimos se ha hecho más difícil gobernar. El súper ciclo del cobre está terminando, el país requiere resolver su problema de abastecimiento energético. Quién tiene el liderazgo para afrontar esos temas en el clima político que vive Chile es lo que estará en discusión en noviembre.

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