Cada frase una idea, cada párrafo un tema, cada tema una imagen...‏



Cambios de tema
por Roberto Merino
Diario El Mercurio, Revista de Libros
Domingo 7 de julio de 2013
http://diario.elmercurio.com/2013/07/07/al_revista_de_libros/revista_de_libros/noticias/E1F0F2FA-7F1C-42A9-B603-206C325AB2D5.htm?id={E1F0F2FA-7F1C-42A9-B603-206C325AB2D5}
 
Llevo algunas semanas 
leyendo demorosamente 
El elogio de la sombra , de Tanizaki, 
a despecho de la brevedad del libro. 

No se me ocurre 
que aparte del ensayo 
exista otro género de escritura 
que propicie una lectura de esta índole, 
de salto en salto, de fragmento en fragmento, 
con notorios intermedios de inactividad: 
períodos en los cuales el libro 
se mantiene cerrado aunque no descartado.

Es cierto que uno podría leer 
una novela en el orden que se le antoje, 
pero como el tiempo es 
en general escaso preferimos optar 
por la consecución habitual del argumento.

Las novelas tiran siempre hacia adelante. 

La efectividad de las novelas, 
escribió Bremond, 
se revela en el momento en que 
nos cuesta abandonar su lectura. 

La poesía, por otro lado, 
como hubiera afirmado Enrique Lihn, 
es una experiencia totalmente anómala 
que excede cualquier sistematización: 
en la poesía buscamos destellos, 
epifanías, suspensión del tiempo, 
espacios intermitentes llenos de ninguna cosa.

Me gusta y me acomoda la manera 
en que Tanizaki elabora su pensamiento, 
con el ojo fijo en las apariencias del mundo. 

A veces da la impresión 
de que el movimiento de fondo de su escritura 
es equivalente al de una cámara que va registrando rostros, vestimentas, fachadas de casas, pasillos, vanos de escaleras, patios, helechos, ventanas, caminos. 

Su materialismo tiene el efecto de un remanso 
en una época que exacerba más que nada las ideas 
y su enunciación estridente. 

Si esto fuera una navegación, 
sería una en la cual nunca se pierde de vista 
la costa y se evita internarse demasiado lejos 
en el mar de las abstracciones.

Lo otro es el modo 
en que Tanizaki ejercita la digresión: 
como si los cambios de tema 
fueran los movimientos naturales 
de un bosquejo, de una secuencia. 

Cada frase 
es en este caso una idea, 
y cada párrafo un tema, 
y cada tema una imagen. 

La sopa de miso del desayuno japonés, 
un resplandor rojizo en su cuenco de laca negra, 
aparece vinculada, en un rincón de la mesa en penumbras, 
a la relación espiritual y cotidiana 
que los individuos establecen 
con las variaciones de la luz, 
con el adentro y el afuera, 
con el círculo de la intimidad.

No siempre uno se encuentra 
con ensayos que prolonguen en el texto 
una característica que es deseable en la conversación.

Muchas veces los autores, 
en el afán de comprobar, 
se quedan demasiado rato 
en las explicaciones, 
en las ampliaciones, 
en las discusiones de pie de página. 

En el caso de Tanizaki 
las palabras parecen pertenecer parcialmente 
a una conversación encauzada 
y ese supuesto implica eludir 
las tentaciones de la monomanía. 

Conversación, pensamiento, escritura, lectura, 
todas estas categorías comparten 
el desplazamiento sinuoso y los desvíos accidentales. 

Borges dijo una vez algo por el estilo: 
"Leo para pasar a otra cosa". *

__________

*: Yo creía recordar que Borges había
dicho: escribo para pasar a otra cosa...
que para los efectos 
de la columna de Merino
resulta equivalente.

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