Graham Greene: “Los historiadores son personas que se interesan por el futuro cuando éste ya es pasado”.‏


¿Se acuerdan de la Enu?

La propuesta de educación superior de Bachelet  propone un "sistema único". Agreguemos a ello que "expertos" van a determinar los aranceles y costos que, por supuesto, afectan dimensiones sustanciales: orientaciones, tipos de académicos... Pensándolo mejor, esto es más radical que la ENU.

por Alfredo Jocelyn-Holt - Diario La Tercera, 22/06/2013 
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ALLAMAND SI se acuerda, y se lo enrostró el otro día a Bachelet a propósito de su propuesta de terminar con la educación particular subvencionada en Chile: “Y en verdad, esta es la amenaza más seria a la libertad de enseñanza desde la proposición de una escuela nacional unificada”. Allamand debe sus primeros pasos y golpes en la política a esa iniciativa de la UP. Y, si bien la historia no se repite, sí persisten ciertos conflictos que, de cuando en cuando, afloran. La libertad de enseñanza, en versión de derecha y “privada”, data de bien atrás, de la época de Abdón Cifuentes y esa gente (me ahorro comentarios sobre lo complicado que fue eso). Y, bueno, sí también, la izquierda no es muy imaginativa (suele tropezarse con la misma piedra).
Claudia Sanhueza, comisionada de educación de la candidata, ha sido clara en sostener que éste va a ser un sistema “único” y que “todas” las instituciones que quieran participar impartiendo educación superior debieran estar insertas bajo el sistema que proponen. “Sistema único, digamos, y no nos imaginamos una institución de educación superior entregando educación sin estar acreditada”. Conste que lo repite dos veces en entrevista a CNN Chile (se puede consultar en YouTube); evidentemente cuando la imaginación es escasa se recurre a tautologías (golpean más fuerte). Agreguemos a ello que “expertos” van a determinar los aranceles y costos que, por supuesto, afectan dimensiones sustanciales: orientaciones, plantas, tipo de académicos... Pensándolo mejor, esto es más radical que la ENU, que sólo embestía contra la educación preuniversitaria. Aquí “todo” está entre ojos.
Lo cual, y esto es curiosísimo, no le ha granjeado el apoyo de esos otros progresistas maximalistas: el estudiantado en paro, calle y tomas. Fielbaum, de la FECh, tachó de “ofertón” la propuesta. Y, no es que estén en desacuerdo con Bachelet, sino que no le creen (ya tuvo sus “comisiones” y ellos fueron “traicionados”). Ellos son el “cambio”, sólo ellos pueden hacerlo. En otras palabras, no es un problema de propuestas y deliberación luego resolvemos la agenda pendiente, sino de pura flexión de músculo. Ocurrió también con la comisión de Bachelet sobre cambio constitucional. No hubo consenso en esa instancia. Es que, está visto, los Atria, Sanhueza et al. se van de madre, golpean, pero tampoco llegan a nada; y, de paso, también Bachelet, quien supuestamente los acogiera y estimulara a que se “expresaran”.
¿Déjà vu? No exactamente. La ENU el 73, el “Pingüinazo” el 2006, de nuevo Bachelet el 2014 (para “corregir”), y Allamand (el de No virar izquierda, su libro testimonio de cuando se opuso a la ENU) también de nuevo para resistirse, nos están diciendo que hay una falta tremenda de imaginación y por eso no nos queda más que la historia. Con la salvedad que la historia en estas materias es terrible; no garantiza que no se llegue a algo peor. Valga el acierto de Graham Greene: “Los historiadores son personas que se interesan por el futuro cuando éste ya es pasado”. Lo que ofrece Bachelet para el futuro de Chile no es más que una combinación de variables conocidas que se espera que arrojen un desenlace distinto al que tuvimos una vez. Esta vez sí que sí... Me lo imagino.

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