Institucionalidad en ciencia, tecnología e innovación y educación superior


Diario El Mercurio, Jueves 23 de mayo de 2013
http://www.elmercurio.com/blogs/2013/05/23/11974/Institucionalidad-en-ciencia-tecnologia-e-innovacion-y-educacion-superior.aspx
Álvaro Fischer: "El ministerio propuesto, aunque deja fuera al emprendimiento -se le mantiene en Economía en una subsecretaría de Emprendimiento y Competitividad-, agrupa al resto de los componentes de la cadena de valor (...) en un solo ministerio...".
El país enfrenta el gran desafío de continuar un acelerado proceso de creación de riqueza que permita impulsar la movilidad social y aumentar la calidad de vida de la población. Ello requiere de un aumento sostenido de la productividad, para lo cual resulta indispensable impulsar de manera permanente la innovación (tecnológica, de diseño, de procesos, de modelos de negocios, organizativas y culturales) y de manera incesante el emprendimiento.

Ambos requieren, en sus distintas etapas y por diversas vías, de ciencia y tecnología. Esa tétrada virtuosa es el motor que alimentará nuestro camino al desarrollo, a la que se debe agregar la formación de capital humano avanzado por medio de la educación superior. De ahí la importancia que tiene la institucionalidad que el país se dé en ese ámbito.

El Presidente Piñera convocó a una comisión transversal de alto nivel que evacuó un informe al respecto, lo que marca un hito destacable en el camino a construir esa nueva institucionalidad. En él se reconoce la importancia de la ciencia, la tecnología, la innovación y el emprendimiento como parte de la misma cadena de creación de riqueza (material, de servicios o de conocimiento) y del rol fundamental que en esa cadena juega la educación superior. Además, distingue los problemas de estrategia, de los de diseño de políticas y de implementación y fiscalización de las mismas, y, en consecuencia, establece instituciones para cada uno de ellos.

La estrategia, a cargo de la presidencia de la República, estaría asesorada de manera permanente por el Consejo de Innovación para la Competitividad, CNIC. El diseño de las políticas, que corresponde al nivel ministerial, quedaría a cargo de un nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Educación Superior, y la implementación y fiscalización, a cargo de agencias y una superintendencia, varias de ellas existentes y otras por crear.

La creación de un nuevo ministerio acrecienta el problema de un gabinete con demasiados ministros. Al respecto, sería mejor contar con cinco ministerios de funciones clave (Interior, Relaciones Exteriores, Defensa, Hacienda y Justicia) y cinco ministerios de Desarrollo (Económico, Social, Humano, Territorial y Ambiental) más una oficina presidencial para la jefatura de gabinete (Segpres) y una para la vocería (Segegob), y que el resto de los ministerios se transformen en subsecretarías de los de Desarrollo. Sin embargo, ese es un cambio mayor y el nuevo ministerio propuesto podría incorporarse a ese esquema si es que algún día se considera, de modo que por ahora es mejor analizarlo en su propio mérito.

El ministerio propuesto, aunque deja fuera al emprendimiento -se le mantiene en Economía en una subsecretaría de Emprendimiento y Competitividad-, agrupa al resto de los componentes de la cadena de valor -Ciencia, Tecnología e Innovación más Educación Superior (CTIES)- en un solo ministerio, y concentra en el Mineduc solo la educación prebásica, básica y media, que están más relacionadas entre sí que con el sector universitario. Así, el diseño de políticas en CTIES queda concentrado en un solo lugar, lo que permite articular de mejor manera su desarrollo.

La implementación de las políticas la harían agencias autónomas, cuya gobernanza tendría una composición despolitizada, con estabilidad de mediano plazo y renovación por parcialidades, aunque seguirían formando parte de ese ministerio. Aquí le faltó mayor audacia a la propuesta, para permitir que las agencias estuvieran fuera del Ministerio, y consolidar así una autonomía más clara. Con todo, dicho ministerio tendría una subsecretaría de CTI y otra de Educación Superior.

En CTI, las agencias serían Innova, que saldría de Corfo, Conicyt, a la que se le agregarían las Iniciativas Milenio, Inapi y una Agencia de Becas para Capital Humano Avanzado, y en la subsecretaría de Educación Superior habría una Agencia Nacional de Acreditación y una de Financiamiento Institucional y Estudiantil, además de una superintendencia que fiscalice al sector.

Esta es una propuesta novedosa, ambiciosa y bien enfocada, cuyos alcances deben ser debatidos, para constituir luego la base sobre la que se formule una nueva institucionalidad en el sector. En cualquier caso, merece preservarse la articulación de la cadena de valor ahí identificada, así como la separación de los ámbitos estratégicos, de diseño de políticas, de implementación y de fiscalización, además de la autonomía de las agencias.

Álvaro Fischer Abeliuk
Presidente Fundación Chile

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