Descorriendo el velo de la vida



    por Rodericus
    Diario El Mercurio, Día a Día
    Miércoles 10 de abril de 2013


    •   
    Poco a poco se nos va 
    descorriendo el velo de la propia vida. 
    Y cuando así sucede, 
    nos damos cuenta 
    de que el tiempo 
    es un maestro de primer nivel, 
    pues en su transcurrir nos enseña 
    lo que calza el pasado de cada uno 
    y el sensato realismo con el que 
    se avecinan los próximos pasos.

    Más maduros y más asentados, 
    ya no caben los sueños de años anteriores, 
    tal como las mismas expectativas 
    se vuelven más cautelosas. 

    Los afanes de antaño pierden su fuerza, 
    y más bien nos vemos exigidos 
    por la sobria cotidianidad 
    en la que nos vemos situados 
    y por el indesmentible 
    quehacer de cada jornada.

    Es condición de la existencia humana 
    que, en la escuela de su vida, 
    no haya quizás mejor profesor que el tiempo, 
    tiempo que pasa y que pesa, 
    y que nos pisa con su marcha irreversible, 
    con su caminar infatigable. 

    ¡Vaya tiempo fugaz, vaya tiempo implacable! 

    En su andar sin pausa, 
    deja atrás anhelos de juventud 
    y pone encima de nosotros 
    los rastros más auténticos 
    de lo que en el presente somos; 
    lo que a cada cual le toca 
    en el salón de la vida, 
    y no la máscara 
    que le dan, casi al azar, 
    para la inevitable fiesta de disfraces.

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