Chile es más importante en cobre de lo que Arabia Saudita lo es en petróleo"



El aporte de la minería cuprera al fisco se ha multiplicado por 12 en dos décadas. Valeria Ibarra  

Diario El Mercurio, Economía y Negocios, domingo 14 de abril de 2013

http://diario.elmercurio.com/2013/04/14/economia_y_negocios/_portada/noticias/731EFD8F-DA75-4AC7-AF09-31647760A002.htm?id={731EFD8F-DA75-4AC7-AF09-31647760A002}
 
Cada trabajador minero produce $60 millones al año, mientras su similar de la banca genera un cuarto de eso, $15 millones, y los de los retail , $10 millones. "Todos los chilenos saben que el cobre es importante, pero nadie dimensiona en cuánto", reflexiona el economista Patricio Meller, investigador de Cieplan y, desde hace un lustro, un obcecado investigador del impacto del metal rojo en Chile.
Un nuevo estudio sobre el impacto del mineral en Chile y que coordinó Meller, revela que si las exportaciones del metal rojo hubieran mantenido la tendencia histórica previa a 1990, el PIB chileno (con base a 2010) sería un 45% menor, claro que al efecto del boom del metal rojo se suman la estabilidad macroeconómica y política, los tratados comerciales y los flujos de inversión, entre otros factores.
El mineral, concluye, hizo que las exportaciones aumentaran 11 veces entre 1990 y 2011, que el aporte del cobre al fisco se haya multiplicado por 12 en 20 años, y que uno de cada cinco dólares que el Estado tiene venga de la minería cuprífera (llegando al 20,7%). "La economía chilena es adicta al cobre", dice.
Meller acusa que los macroeconomistas no creen que el metal rojo sea tan beneficioso para Chile y que esto se debe a la desmedida influencia de la tesis de la "maldición de los recursos minerales" del economista Jeffrey Sachs. Otro pensamiento en boga que le ha jugado en contra a la reputación del mineral es la noción de que deteriora los términos de intercambio.
Ambas, a juicio del investigador de la U. de Chile, son erróneas. "No es cierto que el cobre sea malo para el país, al contrario, el cobre ha sido clave en su crecimiento", sostiene. Chile dispone de más ingresos gracias al cobre, el Estado es más rico, "pasó de ser un deudor a un prestamista internacional gracias a él", el fisco tiene ahorros por esta bonanza. "El cobre ha aumentado el nivel de bienestar de la sociedad chilena... Nos ha acostumbrado a gastar más y tener con qué pagar", dice Meller. "El cobre genera un cambio brutal en cómo funciona la economía y cómo funciona todo... siempre fue importante, pero ahora es muchísimo más importante de lo que jamás fue", señala.
Este país pasó de representar un 17% en 1990 de la producción mundial al 32% en 2011. "Chile es más importante en cobre de lo que Arabia Saudita lo es en petróleo en el mundo. Tienes que sumar tres o cuatro países para tener lo que produce Chile", ejemplifica.
Pese a estas cuentas alegres, hay factores que preocupan. Uno es que el período de gran bonanza que le dio al país el metal rojo tiene un límite. "El salto de 11 veces en el crecimiento de las exportaciones no es repetible", ejemplifica, y si bien "en los próximos cinco años al menos no bajará el precio, debemos identificar estrategias de desarrollo para el futuro".
Comparación por regiones
Patricio Meller es autor y coordinador del estudio -financiado por Antofagasta Minerals, del grupo Luksic- sobre el impacto del cobre en Chile. Y uno de los capítulos más polémicos es el vinculado con las regiones mineras.
Las zonas mineras -Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo- tienen un PIB por habitante 163% mayor que las regiones no mineras (todas menos la Región Metropolitana) y los sueldos son un 60% superiores en ellas que en las restantes.
El panorama se deteriora en términos sociales. Las pruebas Simce y la PSU de las áreas mineras son menores que en el resto; en las zonas mineras hay menos camas de hospital por persona, así como hay más viviendas con hacinamiento.
En calidad de vida, las conexiones a televisión por cable son 40% más altas en las áreas con predominio minero, hay un 14% de más vehículos por habitante, así como un 29% de mayores ventas de supermercados.
Y siguen las paradojas: en las zonas mineras se consume 43% más de drogas, hay un mayor número de delitos y más población penal (21%).
"El Estado se resta de estar en las regiones mineras", señala Meller. ¿Dónde está el dinero que generan las regiones mineras y que no se queda allí? "Mira para afuera", dice Meller, mirando desde su oficina en Vitacura. "Está en las comunas de la Región Metropolitana", concluye.
EL PIB POR HABITANTE de las zonas mineras es 163% mayor que en las áreas no mineras, pero allí se consume más droga y hay más población penal.

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