Venezuela - el derecho a pensar y a actuar en libertad‏

María Corina Machado, diputada venezolana, ante las inminentes elecciones presidenciales:
"América Latina nos está dando la espalda"
 
Con emoción, esta ingeniera industrial de 45 años, rostro femenino de la oposición política en Venezuela, denuncia "la soledad en que estamos quienes luchamos por la transparencia y la democracia". Sin medias tintas, habla del desabastecimiento que enfrenta Caracas, de la "crisis institucional" en su país y cuestiona el legado social de Hugo Chávez. "El voto en mi país es rebeldía y la rebeldía es esperanza", dice.  
Por María Cristina Jurado. 
Diario El Mercurio, Revista Ya, martes 25 de marzo de 2013
http://diario.elmercurio.com/2013/03/26/ya/_portada/noticias/71577256-2581-4169-8346-32A46CE936DE.htm?id={71577256-2581-4169-8346-32A46CE936DE}

-Mi país, Venezuela, siempre fue solidaria con las democracias del hemisferio. Fuimos solidarios con las naciones de Centroamérica y del sur cada vez que atravesaron los rigores de una dictadura. También con Chile. Cuando necesitaron una voz valiente, les abrimos los brazos. Siento que hoy esos gobiernos nos dan la espalda. Por razones económicas, ideológicas o geopolíticas, nos han dejado solos. Pero si los gobiernos nos dan la espalda, recurriremos a los pueblos. También al de Chile.
La voz de la diputada por el estado de Miranda, María Corina Machado, elegida en 2010 con la mayoría más alta de su país, se quiebra. Desde la muerte de Chávez nunca antes Venezuela se vio enfrentada a un desafío de esta magnitud, subraya, un desafío gigante que podría convertirse, con trabajo y la ayuda de muchas manos, en una oportunidad histórica.
Las elecciones del 14 de abril, enfrentando al vicepresidente Nicolás Maduro por la corriente chavista y a Henrique Capriles por la oposición, son para ella el norte de sus días, desde que Hugo Chávez falleció de cáncer secundario en la zona pélvica el pasado 5 de marzo.
Machado, una diputada persistente y con carisma, ha tomado las riendas de la oposición política en su país. Desde su lugar en el Parlamento, es una voz que se escucha adentro y afuera de su nación. Esta es una mujer que aprendió a hacer política por carreteras polvorientas, manglares espesos y ríos caudalosos que ha navegado en embarcaciones precarias. Hace rato que sus tacos se rompieron caminando por sabanas y villorrios, hace rato que aprendió a peinarse bajo la lluvia tropical. Contra viento y marea, María Corina Machado, luchadora impenitente contra el chavismo, conserva su imagen de mujer cuidada. Siempre maquillada y con su pelo al viento, esta caraqueña lucha con fuerza por sus ideas políticas, pero mantiene las formas. Durante muchos años convirtió su ropa de marca -como cualquier venezolana de clase privilegiada, alguna vez hizo shopping en Nueva York, vio teatro en Broadway y comió en París- en un austero uniforme de camisa blanca y jeans. Hoy, a veces cambia a celeste, pero mantiene la austeridad: en política, dice Machado, no se deben distraer recursos. Y sonríe.
Ya son once años los que lleva luchando desde su tribuna en Caracas. Once años desde que, en 2002, cofundó el movimiento civil Súmate, desde donde saltó a la política pura y dura. Elegida diputada por la Mesa de Unidad Democrática en 2010, dijo:
-Los venezolanos son gente buena, decente y libre. No quieren vivir en el miedo y el odio. Yo, con mi trabajo y con mi empeño, voy a defender su derecho a pensar y a actuar en libertad.
Durante sus primeros años de batalla política y su campaña al Parlamento, adquirió fama por su osadía, actitud que muchos en Venezuela criticaron. Llegó al punto en que, por su concentrada dedicación a la política, recibió críticas respecto de la seguridad de sus tres hijos.
-No quiero hablar de secuestros ni quiero hablar de riesgos porque ya he tenido muchos problemas con el padre de mis hijos -reconoció en 2010.
En un país tradicionalmente machista, que siempre reservó durezas y rigores para los políticos, Machado demostró que ser mujer no era sinónimo de autocensura. Con su equipo, se internó en poblaciones y caseríos pobres de Caracas, considerados reductos tradicionales del chavismo, y, puerta a puerta, desplegó su proyecto. Recorrió las provincias a veces bajo lluvias tropicales y bajó a zonas infestadas de mosquitos, metiéndose en territorios inhóspitos donde, al final de su campaña, cosechó cientos de votos.
A solo dos semanas de las nuevas elecciones presidenciales en Venezuela, dice hoy:
-Somos un país machista, de identidad latinoamericana machista. A las mujeres siempre nos ha costado todo mucho. Pero estoy convencida de que nuestra alquimia sagrada y originaria como venezolanas, atravesada por el valor intrínseco de la libertad, al fin ganará la batalla. Somos una nación de mujeres guerreras: "resteadas", decimos nosotros. Es nuestro carácter Caribe: valiente y noble al mismo tiempo. Eso sí: esta es una lucha de hombres y mujeres. Y no es fácil porque en este país los que luchamos estamos muy solos. América Latina nos está dando la espalda. Nos ha dejado solos.
 
Oportunidad histórica
-La situación hoy en Venezuela es crítica. El desafío que enfrentamos solo es comparable a la oportunidad histórica que tiene nuestra generación. Vivimos un conflicto social gigante, el año pasado hubo más de 5.400 protestas. Tenemos la segunda inflación más alta del planeta: el gobierno reconoce un 20%, pero te puedo decir que solamente en el mes de enero superó un 3 por ciento.
La voz metálica abandona la suavidad. Cuando María Corina habla en cifras no ofrece respiro. Desde su perspectiva femenina describe el desabastecimiento que reina en el país, donde "la percepción pública es de un desabastecimiento que supera el 80%".
-En Caracas no se encuentran fácilmente azúcar, harina de maíz, leche, todos productos de la dieta común venezolana. Es muy difícil componer una comida. Y en provincia la situación puede llegar a ser aún peor.
Para las madres, detalla, la falta de productos de primera necesidad se ha vuelto un calvario en las principales ciudades venezolanas: no hay leche en polvo, el pan y las carnes escasean, los cereales y granos también. Alejados de los centros urbanos, los campos ofrecen algún respiro: las plantaciones y crianzas de ganado, aunque hoy mal explotadas, surten a la gente con su producción.
Pero Machado hace, sobre todo, hincapié en lo que ella -y toda la oposición política venezolana- denomina "la aberración y la atrocidad" constitucional que, dice, se concretará en el país de asumir Nicolás Maduro a la presidencia de la república el próximo 14 de abril.
-Es que hoy los chavistas y sus boys hacen lo que les da la gana con la Constitución venezolana. Se nos viene encima una gran crisis institucional porque el proceso de sucesión presidencial está absolutamente viciado. Nunca en Venezuela se amparó que un vicepresidente pudiera llegar a presidente y será el caso de Maduro en caso de ganar, fraudulentamente, estas elecciones. Un proceso que, de llevarse a cabo, lo será con el aval del Tribunal Supremo de Justicia, cuyas salas están controladas hoy por el Poder Ejecutivo. Piensa que, cuando Chávez murió, ya Maduro ocupaba la vicepresidencia ilegalmente. Todo esto es una violación atroz de la Constitución de la República. Una aberración histórica.
No le tiembla la voz a María Corina Machado.
Tampoco cuando, directamente, culpa de complicidad a los demás países del continente, entre los que incluye a Chile:
-Todos son cómplices, nadie ha elevado una palabra crítica contra esta situación. No ha habido una palabra de apoyo o respaldo a los venezolanos que luchamos por la democracia. No quiero sonar ingenua o romántica. Cada vez que hago alusión a la Carta Interamericana de Derechos Humanos, que todos los estados miembros de la OEA suscribieron en 2001, me dicen que lo soy.
-¿Se siente con esperanza el pueblo venezolano?
-Tal como lo hizo el pueblo de Chile, el de Venezuela se siente como una sociedad comprometida en su lucha por la democracia. Pero eso parte por llamar a las cosas por su nombre, partiendo por calificar los regímenes por lo que son. En Venezuela no hay democracia. Y ninguna de nuestras elecciones (en 14 años hemos tenido 19 elecciones) ha sido limpia ni justa.
-Se dice que el pueblo venezolano adoró a Chávez. Y es probable que vote por Maduro.
-A ver, hay mucho mito en esto del endiosamiento de Chávez y del chavismo. Muchos gobernantes recientes de América Latina han dejado sus gobiernos con inmensa popularidad: Álvaro Uribe en Colombia con 83%, Lula de Brasil con 86%, la misma Bachelet, con 80%. Y estos fueron gobernantes cuidadosos de la separación de poderes, no persiguieron a los medios de comunicación, no utilizaron los recursos públicos para autopromocionarse. Durante 14 años Chávez, con un proceso bañado en irregularidades, no pudo dejar de reconocerle a la oposición por lo menos un 45%. No podemos decir que el pueblo venezolano es chavista.
-El gobierno de Chávez transfirió millones de dólares en recursos hacia los pobres de Venezuela.
-Es indiscutible. Ha habido programas de transferencias directas en forma de becas, subsidios habitacionales, alimentos, educación. Evidentemente ha habido un impacto en el nivel de vida de muchos en la línea de la subsistencia. Pero la única manera de superar la pobreza es con educación y trabajo. Ellos crearon una sociedad dependiente del Esque destruyó el empleo privado. En el sector manufacturero, se redujo el 50% de las empresas que existían hace catorce años.
-El empleo también se transformó.
-Hubo un traslado brutal desde el privado hacia el empleo informal y el empleo público. En estos años se expropiaron más de 4,5 millones de hectáreas productivas de fincas de leche, hortalizas, fincas de caña de azúcar, que se convirtieron en empresas del Estado. Lo mismo en sectores siderúrgicos y centrales azucareras. En el turismo se expropiaron decenas de hoteles. Baste con decir que los empleados públicos en Venezuela subieron de un millón novecientos mil a más de tres millones.
El discurso se le inflama a María Corina Machado, quien en estos días casi no descansa. Mujer culta, de trabajar como ingeniera industrial saltó a la Universidad de Yale, que la eligió en 2009 entre 900 candidatos para su World Fellows Program, destinado a crear una red de líderes emergentes. Dedicada completamente a la política y a solo dos semanas de la elección del 14 de abril, aúna fuerzas con todos los opositores del país en torno al candidato Henrique Capriles.
Lo dice desde su casa en Caracas y lo repite más tarde, acurrucada en su auto, el único lugar privado donde logra articular ideas sin que nadie la interrumpa. Esta jornada, para ella, comenzó a las seis de la mañana y no parece querer terminar:
-Los opositores al régimen de Chávez, Maduro y los chavistas hemos logrado una unidad de propósito que tiene un norte superior. Nos hemos propuesto luchar contra un régimen y una maquinaria que atenta contra la libertad y la democracia en Venezuela. El voto en este momento en mi país es un acto de rebeldía. Y la rebeldía es esperanza. Por eso, porque nos hemos apropiado de la esperanza, es que jamás, jamás, dejaremos de esperar.

"Los venezola-nos son gente buena, decente y libre. No quieren vivir en el miedo y el odio. Yo voy a defender su derecho a pensar y a actuar en libertad".

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