Plantas "invasoras" están creciendo en las montañas y afectan la vegetación nativa

Encuentro internacional de especialistas se realizó en Pucón:


Compiten con las especies locales por el territorio, la polinización y vuelven el paisaje menos diverso.  

por Richard García 

Diario El Mercurio, miércoles 28 de noviembre de 2012

La presencia de retamos en el borde de los ríos precordilleranos o de pinos ornamentales junto a majestuosas araucarias puede parecer una curiosidad para unos, ser grato estéticamente para otros, pero científicamente se trata de la evidencia de un problema creciente que inquieta a los expertos a nivel mundial: la homogeneización del paisaje. Esto, debido a la omnipresencia de especies invasoras oportunistas, incluso en áreas donde hasta hace muy poco era más improbable verlas, como los ambientes de montaña.
El tema fue abordado por un grupo internacional de especialistas en un congreso organizado esta semana en Pucón por el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB). El grupo se llama Miren por Mountain Invasion Research Network y lleva siete años trabajando con gente de todos los continentes, destaca Aníbal Pauchard, quien es investigador del Laboratorio de Invasiones Biológicas de la U. de Concepción y también del IEB.
"Esta red ve a nivel mundial cómo estas plantas, que primero se introducen en las zonas de los valles donde hay más presencia de personas, son capaces de subir hacia las montañas y al hacerlo pueden desplazar a la flora nativa, aumentar la frecuencia de incendios o afectar los ciclos hidrológicos del agua", indica.
La mayor preocupación es que muchas de esas zonas de vegetación de altura coinciden con las áreas donde están las principales áreas protegidas y reservas, por lo que se corre el riesgo de que modifiquen justamente los ambientes más sensibles.
El cambio climático podría acelerar el proceso, reconoce. "Pensamos que como va a empezar a subir la temperatura en las montañas, estas especies acostumbradas a temperaturas más tibias en zonas más bajas van a encontrar un ambiente propicio para propagarse".
El diagnóstico es que si bien las zonas de montaña son relativamente prístinas, cada vez aumenta la cantidad de caminos y gente que llega a esas áreas sin tomar las precauciones sobre cuáles especies pueden introducirse, por ejemplo, en el caso de las plantas ornamentales o de los cultivos forestales. "La gente siembra las plantas bonitas o las que las que les van bien y es normal que las semillas escapen".
También pueden ser transportadas a las zonas altas por la ropa, los zapatos de trekking y los vehículos. "El ripio empleado en la construcción de caminos es el principal vector", afirma Pauchard.
Algunas pueden llegar a ser tan abundantes que generan suficiente combustible para que se produzcan incendios forestales. También pueden atraer a los polinizadores de las plantas nativas y hasta contener compuestos químicos que resultan tóxicos para otras plantas.
"Desde el punto biogeográfico estas plantas han estado separadas por continentes por miles de años y han tenido estrategias evolutivas únicas. El hecho de que hagamos una mezcla de ellas va a traer consecuencias. A algunas les va a ir muy bien y van a ser abundantes, pero eso va a cambiar los ecosistemas", advierte Pauchard.

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