Para que Santiago conserve y desarrolle su carácter‏




El Observador Urbano
Hacia un Santiago de calidad mundial
Conflicto en Barrio de las Flores

por Miguel Laborde
Diario El Mercurio, sábado 27 de octubre de 2012

Vivir en una casa rodeada de verde y en plena ciudad, en una vivienda aislada pero integrando un barrio, fue la fantasía de un socialista utópico. Casi un juego, elaborado por un norteamericano -Edward Bellamy-, quien se puso a soñar un mundo mejor y en 1887 escribió una novela ambientada en el año 2000.
Se formaron clubes y comunidades utópicas, y marcó a dos generaciones de estadounidenses justo cuando esa nación emergía como potencia. Se quería dejar atrás el pasado (Europa) y avanzar a la creación de un imaginario propio.
Su libro se llama "Mirando hacia atrás". En él, las personas viven en casas rodeadas de jardines, separadas pero unidas por cable para oír música o conferencias. Cuando salen, no necesitan usar sucios billetes; usan tarjetas de crédito.
Un británico, Ebenezer Howard, advirtió que lo del jardín era una buena idea para sanear el aire ya oscuro de los barrios industriales. Pensaba en los obreros: si seguían malviviendo, vendría una revolución. Mejor construir urbes saludables, con buen transporte público, equipadas para vivir en comunidad.
Un sueño muy caro, por lo que en muchas ciudades sólo se aplicó para barrios acomodados. Santiago de Chile, en la comuna de Providencia, tuvo el modelo aportado por Ricardo Lyon y su esposa Loreto Cousiño. Uno de los más clásicos de América Latina.
Aunque las casas, en gran parte, han sido sustituidas por edificios, sobrevive la trama vegetal. Pero un grupo de vecinos, en el Barrio de las Flores -entre Pocuro y Bilbao, Jorge Matte y Tobalaba-, no quiere sufrir ese mismo destino. Saben que ahí tienen algo que ya no podrán encontrar en otro lugar, con ese acceso peatonal al comercio y el transporte, a colegios y estadios, áreas verdes y ciclovías. Por algo la generación nueva, la de veintitantos -más "urbanita"- ha descubierto la zona.
Incomodan a los vecinos las normas del Plan Regulador Comunal, que ahí permite edificios de siete pisos. No quieren reglas generales, igualitarias, de las que tanto daño le han hecho a Santiago. Les gusta la diferencia; han visto que mientras más se diferencian los barrios -Pedro de Valdivia Norte, Italia, Bellavista, Seminario, Las Flores, El Bosque-, más rica es su comuna.
Para que Santiago conserve y desarrolle su carácter, cada barrio necesita un Plan Seccional, con participación de los vecinos. Fantasía utópica, con libertad de vivir dónde y cómo uno quiera.
Así fue la tradición indígena local. Sin trabajar al servicio de una casta, acarreando piedras, sino cada uno en su ruca con huerta, en unidades aisladas a lo menos 40 metros, libres de irse a otro valle si no les gustaba el cacique escogido por la comunidad.
En el condado de Hertfordshire están las primeras ciudades jardín; se pueden visitar en las cercanías de Londres, a media hora en tren hacia el norte. El patrimonio de Providencia, en un barrio-jardín que es modelo en su tipo, también merece pasar a la historia, tal como el Bogenhausen de Munich. Es barrio con historia.
Un barrio jardín en Bogotá: www.usaquen.gov.co
 Mantener el sector
Incomodan a los vecinos las normas que permiten edificios de siete pisos. No quieren reglas generales, igualitarias, de las que tanto daño le han hecho a Santiago. Les gusta la diferencia

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