A menos de dos semanas de las elecciones de EE.UU.: Obama y Romney cambian sus estrategias y roles en el último tramo de la campaña


Hace menos de un mes, el candidato republicano se esforzaba por alcanzar al Mandatario. Ahora, el Presidente está en una posición de "retador" y su rival como "defensor" de un puesto que aún no tiene.  

 

En su recorrido final, la carrera a la Casa Blanca está casi irreconocible. Tras meses de encuestas estancadas en un empate técnico en 47-46% -que favorecía al Presidente Barack Obama- los roles se invirtieron. Ahora, es el Mandatario quien parece estar tratando de alcanzar a su rival republicano, Mitt Romney. En este escenario, donde el demócrata se plantea como el desafiante frente el ex gobernador, quien intenta mantener una muy leve ventaja, también ambas campañas han tenido que cambiar sus estrategias.
Obama partió ayer en una gira de 40 horas en la que cruzará el país, con escalas en ocho estados y que lo obligaría a pasar la noche a bordo del Air Force One, el avión presidencial. Desde que asumió en 2009, es la primera vez que pasa la noche en vuelo dentro del país.
"No quiero perder esta elección", escribió a sus seguidores en un e-mail , en el que también hizo el infaltable pedido de donación: US$5. En el mensaje -repartido a la lista de correos de la campaña- nunca usó la palabra ganar y siempre habló de no ser derrotado. Fue una de las primeras muestras de que el discurso demócrata cambió: "P.D. -finalizó el Presidente- No sé qué tipo de noche electoral tendré, pero me gustaría que seas parte del evento en Chicago".
"Tengo un plan"
La campaña demócrata se preparaba para repartir 3,5 millones de copias de "Blueprint for America's Future" ("Proyecto para el futuro de EE.UU.") una suerte de programa de gobierno que reúne las ideas y las propuestas que se han discutido durante los últimos meses. La distribución será fundamentalmente en los estados indecisos, que son los que decidirán la elección, aunque también se puede ver en el sitio de la candidatura y fue enviada por e-mail .
"Tengo un plan que de verdad creará empleos, reducirá el déficit e incrementará la seguridad de la clase media", prometió el Presidente ayer en Iowa. Paralelamente, los demócratas preparan una avalancha de avisos por televisión en los estados clave.
Romney se veía mucho más relajado. Su agenda era menos frenética, con escalas en tres estados, y el mensaje a sus seguidores fue que la campaña del Mandatario demócrata se desmorona, mientras que la republicana "gana mucha fuerza".
De cierta forma, dice The Washington Post, ambos candidatos "están blufeando". La mayoría de las encuestas están en un empate o, como en el caso del sondeo Gallup que le dio hasta 7 puntos de ventaja a Romney la semana pasada, las ventajas de uno u otro desaparecen en cuestión de días para volver al equilibrio. Ninguno es realmente el favorito, ni tampoco el seguro perdedor, lo que significa que la elección será decidida por un puñado de electores (entre 3% y 8%) que aún no definen su voto.
Con esto los dos marcaron el sello que tendrá la última parte de sus campañas: Romney desde la posición de ventaja, de bando presumiblemente ganador, y Obama como el candidato secundario, la campaña que tiene que pelear por ganar algo que no tiene. Aunque inusual para esta competencia, son roles que los dos conocen bien: el republicano fue el favorito destinado a ganar en las primarias de su partido, y el Presidente fue el candidato en desventaja que terminó por dar la sorpresa y ganarle la nominación a Hillary Clinton en 2008.
El panorama es el resultado inesperado de los debates, que no convencieron a los indecisos, su principal objetivo. Según el sitio Politico, fue la enérgica actuación de Romney en el primer debate el que le quitó el impulso que traía Obama en las encuestas y forzó al equipo del Presidente a realizar el cambio sutil pero significativo en las últimas dos semanas de campaña.
Varios demócratas confidenciaron a Politico que para esta etapa "los cerebros" de la campaña de Chicago planeaban subrayar cuatro años de "progreso sólido y constante", a lo que añadirían algunos ataques contra el republicano. Pero ahora la presión está sobre Obama. Fue este cambio el que hizo a la campaña divulgar el compilado de propuestas, pese a que se había resistido a los consejos de figuras como el ex Presidente Bill Clinton, la jefa de la bancada en la Cámara Baja, Nancy Pelosi, o el estratega James Carville, quienes señalaban que el Mandatario necesitaba pasar menos tiempo atacando a Romney y más tiempo promoviendo su plataforma.
5 millones
de dólares ofrece a la campaña demócrata el multimillonario Donald Trump, quien apoya a Romney, si Obama divulga su historial universitario o los documentos para solicitar su pasaporte.
 Polémica complica a republicanos
Otra vez, un candidato a legislador republicano pone en aprietos a Mitt Romney. El postulante al Senado Richard Mourdock afirmó que si una mujer resulta embarazada por una violación "es algo que Dios quiso".
La frase desató una polémica que fue aprovechada por la campaña del Presidente que dijo que "sería bueno que las mujeres recordaran esto cuando vayan a votar". "Esto nos recuerda lo que significaría tener un Congreso en manos de los republicanos, que están en contra de la libre elección por parte de las mujeres para administrar libremente su salud", dijo un portavoz de Obama.
La campaña de Romney aseguró que él "está en desacuerdo con esas palabras, que no reflejan su posición sobre el tema".
Mourdock tuvo que salir a aclarar sus dichos. "Dios crea vida, y ese es mi punto", escribió en un comunicado.
A la conquista de los latinos
"Si logro un segundo mandato, una razón de peso de mi triunfo habrá sido que el candidato republicano y el Partido Republicano se ganaron la antipatía del grupo demográfico que crece con mayor rapidez en el país, los latinos", afirmó el Presidente Obama en una entrevista con el diario Des Moines Register divulgada ayer.
Obama dijo que el distanciamiento de los republicanos con los hispanos (52 millones de personas, un 17% de la población) es "un fenómeno relativamente nuevo", ya que el ex Presidente George W. Bush -quien intentó reformas migratorias que fracasaron-, "entendió los cambios en Estados Unidos".
"Necesitamos una reforma migratoria, y estoy totalmente comprometido con lograrla", insistió el Presidente.

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