Un chileno reclutado por la NASA para buscar exoplanetas‏

Chileno, ingeniero, posdoctorado de la U. de Arizona, fue reclutado para la NASA en un ambicioso proyecto que busca planetas como la Tierra más allá del sistema solar, donde podría haber vida. Como, dice, lo que hizo Colón hace 500 años.   

POR CLAUDIO GAETE H. | FOTOGRAFÍAS SERGIO LÓPEZ I.  

Tenía unos 12 años y después de estar buscando toda la noche con su telescopio, uno usado, hecho en Estados Unidos, de 4 pulgadas y media, logró encontrar Júpiter en el firmamento. Eran las seis de la mañana. Se puso tan contento que despertó a toda la familia. "Se enojaron todos conmigo. Pero luego se alegraron porque sabían lo mucho que me gustaba la astronomía". Luego de ese momento cúlmine, comenzó a automatizar su telescopio, se las arregló para ponerle motores y así poder moverlo.

Eduardo Bendek creció apasionado por la ciencia, el espacio y los aviones. 

Este 4 de septiembre empieza su aventura más apasionante, una que ni siquiera soñó en sus días de niño astrónomo. Ese día oficialmente comienza a trabajar en la NASA, en un proyecto destinado a buscar planetas similares a la Tierra más allá del sistema solar. 

Para él es como la aventura en la que se embarcó Cristóbal Colón en busca de las Indias Orientales hace más de 500 años. Y a los 35 años, la emoción y el entusiasmo son los mismos de aquel chico de Macul que creció mirando las estrellas.

"Queremos encontrar un planeta como la Tierra donde podría haber vida. Para eso necesitamos tener la combinación química, saber si tiene agua, aire, oxígeno, conocer su masa para saber si es rocoso, si su temperatura está en el rango que permita la vida, saber su órbita y la masa para asegurar que la gravedad sea razonable y no muy acelerada que no obligue a que una persona esté aplastada contra el piso. Tenemos financiamiento porque es una tecnología promisoria", asegura.
Los años en Paranal
Eduardo es el menor de cuatro hermanos. Tiene 10 años de diferencia con el hermano mayor y 7 con el que le sigue. Estudió en el Saint Gaspar College y su predilección por la astronomía comenzó a los 9 años, cuando el país vivía convulsionado por el paso del cometa Halley. 

También pensaba ser piloto.

"Aprendí inglés muy rápido, leyendo revistas extranjeras porque cada vez que alguien viajaba yo les pedía una. Además tenía maquetas de aviones a escala y me entretenía construyéndolas", recuerda Eduardo, quien está de paso por Chile para ver a su familia antes de comenzar su misión espacial.

Su amor por los aviones se acrecentó y pensó entrar a la Fuerza Aérea para ser piloto. La miopía lo dejó fuera. Y se dijo a sí mismo: "Si no puedo volar aviones de combate, volaré aviones privados. Voy a estudiar y luego voy a hacer un curso de piloto civil".

Ingresó a ingeniería industrial mecánica en la Universidad Católica. Era el año 1995 y en esa época la facultad abrió un grado académico en Astronomía. Se acordó cuando a los 12 años tuvo su primer telescopio y tomó el curso. Incluso pensó en cambiarse de carrera. "Al final me quedé en ingeniería, mi familia es súper conservadora y tradicional y aunque nunca me lo dijeron directamente, sintieron que estudiar ingeniería civil en la Católica era mejor". 

-¿Era un niño genio usted?

-No lo diría así, pero me iba súper bien en el colegio y en la universidad. Me decían cabezón. 

Después de terminar ingeniería montó una empresa con unos amigos que llamaron YX. "Queríamos hacer drones, aviones no tripulados. Yo armaba mis propios aviones radiocontrolados de niño, así que queríamos hacer drones para aplicaciones comerciales, como monitorear incendios, búsquedas de minerales, sobrevolar las viñas para saber si están listas para ser cosechadas". 

Era el año 1999 y junto a los otros tres socios (Felipe Vásquez, Alejandro Pattillo y Mike Leatherbee) comenzaron a desarrollar la idea, pero no resultó como esperaban. "No había clientes. La gente nos pedía softwares para sus empresas así que comenzamos a dedicarnos a eso", recuerda Bendek Les fue bien. La empresa pasó a llamarse XY Wireless y abrieron oficinas en Sudamérica y Estados Unidos. 

Pero Eduardo Bendek seguía con la inquietud científica en su cabeza. Y no lo pensó dos veces cuando le ofrecieron trabajar en el observatorio Paranal, perteneciente a ESO, cuando se abrió un cupo de ingeniero en instrumentación.  

"Paranal es el observatorio más avanzado del mundo. La gente en Chile no se da cuenta de la preponderancia que tiene el país en astronomía y en ciencia. Yo voy a conferencias en Europa y Estados Unidos y todo el tiempo escucho como dicen: 'Este proyecto se va a Chile'. Antes del final de la década vamos a tener el 70 por ciento de la infraestructura mundial en astronomía en Chile", afirma con entusiasmo.

Entró a Paranal en julio de 2003. Su trabajo era preocuparse de que los instrumentos, como las cámaras, estuvieran listos para operar, que la cantidad de fallas fuera la mínima posible. 

Al contrario de los astrónomos, quienes trabajan de noche y duermen de día, él tenía un horario diurno. Pero en sus horas libre se pasaba noches enteras junto a los astrónomos conversando del universo y, en más de una ocasión, tuvo la posibilidad de ponerse tras el telescopio y escudriñar el espacio a su antojo.

"Te das cuenta de lo que es estar ahí, estar con un instrumento observando el centro de la galaxia y ver eventos que son increíbles".

-¿Dónde radica su fascinación por el universo?

-Si te gusta la ciencia y la ingeniería y de repente estás viendo fenómenos que son de una energía, velocidad y magnitudes extremadamente violenta es muy emocionante. También lo es observar Saturno o Júpiter, mirar directamente los planetas es algo muy hermoso.

Dice que esos fueron sus mejores años. Por lo que aprendió, observó y por las largas charlas de madrugada con los astrónomos.

Además le permitió cumplir una tarea pendiente. Paranal está a 2.600 metros sobre el nivel del mar y tiene un régimen de turnos que deja varios días libres al mes. Él los aprovechaba para tomar un curso de aviación civil que logró pasar exitosamente y pudo convertirse finalmente en piloto.

Camino a la NASA
Estuvo cinco años en Paranal. Pero quería seguir aprendiendo y decidió realizar un doctorado. Postuló a una beca Fulbright y quedó seleccionado en cinco universidades de Estados Unidos, entre ellas las prestigiosas Princeton y Cornell. Después de recorrerlas todas y ver qué oportunidades le ofrecían optó por la Universidad de Arizona. "Era la única que tenía departamento de óptica. Son muy pocas en el mundo y la de Arizona es la mejor en eso en Estados Unidos. Tienen un laboratorio enorme, con espejos de ocho metros para unos telescopios que van a llegar el próximo año y otro gigantesco que se construirá el 2020. Y yo vi que todo era para Chile, entonces me dije 'aquí es donde tengo que venir'", sostiene. 

Comenzó en Arizona en 2008 y trabajó en un programa de óptica adaptativa láser, "que es lo que se va a necesitar en todos los telescopios, es lo que viene", asegura. 

Estuvo dos años en eso. Hasta que se le acercó un profesor francés, Olivier Guyan, quien le hizo una pregunta que cambió su vida: "¿Quieres trabajar en un proyecto para una misión espacial?". Le explicó que se estaba ocupando una tecnología nueva para detectar si hay exoplanetas (planetas similares a la Tierra fuera del sistema solar) y que contaban con financiamiento de la NASA.

Bendek se quedó entre interesado y pasmado. Tenía otros planes. Terminar sus investigaciones en la universidad y volver a Chile para aplicar sus conocimientos de óptica. Habló con su supervisor, quien dirigía su trabajo en la universidad y quedó en trabajar mitad y mitad en ambos proyectos. 

"Empecé a trabajar con gente de NASA y obtuvimos muy buenos resultados. Era el año 2010 y me fui a NASA a trabajar en una prueba. A ellos les gustó como habían resultado las cosas porque lo que habíamos planificado para hacer en una semana logramos terminarlo en dos días. Fue entonces cuando me preguntaron si me interesaba trabajar en la NASA", recuerda.

Le dijeron que había tres puestos disponibles y que podía postular al que quisiera. Había uno que calzaba perfecto para él: un doctor que trajera su propia tesis y trabajara en su propio laboratorio en el proyecto EXCEDE, dedicado a la búsqueda de exoplanetas. 

"Al ser posdoctorado podía armar mi propia línea de investigación, mi propio laboratorio. Pero, además, de mi trabajo dependen los resultados, así que también es un gran desafío. Postulé a los tres puestos el año pasado. Quedé seleccionado y ahora me voy a California, a las oficinas que NASA tiene en Silicon Valley para comenzar con mi investigación", cuenta sin disimular su entusiasmo.

Estará al menos otros tres años fuera del país.

Explica que la detección de exoplanetas se hace de manera indirecta. "La estrella es tan brillante y el planeta tan chico que uno no lo puede ver directamente. Lo que se hace es detectarlo por señales indirectas, por el efecto que el planeta provoca en la estrella", explica.

En 2009, la NASA lanzó la misión Kepler, destinada a buscar este tipo de planetas. Según explica Bendek, el procedimiento que utiliza es detectar el cambio en el brillo de la luz de la estrella, causado por el paso de los planetas, los cuales no alcanzan a ser vistos, pero de esa manera es posible calcular la masa y volumen de dichos planetas. Sin embargo, dice Bendek que Kepler ha detectado menos de un 1 por ciento de los posibles exoplanetas, así que seguro que hay mucho más allá afuera. 

-¿De qué sirve saber que existe un planeta similar a la Tierra?

-La misma pregunta que le hicieron a Colón. Cómo sabes si puedes viajar o no si no sabes lo que hay más allá del mar. Lo primero, antes de enjuiciar y viajar o no viajar, es hacer el mapa. Encontremos lo que hay. Colón tomó las carabelas para hacer una misión suicida donde todo el mundo pensaba que el resultado sería caer en una cascada de agua, pero igual lo hizo. Aquí estamos siendo 100 veces más conservadores que eso. Veamos qué hay. 

-¿Qué avances podemos esperar en los próximos 50 años?

-Un mayor avance en las telecomunicaciones, viajes dentro del sistema solar. Pero siento que mientras más aprendo, más veces tengo que decir "no sé".  
_______

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS