Memoria comunal:BARRANCAS


Los propios vecinos cuentan la historia de Barrancas

Libro revela cómo un caserío rural se convirtió en Lo Prado.  

Romina de la Sotta Donoso 

Diario El Mercurio, martes 25 de septiembre de 2012

Hace 150 años, era un caserío rural y paso obligado para ir a Valparaíso. Cuando se funda, en 1897, la comuna de Barrancas, es igual de pintoresca que Apoquindo o El Salto. La larga historia que recorre hasta hoy esta localidad -rebautizada como Pudahuel en 1975 y como Lo Prado en 1981- es ahora contada por los propios vecinos en un libro editado por la Municipalidad de Lo Prado. Para escribir "Memorias de Las Barrancas y Lo Prado", la historiadora Araucaria Rojas entrevistó a 35 vecinos.
"Lo que más recuerdan los lopradinos es el proceso de asentamiento en Barrancas, la carencia de servicios básicos y la lejanía respecto del centro. Manifiestan, asimismo, una nostalgia profunda respecto del pasado, estribada sobre todo en la sociabilidad articulada en espacios comunes. Recuerdan las quintas de recreos, los cines de barrio y los clubes sociales, así como las instancias donde se organizaron para mejorar sus casas y su barrio", comenta Rojas.
Porque Barrancas, al igual que La Chimba y Chuchunco, era barrio de remolienda. Había cueca y cantinas a toda hora, y el Dieciocho duraba varios días. Míticas fueron la Quinta Garay, Los Robles y El Torito (de Clarisa Sandoval, madre de los Parra), y después florecieron clubes deportivos y sociales tan famosos como Club de tiro al blanco Patria i Libertad, el Buenos Aires Atlético y el Lautaro Chueca Club.
Y aunque en 1913 se inauguró el ferrocarril Yungay-Barrancas, la urbanización seguiría siendo un tema pendiente, por décadas. Incluso cuando empezaron a instalarse las primeras poblaciones -Lautaro, Blanqueado y Jardín Lo Prado- entre 1940 y 1960.
"Igual venía a ocupar el sitio. ¡Si no, se lo tomaban! El 22 de octubre del año 69 yo no tenía nada, nada, con unas latas que me habían regalado, vinimos a cuidar el sitio, porque había que cuidarlo, si no, los quitaban", recuerda el vecino Manuel Carvallo.
En 1970 nacieron los campamentos Che Guevara y Bernardo O'Higgins. "Fueron regulados por los mismos pobladores y se requería una inscripción a un Comité Sin Casa y la cancelación previa de cierta cantidad de cuotas CORVI", aclara Rojas.
Armaron, incluso, buses-aula que bien recuerda el profesor Félix Vargas: "Eran micros adaptadas como sala de clases y funcionaron desde abril del año 1971 hasta septiembre de 1973. Hoy es el colegio Ciudad de Caracas".
El vecino José Oportus acota que "Lo Prado está constituido por gente obrera, por eso somos así (...) pura gente de esfuerzo. Aquí no hubo ricos hacendados, sino gente del sur que venía desempleada, gente del norte que venía desempleada, que vino a buscar una esperanza de vida a Santiago, en Barrancas".
En particular, ex mineros salitreros, y sureños sobrevivientes de los desastres de 1939 y 1960, además de una permanente migración mapuche que instaló la chueca en las plazas y en los clubes deportivos del sector.
"Para algunas personas, vivir en Lo Prado es donde viven los pobres y es por ello que hay discriminación en muchos aspectos, pero a mí no me afecta, porque para mí todo esto es Santiago. A mí nunca me ha pasado nada, estoy feliz de vivir aquí", cierra el tenor José Quilapi.

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