Yo viendo y lloviendo por Rodericus


Diario El Mercurio, Jueves 23 de Agosto de 2012
http://blogs.elmercurio.com/editorial/dia-a-dia/yo-viendo-y-lloviendo.asp

Una tarde en que estaba lloviendo estaba yo viendo el aguacero caer. Era un mirar pensativo, pues los días de lluvia tienen la virtud de volvernos más reflexivos, propensos a un mayor ensimismamiento del ánimo y a un sereno coloquio con uno mismo, casi invitados por la cellisca taciturna cuyo golpeteo incesante acaba quizás por adormecernos.
Insisto. Una tarde en que estaba lloviendo estaba yo viendo el aguacero caer. No había necesidad de salir de la casa y exponerse a las inclemencias del frío y del agua. Tampoco daban deseos de abandonar la placentera pausa junto al fuego de una chimenea bien provista y de una deliciosa y siempre reconfortante taza de café. El invierno, sobre todo cuando sus lluvias nos empujan a la quietud y a permanecer en el interior del hogar, se convierte, entonces, en la estación más filosófica del año, ya que la filosofía es un oficio más amigo de climas gélidos antes que de atmósferas calurosas.
Repito. Una tarde en la que estaba lloviendo estaba yo viendo el aguacero caer. Sin embargo, y luego de un largo momento, reemplacé esta observación de la lluvia por la lectura de un libro breve y sugerente, el cual pronto hizo olvidarme de los chubascos que, sin interrupción, forzaban a ese encierro vespertino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS