Elson Beyruth dejó de jugar por Antonio Martínez



Diario El Mercurio, Domingo 19 de Agosto de 2012

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Se murió Elson Beyruth, un "10" que fue clásico.
El de los pases largos y a 40 metros de distancia, era el "8": Francisco Valdés, por ejemplo, pero el "10" estaba para otros menesteres: cortar el aire y entrar al área como tromba, con unos muslos que eran de hierro y músculo.
Nada de piernas largas y suaves, sino cortas y gruesas, pero duras y rápidas, para hacer la pared, disparar violento o picar en diagonal y arrastrar laterales y defensas.
Un "10" despierto como el hambre, que podía ser tirabuzón, taladro o sierra eléctrica.
Un "10" con pinta de "9".
Un "10" que fue reemplazado de a poco y sin dramas, por Sergio Messen, que llegó a Colo Colo y ocupó un puesto y cargo que se iría modificando y mutando.
Messen nació después que Beyruth, pero se murió antes: en enero del 2010.
A los velorios fueron unos cuantos. Al funeral, unos más. Y eso sería todo.
A los futbolistas retirados, más que a otros jubilados, les cuesta entender el proceso.
A ellos que los quisieron tanto, los retiran sin vuelta ni remordimiento. Las leyendas vivientes se mueren de pena, sin ayuda ni afecto y con un par de chauchas, mientras salen de la memoria.
Y se duelen y quejan porque temen terminar como el colega que no respira y que está encajonado, tieso, horizontal, blanco y frío.
Que nadie se engañe: así no más van a terminar.
Ellos que fueron luz del fútbol, según pasan las décadas y se hacen viejos, entran al túnel del tiempo, donde el brillo es poco, el cariño escaso y lo único que corre y vuela es el olvido.
Dicen que en Argentina es distinto y quieren a los ídolos. A lo mejor es verdad. Y en Ucrania seguro que es otra cosa, y no digamos en Hungría, pero estos son razonamientos y comparaciones inútiles, porque la suerte de deudos, futbolistas y muertos, está echada: esto es Chile.
Elson Beyruth estuvo ocho años en Colo Colo, salió campeón, fue el héroe en la final de 1970 y un ídolo admirado y respetado en el país entero, porque su nombre tenía sonido y ángel de futbolista. En la tierra de los González y Díaz, donde abundan los Pérez y García, entre tanto Muñoz y Rojas, sus señas eran de otro ritmo futbolístico y musical: Elson Beyruth.
Y se fue así, tan solito, dijo su compañero Carlos Caszely.
Así es la vida y este es el gran epitafio: unos solitos y otros acompañados, pero todos al mismo hoyito.
Que cada uno haga lo que pueda, en la hora final, porque se nos fue un futbolista.
Uno llora en silencio.
Otro reza por Beyruth.
Alguno escribe una columnita.

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