La pobreza y "el modelo"


Los modelos se prueban en la práctica, si funcionan aunque sea con ciertas falencias, se perfeccionan y se corrigen sus flancos débiles o mal aplicados.  Pero atacar el modelo sin proponer alternativas viables, o volver a modelos que han mostrado que no funcionan, es preparar las condiciones para escenarios bastante más catastróficos que sus apocalípticos anuncios. Esto no quiere decir que haya que ser complaciente, porque queda muchísimo por hacer de una forma propositiva y al mismo tiempo una lúcida y atenta actitud crítica para detectar lo que esté eventualmente fallando.
Cartas 
Diario El Mercurio, Sábado 28 de Julio de 2012 
http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2012/07/28/la-pobreza-y-el-modelo.asp



Señor Director:
Pobreza es un término complejo, pues es multidimensional y dinámico en el tiempo y el espacio. No es lo mismo ser pobre hoy que hace 30 años, ni serlo en Chile que en China. Sin embargo, si nos queremos tomar en serio la guerra contra la pobreza, debemos definir claramente a nuestro enemigo y testear cuidadosamente las políticas que lo debilitan y las que no.
Ser pobre hoy en Chile significa pertenecer a una familia cuyo ingreso mensual per cápita no alcanza para dos canastas básicas de alimentos. Esta definición puede considerarse o no apropiada, y no cabe duda de que podría perfeccionarse. Sin embargo, evalúa un componente que debiera incluirse en toda medición de pobreza y tiene la fortaleza de haber permanecido vigente desde 1987, permitiendo comparabilidad.
De lo anterior se desprende que la única forma de disminuir la pobreza es que los ingresos de las familias vulnerables crezcan más rápido que el precio de los alimentos. Y aquí radica la importancia del modelo de economía social de mercado, pues éste genera las condiciones para que lo anterior se haga realidad por medio de la maximización de nuestros niveles de competencia y productividad.
Las políticas dirigidas a mejorar los elementos anteriores tienen efectos en el largo plazo, por lo que en el intertanto es necesario que el Estado juegue un rol subsidiario con aquellos que no pueden esperar. Pero es clave que esto se realice de forma eficiente y focalizada; de otro modo, el mayor nivel de gasto terminará por perjudicar el crecimiento y la competencia, que son las fuerzas que permitirán erradicar la pobreza de forma definitiva.
M. Cristina Tupper  
Fundación Jaime Guzmán

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