Estremecedora belleza de un lenguaje que está narrando una historia de violencia e impunidad...‏



Ninguna poesía ha calmado el hambre
o ha remediado una injusticia social,
pero su belleza puede ayudar
a sobrevivir contra todas las miserias.

Crítica de teatro Basada en una obra de Elena Garro
"Los Perros", lenguaje de estremecedora belleza

por Agustín Letelier 
Diario El Mercurio, Artes y Letras, domingo 29 de julio de 2012

La historia de violencia e impunidad que nos presenta la escritora mexicana Elena Garro en "Los Perros", abruma. La escribió en 1965 y se ubica en un pueblo perdido entre las montañas de la sierra mexicana, pero la sentimos próxima y actual.
Por estos días podemos ver también "Los Cuerpos Perdidos", del dramaturgo español José Manuel Mora, que se refiere a otra situación de México, el asesinato de cientos de mujeres en Ciudad Juárez, y que no podría suceder sin la complicidad de las autoridades, de la policía y los jueces. Se trata en ambos casos de violencia hacia mujeres desprotegidas por pertenecer a un medio social de pobreza e incultura.
El director Rodrigo Pérez toma la historia de "Los Perros", escrita en un lenguaje de austera poesía, y acentúa el clima de tragedia soterrada, de situaciones de las que se evita hablar. Se las sabe inevitables, instaladas desde hace mucho en esos pueblos aislados entre las montañas, historias de brutalidad que se repiten generación tras generación. En el escenario vemos a Manuela, la madre, y a su hija Úrsula de sólo doce años. Viven pobremente en una choza junto a la montaña; normalmente no hablan mucho y en su relación sin variaciones, emplean pocas palabras, más se expresan con silencios.
La obra tiene un cuidado lenguaje. Se lo ha comparado al de Juan Rulfo, cargado de poesía, en el contexto de pueblos desolados, y con un hombre, Pedro Páramo, que en sus tierras puede hacer impunemente lo que quiera. Es también el lenguaje de Juan Radrigán en el que los seres más desamparados hablan con pocas pero poéticas y sabias palabras. Elena Garro logra expresar con belleza lo horrible, el destino aciago de las mujeres pobres, cuya vida puede ser peor si son bonitas. Y eso no sucede sólo en la sierra mexicana.
Rasgo del estilo de dirección de Rodrigo Pérez es desdramatizar la actuación. Dejar sólo lo esencial, evitar la lágrima o el grito, poner el gesto que haga pensar y que hable el silencio. Catalina Saavedra, austera, introspectiva, que con naturalidad otorga dureza a sus personajes, puede interiorizar bien el ser de Manuela, la madre, que no quiere ni siquiera mencionar ante su hija lo que a ella le sucedió, para que no se repita. Ignacia Agüero interpreta el central papel de la hija de doce años, ingenua pero ya llena de temores por las miradas de Jerónimo; nota ahí un peligro impreciso, que no comprende, pero que intuye debe evitar. Difícil, en ambos casos, es equilibrar el ritmo y la imagen de la palabra poética con la preeminencia del silencio y la contención. Mucho se ha logrado, pero uno tiende a pedir todavía un poco más en la intensidad interior y en el sonido de la poesía.
El diseño de Catalina Devia evita crear un ambiente realista. Opta por colocar "figuras eco" que no ambientan la acción sino añaden un lenguaje paralelo. Está en consonancia con el propósito de Rodrigo Pérez de destacar la central belleza de la obra. Los cerros cercanos se reemplazan por la gran pintura de una muralla de piedra rojiza con una ventana cancelada. Está sobre los personajes como un signo aplastante. Hay una bella plasticidad que se refuerza con las llamas que arden en forma constante hacia el centro, pero no nos remiten al abandono y a la extrema pobreza de estas mujeres, ni a la cercanía del monte al que deben subir para la celebración de San Miguel.
La obra "Los perros" sobrecoge por la extrema maldad que muestra. Se desarrolla en un clima de creencias populares que llevan a esperar una improbable buena fortuna en el día más importante del año, la fiesta de San Miguel, pero que se convierte en el día de la repetición del destino inexorable, la destrucción de la vida de una niña inocente, que quedará marcada para siempre, como lo fueron su madre y su abuela. Injusticia enorme que Elena Garro lanzó al rostro del machismo mexicano, pero que está en toda Latinoamérica, como una adelantada en la defensa del respeto a la mujer. Lo hizo con belleza en el lenguaje porque así resulta más elocuente y estremecedor.
"Los perros"
Lugar: Teatro UC (Jorge Washington)
Elenco: Catalina Saavedra, Ignacia Agüero y Pedro Campos
Dirección: Rodrigo Pérez
Fecha: hasta el 25 agosto

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