Misterio y libertad...‏




La develación del verdadero misterio
no es mayor que el misterio mismo.
Creemos encontrar una explicación
de algo fundamental, y al poco andar, 
nos percatamos de que es sólo
una respuesta provisional
que abre la puerta a otras preguntas
acerca de un misterio aun más profundo.
Y así, ad infinitum...
Es por ello que 
no es posible ni conveniente
despojar a Dios de su misterio,
así como no es bueno despojar
al ser humano de su libertad.
Porque todo lo que se hace sin libertad
es efímero y nace condenado 
y porque la libertad está 
en la esencia del espíritu humano:
fuente de inspiración de su creatividad,
fundamento de su dignidad 
y rumbo que nos conduce
al destino que estamos llamados.
La libertad como valor y como herramienta,
con la belleza como criterio de búsqueda,
con los riesgos y peligros inherentes
al que libremente toma decisiones
y asume sus consecuencias.

Para no desgastarse inútilmente
en esta lucha están la alegría
del que se nutren continuamente 
los que son verdaderamente libres;
el coraje y la pasión con que se hacen
las cosas, bien hechas, con amor, rigor y oficio.

La libertad no está  ahí 
para pararse como ídolo 
a fin de adorarse a sí misma
y hacer lo que uno quiera,
sino para ponerla al servicio 
de una causa noble,
para querer lo que uno hace.
El espejismo de la libertad
consiste en dejar abierta
todas las opciones
sin optar por ninguna.
El tiempo se encarga
de hacer que se desvanezcan
dichas opciones no tomadas,
al igual con el espejismo del desierto,
que nos muestra la presencia cercana
de un oasis inexistente…
La libertad 
más que un derecho
es una conquista, 
por la que se lucha día a día
y esencialmente dicha batalla
se libra en el corazón 
de cada ser humano...

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