Mientras el mundo se derrumba



Piñera tendrá que ser firme, porque es evidente que la agenda política está instalada para un escenario sin crisis. Esa es ahora la mayor responsabilidad del gobierno. 

por Andrés Benítez - Diario La Tercera 23/06/2012 - 04:00


NO CABE duda que la participación del Presidente Piñera en la cumbre del G-20 es el evento internacional más relevante que ha tenido durante su mandato. Por dos motivos. Primero, porque ese grupo reúne a las principales economías del planeta, representando nada menos que el 85% del producto mundial. Segundo, por el duro momento que están enfrentado muchos de esos países, sumidos en una crisis que cada día adquiere mayores proporciones; una de la cual nadie, incluido Chile, puede pretender salir inmune.

Por eso, el hecho de que nuestro país fuera invitado por primera vez a la citada cumbre fue algo muy oportuno. En la ocasión, Piñera pudo conocer, de primera fuente, la situación que se vive en el plano de la economía internacional. Porque una cosa es entender la crisis desde las cifras, pero otra distinta es escuchar directamente la óptica política con la que los mandatarios de las principales potencias del mundo están enfrentando la compleja situación que viven. Por ello, los encuentros que sostuvo con Barack Obama, Angela Merkel, Francois Hollande, David Cameron y Mario Monti, entre otros, fueron vitales.

Es cierto que la mayor parte de las veces estas ocasiones no pasan de lo protocolar y sirven sólo para la foto. Pero en esta oportunidad jugó a favor de Piñera su gran conocimiento de la economía internacional, lo que hizo que las reuniones se extendieran más allá de lo programado -estuvo, por ejemplo, cerca de una hora con la canciller alemana, la figura más importante de Europa-, convirtiéndose así en verdaderas jornadas de trabajo. De esta manera, el Presidente pudo hacerse un panorama muy claro de la dimensión de la crisis y las consecuencias que puede traer para Chile.

Todo esto parece todavía no importar demasiado a la gente por acá, básicamente porque el tema de la crisis todavía se ve como algo lejano. Por ello, no es raro que ayer lo más comentado de la gira haya sido el video de la BBC donde el Mandatario aparece negándose a contestar una pregunta sobre Pinochet, lo que no pasa de la anécdota. Lo que realmente importa ahora es enfocar y preparar al país hacia lo que viene, que no tiene nada de bueno.

En esto Piñera tendrá que ser firme, porque es evidente que la agenda política está instalada para un escenario sin crisis. Cambiar esto no será fácil, pero es ahora la mayor responsabilidad que tiene el actual gobierno. Sacar al país de una sensación de boom es una tarea compleja, porque hay que hacerlo antes de que la crisis llegue con fuerza, esto es, antes de que la gente lo sienta en su bolsillo. Pero, en esto, lo único que sirve es adelantarse. Actuar a destiempo es fatal. Y esto pasa por alinear a los mismos políticos que hoy sólo están preocupados de cómo gastar más, como también calmar las ansias de consumo privado. En ese sentido, la discusión sobre el salario mínimo, las señales de que estamos viviendo una suerte de burbuja inmobiliaria o que le gente sigue repletando los mall son cosas que deben llamar a alerta.

Sintonizar las preocupaciones y las expectativas locales con el nuevo escenario internacional será una labor larga y compleja, pero mientras antes entendamos que nuestro país depende de esa parte del mundo que se está cayendo a pedazos, mejor para todos.

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