Klaus Schmidt-Hebbel
Doctor en Economía del MIT y profesor titular de la Universidad Católica
Diario El Mercurio, Economía y NegociosDoctor en Economía del MIT y profesor titular de la Universidad Católica
Martes 15 de Mayo de 2012
El cambio más radical:
Reemplazar el sistema tributario actual,
basado en el ingreso de personas,
por uno basado en el gasto
en consumo de personas.
Este cambio permite que progresividad
y eficiencia económica vayan de la mano
y permite reducir significativamente el IVA.
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¿Por qué se reforman los sistemas tributarios? Idealmente con los siguientes objetivos: aumentar los ingresos tributarios para financiar un mayor gasto o superávit público; contribuir a la eficiencia de la economía (incentivando ahorro, inversión, empleo, educación; mejorando las estructuras del gasto y de la inversión); castigar el uso de actividades que generan perjuicios; mejorar la equidad tributaria (entre distintos sectores, regiones y grupos de población), o una combinación de los objetivos anteriores. Menos, idealmente, los cambios tributarios responden a veces a intereses de ciertos grupos, como la clase media, los usuarios de combustibles o los habitantes de zonas extremas, a costa de objetivos de bien común.
El Gobierno ingresó al Congreso un proyecto de reforma tributaria que busca recaudar un 0,3% adicional del PIB (para financiar un mayor gasto público en educación) y cambiar la estructura tributaria, con efectos sobre la eficiencia y la equidad. Antes o después de la reforma, el gasto de gobierno ajustado, en relación al PIB, es coherente con el patrón internacional.
Muchos componentes de la propuesta conllevan ganancias en eficiencia. La eliminación de aranceles (y la reducción de impuestos al software ) completa exitosamente la apertura de Chile al comercio mundial. Los nuevos impuestos verdes a seis productos de lenta degradación y difícil reciclaje, y el mayor impuesto a los alcoholes, buscan reducir su demanda. El menor impuesto de timbres y estampillas abarata la intermediación financiera. Otras medidas menores complementan las anteriores, en apoyo del crecimiento del país.
Varios cambios a los impuestos a las empresas eliminan inequidades horizontales (como las diferencias entre sociedades anónimas y de responsabilidad limitada) y cierran fuentes de elusión tributaria.
El aumento del impuesto a las empresas al 20% es costoso para la inversión cuando la integración entre tributos a empresas y personas es baja. Pero en Chile esta integración es alta, lo que reduce la evasión y aumenta la eficiencia económica.
Por lo tanto, lo que importa son las tasas de impuestos marginales a las personas, que la propuesta reduce entre 0,75 y cuatro puntos porcentuales, disminuyendo los desincentivos al trabajo y al ahorro. La diferencia entre las tasas más altas de impuestos a personas y empresas cae desde 40-17% a 36-20% -un avance en equidad horizontal y eficiencia tributaria.
Los efectos distributivos de la reforma resultan de las mencionadas reducciones en tasas marginales, combinadas con un crédito tributario por gastos de educación particular subvencionada y con una reliquidación del impuesto único pagado por personas de bajos ingresos y un solo empleo. Estas tres medidas benefician más a los grupos de ingresos medios y altos. Ello refleja el conflicto inevitable entre eficiencia y distribución que existe en un sistema impositivo progresivo basado en el ingreso y no en el gasto. Pero la progresividad de los impuestos al ingreso (antes y después de esta reforma) es similar a la de otros países desarrollados.
En resumen, esta propuesta de reforma va en la dirección correcta, siendo deseable la pronta aprobación por el Congreso de una versión similar.
Para algunos años más, quedan retos importantes con miras a perfeccionar radicalmente el sistema tributario chileno. Ello requerirá de estudios técnicos y de un consenso político a favor de mayor eficiencia y equidad, sacrificando intereses sectoriales. Planteo el siguiente conjunto de reformas profundas para un sistema tributario más eficiente y más justo:
1) Completar la eliminación de loopholes remanentes en tributación de empresas y personas. 2) Eliminar la diferenciación de impuestos a empresas por tamaño, regiones y sectores. 3) Reemplazar impuestos sobre renta presunta por tributos a la renta efectiva en agricultura y otros sectores. 4) Eliminar exenciones al IVA en los sectores financiero, inmobiliario, educación, salud y otros (en caso de educación y salud, su gasto puede considerarse crédito parcial en impuestos personales).
5) Elevar impuestos específicos a la gasolina y al diésel, llevándolos a niveles similares a los de países europeos, coherentes con sus externalidades negativas. 6) Coordinado con lo anterior, colocar impuestos a la emisión de carbono y/o requerir compras de derechos de emisión de carbono. 7) Eliminar beneficios tributarios por pago de dividendos. 8) Y por último, el cambio más radical: Reemplazar el sistema tributario actual, basado en el ingreso de personas, por uno basado en el gasto en consumo de personas. Este cambio permite que progresividad y eficiencia económica vayan de la mano y permite reducir significativamente el IVA.
en que parte explican el análisis numérico de los regímenes de la reforma tributaria
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