Últimos poemas Vicente Huidobro


Ediciones Universidad Diego Portales
2012, 94 páginas

Reseña de Leonardo Sanhueza
Diario Las Últimas Noticias
Domingo 20 de mayo de 2012

Aunque Vicente Huidobro murió de manera repentina
y a una edad inesperada (aún no cumplía los 55 años),
sus poemas póstumos están impregnados 
por la melancolía del regreso y la inminencia del fin,
lo que señala un radical retraimiento
desde los temas y formas del grueso de su obra,
escrita principalmente en la década del veinte
y comienzos de la del treinta.

Los casi diez negros años 
que abarcan la Guerra Civil Española 
y la Segunda Guerra Mundial,
en los que Huidobro tomó parte activa,
marcaron su pensamiento y modificaron
su manera de entender la literatura,
llevándolo desde sus aventuras 
cósmicas y expansivas
hasta las cosas más esenciales:
el retorno, la madre, el amor,
la conciencia de la muerte
y la vida en retrospectiva.

Estos Últimos poemas, 
publicados sólo meses después
de su muerte en 1948, 
recogen esos papeles
en que Huidobro, acaso sin saberlo,
estaba resumiendo su propia obra,
clausurándola, despidiéndose
de su aventura después de haber sido 
testigo de los horrores de la historia.

Ya no es el poeta todopoderoso
de Altazor  o el mitómano exquisito
de Mío Cid Campeador, sino
un sobreviviente de sí mismo,
una voz baja que sólo tiene aire
para dejar algunos fragmentos
de belleza y unos cuantos
poemas imborrables: retazos
que no sólo constituyen
uno de los mejores libros,
sino que además son
una suerte de legado involuntario.

Ejemplo de eso es el inolvidable
«Monumento al mar»,
que además de ser un poema
que podría encabezar 
todas las antologías,
transmite una especie
de sabiduría terminal
y de consuelo ante el desastre.

Comienza así, 
con olas y muchedumbres:

«Paz  sobre la constelación cantante de las aguas/
Entrechocadas como los hombros de la multitud/
Paz en el mar a las olas de buena voluntad/
Paz sobre la lápida de los naufragios/
Paz sobre los tambores de orgullo y las pupilas tenebrosas/
Y si yo soy el traductor de las olas/ Paz también sobre mí».

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Yo tengo una edición 
de «Últimos poemas»
de Vicente Huidobro del año 1994,
publicado por LOM Ediciones 
(Santiago de Chile)
con prólogo de Óscar Hahn.

De dicho prefacio que lleva por título
Vicente Huidobro: Muerte y Transfiguración
quedaron algunas pocas líneas subrayadas.

Entre ellas, un par, que refrenda
lo que observa con acierto
el poeta Leonardo Sanhueza:

«Veo el universo reducido
a una caja entre cirios y flores
que se despiden»

«¿Qué barco es éste que tiene tanta prisa/
y que desgarra las anclas de nuestro corazón/
y corta todas las amarras?»

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