Por qué Los Beatles trataron de hundir al "Submarino Amarillo"

A pesar de la hostilidad de los "Fab Four", que al principio no querían saber nada del filme, la película es una obra maestra del Pop Art. Dentro de algunas semanas, la vibrante versión remasterizada saldrá a la venta en Blu-ray y DVD.  

Daniel Finkelstein The Times/Derechos reservados 

Publicado en el diario El Mercurio de Santiago,
Cuerpo Artes y Letras, domingo 20 de mayo de 2012

De acuerdo con todos los relatos sobre la realización de la película "El submarino amarillo", ésta debería haber sido un desastre. ¿Recuerdan cuando el profesor decía que no había que empezar a escribir una redacción hasta no tener cierta idea sobre lo que queríamos decir? Bueno, ellos no lo hicieron.

Se empezó como por la mitad y luego se fue inventando a medida que se avanzaba, con la ayuda de estudiantes de arte en un intento desesperado por cumplir con plazos ridículos, con problemas económicos y de abogados entremedio, saliendo a hurtadillas en medio de la noche con los rollos de la película. Y en ningún momento Los Beatles tuvieron el más mínimo interés en ello. De hecho, fueron activamente hostiles a todo el asunto.

De modo que la película debería haber sido un desastre. Pero de algún modo, milagrosamente, no lo fue. Más bien dicho, no lo es. Pues la versión digitalmente remasterizada que saldrá a la venta el próximo mes en Blu-ray y DVD es una obra maestra del Pop Art.

Una forma fácil de explicarlo es que a pesar de que el manager de Los Beatles, Brian Epstein, era bastante torpe para manejar los asuntos financieros, tenía un gusto excelente. Desgraciadamente, la explicación fácil no es plausible y la única correcta es que Los Beatles tuvieron suerte. Como tantas otras cosas en la vida de la banda a mediados de los años 60, la génesis de "Submarino Amarillo" fue una maraña contractual. Habiendo ya hecho "A Hard Day's Night" y "Help!", Los Beatles tenían que hacer un tercer filme para cumplir con su contrato con United Artists. Pero nadie estaba de acuerdo con un guión. O lograba que el grupo prestara atención.

Por lo tanto, Epstein conversó con un hombre llamado Al Brodax y acordó con él un proyecto que involucraría a Los Beatles lo menos posible. Brodax había creado una popular serie norteamericana de dibujos animados sobre Los Beatles. Ahora acordaron que él haría una película de dibujos animados. Los Beatles aportarían cuatro canciones y aparecerían al final. El resto dependería principalmente de Brodax y de (y es aquí donde el grupo tuvo suerte) sus brillantes productores ingleses, George Dunning y John Coates.

Monos animados

La serie de dibujos animados sobre Los Beatles -que apareció en la cúspide de la Beatlemanía- fue un éxito masivo. Pero Los Beatles la detestaban. Se consideró que sus acentos eran demasiado difíciles como para que el público norteamericano los pudiera comprender, de modo que se utilizaron actores norteamericanos y una o dos voces británicas muy aristocráticas. El resultado fue una serie inteligente, pero que da pena ver. De hecho, Epstein prohibió su exhibición en Inglaterra (ahora se puede ver en YouTube.

La participación del equipo de la serie televisiva incrementó de un modo un tanto injusto (ya que no habían tenido nada que ver con las voces) la determinación del grupo de no intervenir en absoluto en la nueva película. Cuando John Lennon supo que se estaba haciendo, gritó a través del estudio: "Ringo, saca tus crayones, tenemos un trabajo para ti". Cuando Paul McCartney le preguntó a su compañero compositor, "¿Cuándo vamos a tener tiempo para escribir las canciones?", Lennon le contestó: "No lo vamos a tener".

Y no lo tuvieron. Básicamente, cuando consideraban que una canción no era buena para nada más, la dejaban para la película. ¿"Only a Northern Song" no era suficientemente buena para Sgt. Pepper? "Dejémosla para la película". Se convirtió en una especie de chiste en el estudio.

Pero a la larga esto no tuvo importancia. La primera razón por la que no tuvo importancia fue porque se estaba librando otra pequeña guerra de resistencia y con mucho mayor éxito. Coates y Dunning se resistían a la idea de Brodax de que debían hacer simplemente una versión más larga de la serie televisiva. Ellos no querían hacer una película sobre el ''pelo casco'' (el corte de pelo de Los Beatles). ¿Pero que debían hacer, entonces? Una tarde de verano de 1967 les llegó la inspiración en Abbey Road.
Invitados al estudio por el productor de Los Beatles, George Martin; Coates, Dunning y el director de animación Jack Stokes esperaban en la cabina de control, intrigados en saber por qué estaban allí. Todo lo que podían ver, de acuerdo a Coates, era a los Fab Four "jugueteando con sus amiguitas". Y en eso se les reveló el propósito. A un volumen ensordecedor, Martin los hizo escuchar de principio a fin el nuevo álbum que aún no había sido lanzado. Al escuchar "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band" por primera vez, el grupo se dio cuenta de qué clase de película tenían que hacer y cómo sería. Sólo debían hacerla.
Claro que era más fácil decirlo que hacerlo. No tenían una historia, no podían encontrar a una persona adecuada que transformara su visión en dibujos y no tenían tiempo. Contaban con una fecha reservada para una première en el London Pavilion en Piccadily Circus para la que faltaba menos de un año.
Por lo tanto, tenían que empezar pronto y confiar. Encontraron a un artista, Heinz Edelmann, de una revista de arte alemana que estaba de moda y pronto comenzaron a llegar en sobres marrones enviados de Alemania conceptos inspirados en "Sgt. Pepper". Los cuatro escritores contratados incluían al autor de "Love Story", Erich Segal, para escribir el guión y el poeta de Merseybeat, Roger McGough, agregó los chistes. Renunciando a la idea de que los propios Beatles hicieran las voces, contrataron a otros actores para interpretarlos.

Los resultados son sorprendentes, y aún más en la nueva versión digital. Stokes y su codirector de animación, Robert Balser, presidieron un trabajo artístico llamativo y original. Y el guión -que, ensamblado como lo había sido, no tenía por qué ser bueno- se sostiene bastante bien en la batalla entre liberalismo y autoritarismo, liviana pero bien hecha.

El golpe maestro fue involucrar a George Martin. Se le dijo que tendría que componer música orquestal de acompañamiento mientras se rodaba la película y sin haber visto el guión. No había tiempo para más. A él le pareció una locura, incluso imposible, pero así y todo lo hizo. Lo más importante es que la película, a pesar de la indiferencia de las estrellas, suena como Los Beatles. Y casi accidentalmente, el grupo aportó una fantástica nueva canción: "Hey Bulldog" es una de las mejores de su catálogo.

"Submarino Amarillo" comenzó con abogados y casi finaliza también con ellos. Una disputa entre Brodax y su equipo de Inglaterra casi detuvo todo el asunto y hubo muchas carreras con rollos de películas, almacenándolos en bóvedas de bancos. La policía también se vio involucrada. Los productores habían encontrado a un hombre en un pub que tenía una voz similar a la de George Harrison y lo habían contratado para hacer su voz. A mitad del rodaje fue arrestado por ser un desertor del Ejército y el actor que interpretaba a Ringo tuvo que terminar el resto de sus líneas. Pero finalmente, contra todos los pronósticos, "Submarino Amarillo" ocupa un lugar de honor en la obra de Los Beatles. Y el mayor tributo a Dunning, Coates, Stokes y Balser es que, después de todo lo que sucedió, el grupo terminó aceptándolo.
 

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