La lluvia, esa monotonía infinitamente variada, siempre igual nunca repetida...‏



Las lecturas cotidianas 
se me confunden,
los autores se me olvidan
y las citas quedan sin referencia.

Un ejemplo de una revista al diario de hoy:

La improbabilidad de la memoria...

Nuestras descripciones frecuentemente
poseen lagunas enormes, elipsis gigantescas, 
digresiones sin fin, proporcionando
una visión fragmentada y parcial
de lo narrado sin atenerse 
necesariamente a los hechos.

Es increíble la cantidad de cosas
que recordamos que nunca ocurrieron.

Por otra parte: La verdad es más importante 
que los hechos.  (Frank Lloyd Wright)

Los hechos no pueden ser cambiados;
lo que ocurrió, ocurrió, sin embargo,
el contexto, el trasfondo, las intenciones,
pueden alterar sustancialmente
el significado y la trascendencia
de los hechos vividos.

Todo recuerdo 
tiene su historia subyacente 
que reconstruida en el relato 
forma parte de lo recordado.

Memoria y percepción, entendida
como la narración de los vericuetos 
de un complejo acto de rememoración.

Se requiere de cierto temple en dicha mirada:
una mirada lúcida, no exenta de ternura,
cargada de sabiduría, tal vez porque 
ha conocido de veras el sufrimiento...

Un mínimo de memoria 
es condición indispensable,
eso sí,  para el acierto; 
si se van olvidando las cosas 
a medida que se producen
no se logra ese enriquecimiento 
en que consiste la madurez.

«La madurez se recupera
cuando recuperamos la seriedad
con que jugábamos de niños». (Nietzsche)

Hemos olvidado esa intensidad,
esa inocencia, esa alegría en serio.

Por otra parte, 
la articulación del trabajo de la memoria
que desde el presente regresa y avanza
en un progreso sólo tentativo.

Mezquina memoria que se nos escapa
y a veces es avara en los recuerdos felices
y vuelve una y otra vez a restregarse la herida
porque no hemos sabido perdonar,
no queremos perdonar, no podemos perdonar...

«El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional».

En fin; fin de la lectura:
leer es escuchar a los muertos, 
esa necrópolis que es la literatura
y un crítico es alguien que limpia 
y ordena el cementerio. (Christopher Domínguez)

La lluvia que se deja caer
como recuerdos en la memoria,
con esa monotonía infinitamente variada,
siempre igual y nunca repetida... (parafraseando a Mario Levrero)





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