Salgo un momento,
en horas de la tarde,
a instancias de mi hijo menor,
a contemplar los majestuosos
Cumulus nimbus que se alzan
imponentes por sobre
el macizo andino
que se yergue casi escondido
al oriente del valle de Santiago.
A media mañana
de este soleado último
domingo del mes de marzo,
mientras contemplaba
a un Peuco (Parabuteo unicinctus)
girar en espiral mientras ascendía
por la invisible térmica
suplementada con esporádicos aleteos
que le proveían del impulso extra,
me percato de una pareja
de nuestras endémicas Tencas (Mimus thenca)
que han bajado al huerto.
Normalmente cuando contemplaba
algún tomate picoteado,
sospechaba que el causante
sería alguno de nuestros
familiares zorzales (Turdus falcklandii)
y no sabía que la especie de ave local
con mayor variedad de trinos y cantos,
[junto con el coro de Todos (Curaeus curaeus)]
contribuía con su cuota a la marginal
depredación de los tomates
que han convertido en una explosión
de variedad de rojos la huerta familiar,
atrayendo y tentando a algunas
especies de nuestra avifauna local...
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