De Camila a Camilo



por Andrés Benítez - Diario La Tercera 24/03/2012
http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2012/03/895-439626-9-de-camila-a-camilo.shtml

SI EL PASADO fue el año de Camila Vallejo, todo indica que éste puede
ser el año de Camilo Escalona, el segundo socialista que ocupa la
presidencia del Senado, luego de Salvador Allende, hace ya 46 años.

Pasar de Camila a Camilo no significa que ella desaparezca de la vida
pública. Vallejo ya ha dejado claro que su estrategia será intentar
mantener su reinado en las calles, pero buscando diversificar su
liderazgo más allá de la educación. Pues bien, ese camino le abre un
espacio político muy poderoso a Escalona, quien como presidente del
Senado tiene una posición privilegiada para lograr algo que su
predecesor nunca siquiera intentó: convertirse en el gran articulador
que traduzca y encauce la fuerza de las calles en proyectos concretos.
En otras palabras, ser un líder de la política institucional, algo que
tanto se extrañó en Chile el año pasado.

Escalona tiene todo para hacerlo. Por historia y capacidad, es sin
duda uno de los políticos con más trayectoria y respetados del país.
Es un hombre duro y con convicciones claras desde su infancia. Hace
poco comentaba en este mismo diario que su padre le enseñó que debía
ser socialista, del Colo Colo, que los hombres no lloran y que sólo
usan pantalones largos. Le hizo caso en casi todo y por eso nunca usa
short, aunque se muera de calor. Reconoce, eso sí, que desde el 73 ha
llorado unas cuantas veces.

Pero junto con toda esa historia, Escalona es también reconocido como
un tipo sensato, un buen negociador, alguien con quien es posible
alcanzar acuerdos significativos. Por ello, hay muchas esperanzas en
su gestión. Nadie dice que será un camino fácil, porque tampoco se
espera que sea blando en su actuar. "Cumpliré mi labor, sin dejar de
ser un senador de oposición", dijo al momento de asumir. Es cierto,
las negociaciones serán duras y las descalificaciones también. Pero lo
importante es mantener la idea de que el país necesita buscar grandes
acuerdos, algo que también destacó en su discurso.

En algunos momentos Escalona podría verse tentado a seguir la
estrategia de confrontación que ha caracterizado a la oposición en
estos dos años del gobierno de Piñera, pero él más que nadie sabe que
ese camino no sólo es limitado en efectividad política, sino que
también le ha significado al Congreso un rechazo incluso mayor al del
gobierno en las encuestas, algo que no es bueno para nadie.

Otras veces podrá simpatizar con Camila Vallejo. Pero también tiene
que diferenciarse, porque sumarse al grito de las calles como uno más,
ya probó ser estéril. Su rol es otro. Diría que es incluso mayor. Es
darle sentido, coherencia y realismo a las demandas sociales, algo que
requiere de mucho oficio político y que a Escalona le sobra. Por ello,
trasladar el debate de las calles al Parlamento es el verdadero
desafío que tiene este país. Si Escalona aporta a ello y logra
articular acuerdos concretos, entonces, sin lugar a dudas, será una
labor ampliamente reconocida.

En definitiva, pasar de Camila a Camilo no es algo menor. Significa
una suerte de maduración política; el eje de la discusión pública ya
vuelve a cauces institucionales. De seguro, las protestas seguirán. Lo
importante, sin embargo, es que ellas no sólo paralicen, sino que
provoquen un avance efectivo en la resolución de los problemas.

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