en “Apuntes para la Historia de la Cocina Chilena”
anota que la empanada chilena es una adaptación criolla
de una empanada europea que originalmente
estaba hecha con masa de hoja.
Acá, en tiempos que se remontan
acaso a los de don Pedro de Valdivia,
los hispanos ya las preparaban
con masa sólida horneada con grasa
pero rellena de un picadillo
de carne guisada con cebolla, huevo, ají y pasas,
denominado por los amasanderos indígenas “pinu”,
nombre que ha derivado en el “pino” de nuestros días.
Aunque Pereira Salas encontró poco material
relativo a la presencia histórica de la empanada en Chile,
el autor hace una observación notable:
en el cuadro “La Santa Cena”
de la Sacristía de la Catedral de Santiago
(hoy visible en su museo interior, tras el Sagrario),
que data de 1652, aparecen empanadas servidas
sobre la mesa de los apóstoles.
Mi abuelo, Luis Álvarez Urquieta,
autor del primer conjunto coherente y cronológico
de la Pintura en Chile desde la Colonia
hasta los años veinte del siglo XX,
comentaba describiendo este bello óleo:
“y sobre un plato se ve nuestra clásica empanada”.
Ese vínculo tan explícito
del Señor con Chile
que desde temprano hicieron
nuestros artistas -toda la tradición
de canciones y villancicos
a la Virgen, San José y el Niño Jesús,
condimentados con detalles chilenos,
más que de una forma anecdótica
la hacen también los poetas
de un modo conmovedor:
Por ejemplo, Pablo de Rokha:
Jesucristo marchaba por el Gólgota
con la cruz a cuestas sudando como roto chileno...
o Eduardo Anguita
Unica Razón de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
Nuestro Señor Jesucristo padeció únicamente por Jenaro Medina.
Nuestro Señor Jesucristo subió al Calvario por la señora Hortensia.
Nuestro Señor Jesucristo murió exclusivamente por el Chipo Cruz
Nuestro Señor Jesucristo -Eli Eli lama sabajtani-
por Alemparte,
por Gaete por los hijos de Weir Scott.
Por mí y por todos los chilenos (...)
Nuestro Señor Jesucristo subió al Calvario por el chico Molina (...)
Todos saben que fue por mí solamente por mí...
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