Nubes: naves de agua dulce que flotan en el cielo...‏




see the clouds adrift so far below
Everchanging as they come and go
Makes me wonder why I'm up so high
When really I am down so low...
Of all the wonders I was one allowed
I think that I would always choose a cloud
Always brings my feelings right out loud
Whether I'm ashamed or proud...
See the clouds they're giving life below
In colors that the canvas cannot show
Keeping secrets no one else could know
For I'm the one who told them so...

David Gates, Suite Clouds and Rain

Con Benito solemos comentar
acerca de conformaciones nubosas,
de su belleza y de cómo se forman
y se desvanecen...

Ayer me contó que había visto
al caer la tarde, poco antes
de partir a misa y mirando
la cordillera en dirección sur
unos cirros Kelvin-Helmholtz.

Son una de las formaciones
de nubes más notables
que se caracterizan por su aspecto 
de suave espiral de nubes.

Son difíciles de observar
porque suelen disiparse
en un par de minutos
después de haberse formado.

La forma de este tipo de cirro
se debe a una forma particular
de rozamiento de corrientes de aire.

En general, 
el rozamiento se produce
cuando una capa de aire
se desliza sobre otra 
a diferente velocidad
o en sentido opuesto.

Esto origina 
remolinos verticales
entre las capas y, si hay 
suficiente humedad,
se forman nubes en los puntos
en que la onda sube
y se disipan en los puntos que bajan
-como en los altostratos undulatus-
produciendo un tipo particular
de ondas de aire, un movimiento
en forma de ola de la masa de aire.

En la mayoría de los casos,
el rozamiento entre corrientes
crea una serie de nubes
ligeramente onduladas
por encima de las crestas.

No obstante, en el caso
de la formación Kelvin-Helmholtz
los remolinos son más fuertes,
y arrastran a la nube por encima
de la cresta hacia abajo,
de forma que las nubes se «rompen»
como las olas del mar
al llegar a la orilla.

Al completar el ciclo,
las ondas crean un característico 
dibujo de sacacorchos.

Esta forma de inestabilidad
también se da en fluidos
y en la atmósfera exterior
de la Tierra.

Las ondas Kelvin-Helmholtz
probablemente sean muy comunes
en los niveles superiores de la troposfera,
pero en general allí no hay suficiente vapor
para generar nubes y hacer visible el fenómeno.

La presencia de esta nube
indica un grado de rozamiento 
entre corrientes que pueden
producir turbulencias moderadas
o fuertes en el nivel de las nubes.

Como estas turbulencias son invisibles
y no aparecen en el radar,
los aviones se pueden encontrar
con ellas de forma imprevista.

La describieron por primera
vez a finales del siglo XIX
el físico escocés William Thompson 
-primer barón de Kelvin-
y el físico alemán Hermann von Helmholtz.

El primero es ampliamente conocido
por darse cuenta de que existe un límite
inferior para las temperaturas en la naturaleza,
el cero absoluto.   La escala de temperaturas
absolutas está graduada en su honor
en unidades (grados) Kelvin 

Thompson fue además ingeniero e inventor.

Como físico desarrolló su carrera
en la Universidad de Glasgow 
donde realizó importantes trabajos en torno 
al análisis matemático de la electricidad
así como la formulación de la primera
y segunda ley de la termodinámica.

Es conocida su profecía fallida
expresada poco antes que comenzaran
las grandes revoluciones de la física 
del primer tercio del siglo XX: 
la relatividad y la mecánica cuántica.

Afirmó que no había nada nuevo
que descubrir en física.
Todo lo que queda es realizar
mediciones más y más precisas.

Helmholtz fue un médico y físico alemán
que realizó importantes contribuciones
en una variedad de áreas de la ciencia moderna.

En fisiología y psicología es conocido
por sus teorías matemáticas en torno al ojo,
teorías de la visión, ideas acerca 
de la percepción visual del espacio,
investigación  de la visión en colores,
la sensación de tono, percepción del sonido
y empirismo.

En física, Helmholtz es conocido
por sus teorías de conservación de la energía,
trabajos en electrodinámica, termodinámica química,
y en la fundación mecánica de la termodinámica.

_________

Referencias:

Observar el Tiempo
William J. Burrough, Bob Crowder, Ted Robertson,
Eleanor Vallier-Talbot y la asesoría técnica de Richard Whitaker
con una introducción de John Zillman
Editorial Planeta (Barcelona, 1998)
Publicado originalmente en lengua inglesa
por Weldon Owen Pty Limited 

+ Internet.

1 comentario:

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS