Cuando llegó a Las Cruces se entusiasmó con El Castillo Negro,
espectacular mansión de uno de los fundadores del balneario, elevada
sobre una colina y con cuatro pisos más torreón con campanario.
Neruda podría haberse derretido.
Antes de ocuparla sufrió un incendio que cundió rápido: toda madera.
El antiguo cuidador, al que Parra despidiera, estaba ahí mirando:
¡Tú fuiste! Le lanzó el poeta.
Con ojos ladeados, de sureño de campo, se la devolvió:
Yo la quería más que usted…
Capaz. No ha sido muy fiel el poeta,
aunque compró la casa de lado y siguió en Las Cruces.
yendo a sentarse al mismo banco, incómodo, con disciplina de monje.
Vive en la calle Lincoln. Porque los fundadores del lugar quisieron hacer
un lugar modelo, a salvo de los vientos Weste y abierto al sol y a la lejanía:
tiene una península que penetra más de un kilómetro en las aguas azules
de este océano: La Punta del Lacho.
La Real Academia de la Lengua Español define lacho como chilenismo.
Galán, hombre enamoradizo…
Ahí se fue a vivir Nicanor Parra, como corresponde.
Aunque no le gustaría lo que dice el diccionario de El País:
Galán de pueblo que viste con afectación ridícula
Él, tan pretencioso…
Su cara le abrió muchas puertas, y varias ventanas…
De niño pateaba terrones en el secano costero, el sol le tajeaba la piel,
los labios resecos por ese aire que desploma a las aves pequeñas.
Esa sequedad como de meseta castellana, que bien registra la película
Violeta se fue a los cielos.
¿Cómo es que un niño del campo sudamericano pudo estudiar en Oxford,
hazaña que emprendían apenas, por entonces, muy pocos de los hijos de
las familias más privilegiadas al país?
En la Universidad de Chile se ayudó trabajando, iba un alumno necesitado
de un certificado, de una copia de título, y por el hueco de la ventanilla
asomaba el rostro del funcionario y también alumno Nicanor Parra Sandoval.
Dice que pudo haber sido policía en el sur, un destino propio de
campesinos – Cuerpo de Carabineros-, pero que le faltó estatura…
¿Porqué Inglaterra, Oxford, traducir a Shakespeare?
Algún biógrafo habla de un bisabuelo británico: que su rostro, más
que el de sus hermanos, viene de ese 1/16 de sus genes.
Los ingleses y el mar, siempre.
En uno de sus poemas iniciales, excelente, cuenta del día que conoció
el mar: luego de tanta sequedad, esa inmensidad líquida.
Por algo vive donde vive, frente al mar.
Y cada día camina hacia la Punta del Lacho:
El mejor observatorio natural de todo el litoral central de Chile, según la
guía Lonely Planet.
Ahora lo premian con el Cervantes: tanto tiempo recorrido desde los años
de amistad con Jorge Millas – el filósofo, a veces calificado de “el hombre
más inteligente de Chile-; Luis Oyarzún – el escritor, el padre de la
eco-literatura en Chile, el que databa a Neruda con los atributos de cada
especie de flora y fauna local-; y el arqueólogo Hans Niemeyer, pionero
latinoamericano en arte rupestre, fundador y primer presidente de la
Sociedad Chilena de Arqueología, protagonista de cerca de 400
expediciones por Chile, quien esta misma semana debe haberse
revolcado en su tumba: a su nieto homónimo lo atraparon poniendo
una bomba en una sucursal bancaria.
El Internado Nacional Barros Arana los reunió; Parra entró becado por la
Liga de Estudiantes Pobres y se quedó de inspector para financiar sus
estudios universitarios; con Millas, que había llegado a los 12 años de
interno, sacaron ahí La Revista Nueva en 1935, en la que Parra publicó
su primer anti-cuento; Niemeyer llegó también de interno, desde
Coquimbo, Oyarzún del sur, de Santa Cruz. Provincianos que
demostraron la importancia de la educación pública…
Hay que controlarse: uno puede escribir libros enteros sobre ellos cuatro,
lo que le dieron al país, a al continente, al mundo.
Y el humor, siempre el humor. Oyarzún, enfermo grave es llevado en una
ambulancia y alcanza a escribir una última frase en su libreta: Taken for a ride…
espectacular mansión de uno de los fundadores del balneario, elevada
sobre una colina y con cuatro pisos más torreón con campanario.
Neruda podría haberse derretido.
Antes de ocuparla sufrió un incendio que cundió rápido: toda madera.
El antiguo cuidador, al que Parra despidiera, estaba ahí mirando:
¡Tú fuiste! Le lanzó el poeta.
Con ojos ladeados, de sureño de campo, se la devolvió:
Yo la quería más que usted…
Capaz. No ha sido muy fiel el poeta,
aunque compró la casa de lado y siguió en Las Cruces.
yendo a sentarse al mismo banco, incómodo, con disciplina de monje.
Vive en la calle Lincoln. Porque los fundadores del lugar quisieron hacer
un lugar modelo, a salvo de los vientos Weste y abierto al sol y a la lejanía:
tiene una península que penetra más de un kilómetro en las aguas azules
de este océano: La Punta del Lacho.
La Real Academia de la Lengua Español define lacho como chilenismo.
Galán, hombre enamoradizo…
Ahí se fue a vivir Nicanor Parra, como corresponde.
Aunque no le gustaría lo que dice el diccionario de El País:
Galán de pueblo que viste con afectación ridícula
Él, tan pretencioso…
Su cara le abrió muchas puertas, y varias ventanas…
De niño pateaba terrones en el secano costero, el sol le tajeaba la piel,
los labios resecos por ese aire que desploma a las aves pequeñas.
Esa sequedad como de meseta castellana, que bien registra la película
Violeta se fue a los cielos.
¿Cómo es que un niño del campo sudamericano pudo estudiar en Oxford,
hazaña que emprendían apenas, por entonces, muy pocos de los hijos de
las familias más privilegiadas al país?
En la Universidad de Chile se ayudó trabajando, iba un alumno necesitado
de un certificado, de una copia de título, y por el hueco de la ventanilla
asomaba el rostro del funcionario y también alumno Nicanor Parra Sandoval.
Dice que pudo haber sido policía en el sur, un destino propio de
campesinos – Cuerpo de Carabineros-, pero que le faltó estatura…
¿Porqué Inglaterra, Oxford, traducir a Shakespeare?
Algún biógrafo habla de un bisabuelo británico: que su rostro, más
que el de sus hermanos, viene de ese 1/16 de sus genes.
Los ingleses y el mar, siempre.
En uno de sus poemas iniciales, excelente, cuenta del día que conoció
el mar: luego de tanta sequedad, esa inmensidad líquida.
Por algo vive donde vive, frente al mar.
Y cada día camina hacia la Punta del Lacho:
El mejor observatorio natural de todo el litoral central de Chile, según la
guía Lonely Planet.
Ahora lo premian con el Cervantes: tanto tiempo recorrido desde los años
de amistad con Jorge Millas – el filósofo, a veces calificado de “el hombre
más inteligente de Chile-; Luis Oyarzún – el escritor, el padre de la
eco-literatura en Chile, el que databa a Neruda con los atributos de cada
especie de flora y fauna local-; y el arqueólogo Hans Niemeyer, pionero
latinoamericano en arte rupestre, fundador y primer presidente de la
Sociedad Chilena de Arqueología, protagonista de cerca de 400
expediciones por Chile, quien esta misma semana debe haberse
revolcado en su tumba: a su nieto homónimo lo atraparon poniendo
una bomba en una sucursal bancaria.
Hans Niemeyer (foto A. Troncoso)
De izq. a der en los años del Internado Nacional.:
Jorge Millas, Hans Niemeyer, Luis Oyarzún y Nicanor Parra.
El Internado Nacional Barros Arana los reunió; Parra entró becado por la
Liga de Estudiantes Pobres y se quedó de inspector para financiar sus
estudios universitarios; con Millas, que había llegado a los 12 años de
interno, sacaron ahí La Revista Nueva en 1935, en la que Parra publicó
su primer anti-cuento; Niemeyer llegó también de interno, desde
Coquimbo, Oyarzún del sur, de Santa Cruz. Provincianos que
demostraron la importancia de la educación pública…
Hay que controlarse: uno puede escribir libros enteros sobre ellos cuatro,
lo que le dieron al país, a al continente, al mundo.
Y el humor, siempre el humor. Oyarzún, enfermo grave es llevado en una
ambulancia y alcanza a escribir una última frase en su libreta: Taken for a ride…
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