Fukuyama otra vez (*)

Tamara Avetikian 
Lunes 23 de Enero de 2012 



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El siempre polémico Francis Fukuyama, con su ensayo “El futuro de la Historia”, publicado recién en Foreign Affairs, sacará, creo, más chispas que con varios de sus escritos anteriores, porque ataca a la élite financiera de EE.UU., a la clase política de Washington y al capitalismo.
El mismo analista que en 1989 aventuró “el fin de la historia”, porque la democracia liberal (“la forma final del gobierno humano”) había triunfado categóricamente sobre las dictaduras comunistas, ahora está preocupado por el destino del sistema. No porque piense que haya otro mejor que pueda reemplazarlo (la izquierda se quedó sin ideas, sostiene, y el welfare state está exhausto), sino porque “la actual forma de capitalismo globalizado está erosionando la base social de la clase media, sobre la cual descansa la democracia”.
Suena exagerado y, a priori, uno tiende a pensar que Fukuyama fuerza el argumento.
Lo que sostiene es que, por una parte, el “modelo capitalista con escasa regulación financiera que emergió hace treinta años” ha causado las últimas crisis económicas y, por otra, que la sociedad tecnológica tiende a aumentar las desigualdades sociales y económicas. Esto, porque los beneficios de la innovación se acumulan de manera exagerada en unos pocos, los más talentosos y mejor educados, quienes trabajan en las finanzas o en el sector high tech. El peligro es que las sociedades “con extremos de riqueza y pobreza son susceptibles de una dominación oligárquica o de una revolución populista”. Bien lo sabemos en América Latina.
En Estados Unidos, las desigualdades crecen y seguirán aumentando, apunta, porque “la actual concentración de riqueza ya comenzó a reforzarse a sí misma” y las “élites usan su poder político para proteger sus intereses” e impedir regulaciones, mientras no se produzca una “movilización democrática” que contrarreste esa situación.
¿Será en los “indignados de Wall Street que Fukuyama está pensando? Más bien creo que se refiere a algo que surja desde adentro del sistema, algo o alguien que modifique las reglas para nivelar la cancha. De hecho, las ideas que lanza se las recomienda a un “escritorzuelo” que imagina una nueva ideología que establezca la “supremacía de la política democrática sobre la economía y legitime de nuevo al gobierno como expresión del interés público”. Una cuestión que está en el centro del debate electoral de EE.UU., especialmente entre los que apoyan al Tea Party. Otras ideas: rediseñar el sector público para liberarlo de la influencia de intereses particulares; “argumentar de frente a favor de una redistribución”; “ver los mercados no como un fin en sí mismos”, sino por su aporte a que “la clase media florezca”, y recomienda criticar a “las élites por permitir que el beneficio de muchos sea sacrificado por el de unos pocos”.
Provocativo, ¿no? Veamos cómo se desarrollará el debate.
 (*):  A CONTINUACIÓN, EL ARTÍCULO ALUDIDO:
THE FUTURE OF HISTORY
by Francis Fukuyama

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