El año que vivimos el poder de la red



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Hay movimientos sociales fuertemente apalancados por la Internet y los dispositivos móviles. Y estos movimientos se están orientando por valores universales como los derechos humanos, la ecología o la libertad de expresión.

Se está hablando mucho de la influencia de la Internet, de cómo afecta el uso de las Tecnologías de la Información (TICs) a los movimientos sociales. Hay quienes sostienen, como el sociólogo Alberto Silva Machado, que existen nuevas formas de organización basadas en el uso de las tecnologías de información y comunicación. Cita fundaciones, movimientos políticos, emprendimientos.
Y no es extraño esto.
A través del chat – aplicación que entrega Twitter, Facebook, los telefonos móviles o el gigante Google a través de Android o la nube, miles de personas, y al instante, pueden difundir a una lista de contactos, y así sucesivamente, un mensaje tipo “a tal hora nos juntamos en tal lado” o “llamen a todos mañana temprano”, etc, etc. Y a ese tipo convocatoria podrían asistir interesados en adherir a una idea, a un equipo deportivo, a una causa o a un movimiento en particular.
Somos seres que vivimos en sociedades, más o menos organizadas, donde tendemos a formar redes: redes familiares, de amigos, profesionales, de intereses, políticas y también fuera del territorio. Esas estructuras tienen sus dinámicas, sus protagonistas, sus temas, sus puntos en común, sus intereses. Son capaces de integrar a personas distintas, pero a quienes les motiva el medio ambiente, la política, la música, los derechos de los consumidores o las tecnologías. Estas redes ofrecen una forma común, un protocolo de participación.
Estas redes no nacieron de la nada. Hay quienes puede influir en las redes, hacer que existan y perduren. Su gestión no es casual. Funcionan de acuerdo a un “megaprograma”. Y los megaprogramadores son los empresarios, sus ejecutivos o el Estado. Tienen empresas como Facebook, Google Twitter, Myspace, o News. Ejercen el poder mediante la “programación e interconección de redes” escribe Manuel Castells, quien lleva años investigando este tema.
Para este descatado sociólogo, estos megaprogramadores de redes las construyen de varios tipos: “las diferentes redes -de medios, políticas, financieras y culturales- conectadas por Murdoch (por ejemplificar a uno de los empresarios), están diferenciadas y llevan a cabo sus programas específicos” (Comunicación y Poder, Manuel Castells). Y estos las mejoran transfiriendo recursos entre ellas, interconectándolas.
Entonces ¿qué rol juegan las personas comunes y corrientes que usan estas redes? ¿Cuánto pesan? ¿Mucho, poco? Las personas “a medida que la gente ha ido incorporando nuevas formas de comunicación, han construido su propio sistema de comunicaciones de masas a través de SMS, Blog, podcast, wikis y similares” (Comunicación y Poder, Manuel Castells).
Entonces, viene la pregunta: Facebook con más de 700 millones de usuarios, o los 6,049 tweets por segundo peak del 2011, o los millones de Chat o Blogs, ¿no son más que expresiones ciudadanas aisladas, sin importancia? ¿Es como un recreo donde nos sentimos con una cuota de poder, licencia autorizada por los dueños de las redes?
Hay otro lado de la moneda. Y es el uso de las TICS para fomentar movimientos sociales. Seguirán ayudando a muchas personas a organizarse y trazar objetivos comunes. Hay movimientos sociales fuertemente apalancados por la Internet y los dispositivos móviles. Y estos movimientos se están orientando por valores universales como los derechos humanos, la ecología o la libertad de expresión.
Si el poder que ejercen los grandes empresarios y el Estado programando e inteconectando redes es enorme,también lo podría ser el poder naciente de las personas utilizando las TICs y lo paradójico, usando las mismas redes que nos ofrecen sus megaprogramadores.
Es el poder de las personas que se unen y utilizan medios modernos para sus propósitos y demandas. No se habla sólo de Internet, sino de “tecnologías sociales”. El tema es que estas tecnologías sociales de los movimientos del 2011 están tomando un carácter más profundo. Es la denuncia general de todo el sistema político-económico, atacando así sus bases y denunciando la pérdida de legitimidad de la política y de  algunos poderosos como los megaprogramadores. Y está por verse el resultado final de esta dialéctica.

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