Una planta solar ya puede funcionar 24 horas seguidas

Especial de Science:


por Lorena Guzmán
Diario El Mercurio, lunes 28 de noviembre de 2011


El principal escollo para introducir energías renovables no convencionales al sistema eléctrico es la falta de capacidad de almacenamiento. Problema que ya avizora solución.  

 
El sol y el viento son fuentes inagotables de energía hasta que desaparecen. Ese pequeño detalle ha tenido de cabeza a los científicos investigando cómo almacenar energía cuando el sol se esconde o el viento deja de soplar, y parece que están más cerca que nunca de la solución.

"La transformación energética demora generaciones", dice Bill Gates en el editorial de una de las ediciones de la revista Science de este mes. La publicación dedicó un especial al problema y las posibles soluciones al almacenamiento energético.

Es imperativo que Estados Unidos aumente su inversión en la investigación de nuevas tecnologías energéticas, continúa Gates. "El retorno de dicha inversión puede cambiar -incluso salvar- al mundo y proveer a las próximas generaciones un futuro brillante", asegura.

El llamado de atención se debe a que EE.UU. no es quien está liderando la tecnología, sino que es España el país que se está adelantando a pasos agigantados.

"El que diga que una planta solar no puede funcionar 24 horas no ha leído lo suficiente", asegura Rodrigo Escobar, profesor de ingeniería de la Universidad Católica. "El mejor ejemplo es Gemasolar, una planta impresionante con un concepto muy innovador".

A las afueras de Sevilla, al sur de España, se erige una enorme torre como si fuera un faro extremadamente luminoso. A diferencia de las plantas solares convencionales, está compuesta por miles de helióstatos o conjuntos de espejos que persiguen al sol. Pero además tiene un sistema de almacenamiento de energía único y ese secreto está en su torre.
Hace un tiempo que se están utilizando sales fundidas para almacenar la energía en forma de calor, explica el ingeniero. Hasta ahora el sol calentaba el aceite sintético -que pasa bajo los paneles- para producir vapor y mover turbinas, y para calentar las sales. Éstas guardan calor para cuando sea de noche.

Pero la gran diferencia de Gemasolar es que en vez de utilizar aceite y sales, sólo usa estas últimas tanto para mover las turbinas como para guardar la energía en forma de calor.

"Esta planta produce 20 megawatts, costó 200 millones de euros y entrega la misma energía que una planta solar tradicional de 50 megawatts y que vale 250 millones de euros", cuenta Escobar.

Según datos de Science, el mundo consume hoy en promedio 17,75 billones de watts de energía -Chile tiene instalados 16.969,817 megawatts-. De esos 17,75 terawatts, el 85% es generado por combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural).

Una de las soluciones de reemplazo es por supuesto la energía solar, pero aún la inversión que requiere una planta de este tipo es muy alta. Pero si se mejora la tecnología de almacenamiento, "ese costo puede reducirse en más de 25%", dijo a la revista Science Fabrizio Fabrizi, de la agencia italiana de investigación energética.
"Aún falta mucha investigación básica y aplicada", opina Rodrigo Escobar. "Se está generando un movimiento muy fuerte y es probable que en cinco años existan nuevas tecnologías -o las mismas que tenemos hoy- con tamaños mucho más eficientes".

 Cuánto le falta a Chile

Aunque todos reconocen que el potencial solar del desierto de Atacama es casi perfecto, aún el
no tiene una planta solar. Para Pedro Serrano, del Centro de Innovación Energética de la U. Federico Santa María, el problema no es la tecnología sino la política. "Grandes consorcios de carácter mundial han ofertado a Chile plantas eficientes, baratas y viables para nuestro país", dice el ingeniero. Incluso tenemos sales en abundancia para almacenar y entregar electricidad las 24 horas. "Tenemos todo, menos la política adecuada que apunte a la sustentabilidad energética nacional"

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