RADIOGRAFÌA DE UNA FOTOGRAFÍA

Cuando releo esto, 
me doy cuenta que hay tanto qué decir (y que no se dijo)
de cada uno de mis compañeros y amigos...

Con Máximo he tenido el privilegio de compartir
en años recientes, en algunas contadas pero significativas
oportunidades (sobre todo teniendo en cuenta
de que por más de media década estuvo radicado
en Brasil y ahora se mueve entre Europa, África,
Medio Oriente y Rusia, teniendo como base Bruselas
-sin contar sus desplazamientos a otras regiones
del mundo (más de una vez me escribió desde Memphis
-tierra de Elvis- donde al parecer la plana mayor de IP
se reunía) + por supuesto, sus visitas a Chile
para el casamiento de una de sus hijas,
fallecimiento de su suegra y otras ocasiones
muy especiales , a lo que se agrega un breve 
pero profundo, afectuoso y valiosísimo intercambio de mails.

Lo mismo con mi tocayo y cuasi vecino de infancia, 
en que con referencias cómplices, sin necesidad
de mayores despliegues retóricos, surge ese vínculo
indeleble proveniente del sustrato que nos formó
y conformó como personas (familia, colegio, amigos,
universidad, amores, etc.) que nos nutre 
como seres humanos pero que no vemos.

Con Lucho Langlois tengo recuerdos de infancia,
por ahí por quinta preparatoria,
de su casa en la ex calle Mont D'Or
(hoy Willy Arthur Aránguiz), cerca
de Diego de Almagro y Pedro de Valdivia...
(aparte de su moto roja con que llegaba
al filo de la hora en horario de punta,
esquivando con hábiles maniobras
el contingente de georgeans 
que ingresaba por la puerta de Pedrito
en lo que ahora es Alférez Real.

Y respecto a Ricky Villaseca,
hubo algo pendiente que su temprana muerte
que hizo que me quedara 
en una situación de eterna deuda con él.

Ricky tenía un talento enorme
y era muy sensible...
y en un mundo un poco distinto
(con nosotros algo más despiertos
y atentos a las necesidades de nuestros amigos)
habría podido tener el feedback,
el afecto y reconocimiento que merecía.

Recuerdo una conversación con él
en Providencia con Suecia.
Mi hermano Jorge se encontró
alguna vez en la calle con él
y conversaron...hasta de mí.

La admiración y el afecto por todos ellos,
no ha hecho más que crecer con el tiempo...

Postscript:  Con los compañeros y amigos de colegio,
sucede que uno los ve tan poco, que recuerda
encuentros casuales ocurridos hace décadas
o incluso sucesos nimios, como que 
José Miguel Eyzaguirre, compañero en la "C"
desde primera preparatoria, lo divisara un día
en los años ochenta, ascendiendo 
por la larga escala mecánica del Metro
que emerge en el paseo Ahumada
varios escalones más arriba que yo
que me movía gracias a la misma
"cinta transportadora"...

SEMBLANZA ESCRITA PARA EXPLICARLE 
UN POCO, A MIS HIJAS SOFÍA Y CAMILA,
QUÉ VEO EN ESTA IMAGEN :

Esta imagen fue captada en el año 1968,
en una de las salas de la llamada «Pajarera»,
unas salas de clase + una sala de audiovisual;
un agregado al Edificio de Humanidades de mi colegio
que se encontraba en volado sobre el llamado Patio de las Columnas.

Nos encontrábamos en Cuarto Año de Humanidades, 
equivalente a Segundo Medio de hoy,
en la sede del colegio Saint George's College
cuando quedaba ubicado en Pedro de Valdivia
al llegar a Pocuro (hoy Templo y Headquarters
de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días (Momonland)).

El profesor es también un ex georgean,
José Simón, en aquella época profesor de Castellano,
hoy rector y al parecer dueño del colegio Newland.

Entre mis compañeros se distingue 
-desde el más cercano a la cámara,
hacia atrás:  Máximo Pacheco Matte,
actualmente en Bélgica:
President de International Paper
(la empresa más grande del mundo
en su rubro) para Europa, África,
Medio Oriente y Rusia.
Antes estuvo mucho tiempo en Brasil
como Vicepresidente para Latinoamérica.
A comienzos de los noventa
fue uno de los Vicepresidentes de Codelco.
[Su padre un católico ferviente
y padre de una prole numerosa,
ha sido ministro de Educación
en el gobierno de Frei padre
y embajador en Rusia durante
dicha administración (allí
le perdimos el rastro a nuestro amigo
por algunos años);
con posterioridad tuvo un destacado
desempeño en la lucha 
por los derechos humanos en Chile.
Durante el gobierno de Ricardo Lagos
fue embajador de Chile en el Vaticano.]

Después está Ricardo Villaseca Najarian.
Hijo de padre chileno y madre de ascendencia armenia.
Louise Najarian vive actualmente en el sector La Dehesa,
un personaje de novela, artista múltiple
abarcando la plástica, literatura y las artes de la representación. 
Nación en Sudán, su padre trabajaba para los británicos.
Después se fue a Jerusalén y terminó viviendo en Nueva York
donde conoció al padre de Ricardo.
Se casaron, se vinieron a Chile y tuvieron dos hijos.
La separación de sus padres
afectó a Ricardo, una persona
muy sensible y talentosa:
hablaba inglés a las mil maravillas,
tocaba piano, era seco para las matemáticas,
era un increíble imitador (un Kramer de aquella época)
con un agudo e irónico sentido del humor.
En ese curso con Pepe Simón escribió
un cuento que merece entrar en los 
anales del boom latinoamericano 
con Cortázar, García Márquez, 
Vargas Llosa, Donoso & Compañía.
Falleció hace algunos años
atropellado por un bus del transporte público
a pocas cuadras de su casa.

Después viene Lucho Langlois Díaz,
con quien fui compañero de curso
desde que entramos al colegio,
y bastante cercanos, al menos
uno o dos años de Preps (Básica).
Ingeniero comercial de la Católica,
buena parte de su trayectoria profesional
la ha tocado la responsabilidad
de los aspectos  administrativos y ejecutivos
en medios de prensa escritos y radiales:
primero en la Revista Qué Pasa
y en años más recientes en la Radio Agricultura
donde se desempeña como director de dicha emisora.

Finalmente está Rafael Guilisasti Gana.

Los Guilisasti vivían a una cuadra de mi casa,
en Pío X entre Los Leones y Holanda.

Su madre, la tía Isabel es un ser
maravilloso, absolutamente encantador
e infinitamente querible.
Se querían mucho con mi madre.

La última vez que estuve con ella 
para una misa en memoria de su marido
-no la veía hace como cuatro décadas-
se sacudía la cabeza intentando hacer
calzar al niño y joven que conoció
con al personaje que tenía en frente;
pero a continuación, mientras 
la saludaban otras personas,
no me soltaba la mano. 
¡Qué mujer más increíble y tierna!

Don Eduardo Guilisasti Tagle, su marido, 
personaje clave y pilar fundamental
en el despegue internacional 
de la Viña Concha y Toro,
junto con el apoyo decisivo
de sus hijos e hijas.

Particularmente sus hijos mayores:
Eduardo y Rafael (mi compañero y amigo).

Estuvo en el Mapu y estudió Historia en la Católica.

Mucho de lo que la Concha y Toro es hoy
se le debe a su talento e inteligencia.

Amigo personal del príncipe Carlos
y de otros connotados tanto del
ámbito nacional como internacional,
ha desempeñado una importante labor gremial
representando al empresariado
y dialogando tanto con los gobiernos de turno
como con las organizaciones de trabajadores.
Un gran comunicador, de inteligencia aguda
y a la vez ponderada, está como pez en el agua
con algo de interés qué decir cada vez que es consultado.

Fue presidente de la Sociedad de Fomento Fabril
y de la Confederación de la Producción y el Comercio
que engloba las más importantes asociaciones
gremiales empresariales por rubro (Sociedad Nacional de Agricultura,
Cámara Chilena de la Construcción, Sociedad Nacional de Minería, etc.)

La historia de una imagen antigua y anodina.

La primera vez que la vi fue proyectada sobre un telón
por el Father (Joe) Dorsey C.S.C., en la única vez
que he asistido a una de las Old Georgian Nights.

Al principio quedé sorprendido al reconocer a mis compañeros
(nunca antes había visto la imagen); después de unos instantes
sentí una sensación extraña: alguien con cara familiar 
y bastante joven -podría ser mi hijo- me miraba desde el fondo
de una sala de clase desde una aula que ya no existe:
el reflejo con los rostros de algunos compañeros
y un profesor captados hace más de cuatro décadas.

Yo estoy al fondo a mano izquierda,
según Benito, en mi «etapa Pokemón»,
concepto que, por supuesto, 
estaba lejos de hacerse realidad.

El hecho de aparecer
en aquel tiempo en otra fila
que mis compañeros,
cuya breve semblanza
he intentado aquí,
el tiempo ha demostrado
que me encuentro definitivamente
en otra liga, al lado de estos caperusos,
cada uno con tan notables logros
profesionales y humanos...

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