por Jaime Bellolio
Diario El Mercurio, sábado 28/10/2011
http://diario.elmercurio.com/2011/10/29/nacional/politica/noticias/D51370CF-0533-4FDA-B5CB-FF0C60AE0699.htm?id={D51370CF-0533-4FDA-B5CB-FF0C60AE0699}
Corría agosto del año 67, y en Chile había agitación universitaria.
Miguel Ángel Solar, entonces presidente de la FEUC, lideraba la toma
de la casa central de dicha institución. Entre otras cosas, pedían la
renuncia del rector, cogobierno universitario y reformas
educacionales. Decían que querían hacer una nueva universidad; pero
para ello, debían politizarlo todo. Y es que eso era lo común en la
época, todas las organizaciones ciudadanas -como federaciones de
estudiantes, gremios, juntas de vecinos y otras- estaban intervenidas
por los partidos y eran usadas para sus fines particulares, alejándose
así de sus objetivos iniciales.
En respuesta a esta postura, y también como contraposición al clima
violento que imperaba, nace el gremialismo, el único movimiento
propiamente universitario que ha logrado mantenerse vigente hasta la
fecha. La solución que planteaba el gremialismo no era la de
indignación y odio, ni tampoco la de resignación. Era la de devolver
las organizaciones, como las federaciones de estudiantes, a su lugar
natural y evidente, y así representar verdaderamente a quienes habían
elegido a sus dirigentes. En el fondo, era reponer el respeto y
dignidad hacia las personas que componían esas asociaciones, con lo
cual se permeaba a la sociedad.
En los últimos días hemos visto parte de esta misma intención de
politización e instrumentalización para causas y agendas no
declaradas, como lo fue el intento de vincular las movilizaciones por
HidroAysén y la educación de parte de Luis Mariano Rendón y Guido
Girardi. Coludidos o no, la consecuencia de dicho evento es que tanto
las instituciones como las confianzas se resquebrajan. Y al mismo
tiempo, quienes encabezan o dirigen esas organizaciones, crean un
abismo de distancia con quienes los eligieron, pasando a llevar en
parte su dignidad, al considerarlos simples números para sus causas.
Algo de esto incidió el jueves recién pasado en la votación de la
FEUC, que inicia el período de elecciones universitarias, y con ello
el fin de la dirigencia de muchos de los actuales miembros de la
Confech. En esta elección, casi un 70% de la universidad votó por un
proyecto distinto al de la continuidad de Giorgio Jackson. Éste, al
ser cuestionado por los malos resultados obtenidos, dijo en una radio
de la universidad que "los alumnos me ven un poco lejano, pero yo he
estado enterado de todo (de la universidad) a través de reuniones con
la directiva".
Con estas declaraciones, el dirigente deja en claro que se ha alejado
completamente de quienes lo habían elegido, olvidando ser su
representante, y pasando a ser vocero de un movimiento que partió
buscando la calidad de la educación, pero ha devenido en un petitorio
interminable de aspectos que, aun cuando discutibles y posiblemente
valiosos, nada tienen que ver con la naturaleza del cargo para el cual
fue elegido. Además, a medida que aumenta la desconexión, aumentan
también las posibilidades de que los líderes sean cooptados, y que los
movimientos que dirigen sean instrumentalizados para otros fines. "Hay
una capacidad de trascendencia de este movimiento que tenemos que
aprovechar", justificaba Camila Vallejo.
El alejamiento de los actuales dirigentes universitarios de los
verdaderos temas de los estudiantes, y el interés de mantener
privilegios para sólo quienes asisten a universidades del Consejo de
Rectores, por pura ideologización, son algunas de las cosas que
terminarán por volcarse en contra del mismo movimiento, así como ha
sucedido con el Colegio de Profesores y la CUT.
Urge que los estudiantes vuelvan a recuperar sus federaciones, así
como también que los miembros de sindicatos y gremios vuelvan a
recuperar sus organizaciones para sí. La solución a la
instrumentalización y excesiva politización es la misma que en 1967.
▼
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS