Momento de fatalidad
por Héctor Soto,
Diario La Tercera, 03 de septiembre del 2011
http://blog.latercera.com/blog/hsoto/entry/momento_de_fatalidad
La tragedia que enluta a TVN, al programa Levantemos Chile, al
Ministerio de Cultura, a la Fach y, en definitiva, a todo el país es
uno de esos imponderables que nos devuelve a la fragilidad de lo que
somos. Accidentes como este demuestran que cuesta muy poco pasar de la
regla general a la excepción, que nadie tiene la suerte comprada y que
-cuando las circunstancias se conjugan de mala manera- no hay libreto
ni software que nos libre de la fatalidad.
La desaparición de Felipe Camiroaga -el primer rostro de la
televisión chilena desde hace bastante tiempo- es especialmente
sensible, porque toca fibras muy profundas de un público amplísimo que
se identificaba con su decencia, su receptividad a los demás y con la
enorme capacidad de contención que tenía. Camiroaga hizo un aporte
destacado al proceso que convirtió a la televisión en uno de los
grandes agentes de la unidad nacional.
No deja de ser sugestivo en su caso que en corto tiempo, luego del
voraz incendio que consumió en minutos hace algunos meses su casa en
Chicureo, esta haya sido la segunda vez en que la desgracia acudió a
su encuentro. Ahora de manera más irrevocable, al parecer. Como
desenlace de una brillante carrera en la pantalla chica, si este es el
final, la noticia es muy triste y deja en el aire muchas preguntas.
Creemos conocer mucho a las figuras públicas, pero siempre quedan
incógnitas que respecto de él ayer no sabíamos responder muy bien.
La información dice que son 21 los desaparecidos entre pasajeros y
tripulantes del avión de la Fach y que esta podría llegar a ser la
peor tragedia aérea ocurrida en territorio nacional desde que capotara
en la cordillera el avión que traía a Chile a los jóvenes rugbistas
uruguayos.
Figurando en el listado también otro nombre de gran
resonancia, el del empresario Felipe Cubillos, líder de una hermosa
campaña del sector privado en ayuda de los damnificados del terremoto
y maremoto, vuelve a ser concluyente y golpeador que todos los que
viajaban en el aparato siniestrado hayan compartido la misma suerte.
En las catástrofes desaparecen las diferencias.
El estándar de los accidentes aéreos suele ser así: general, parejo,
fulminante, de pocas excepciones y extremadamente brutal.
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