por Patricia Vildósola Errázuriz
Diario El Mercurio, Revista del Campo, lunes 26 de septiembre de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/09/26/revista_del_campo/Reportaje/noticias/FB52D33A-C0F2-4DB9-B3EF-A3FE75BB6437.htm?id={FB52D33A-C0F2-4DB9-B3EF-A3FE75BB6437}
Proteger el ambiente, a los trabajadores e incorporar a la comunidad, es una necesidad. Y es rentable.
Sostenibilidad no es sólo un término de moda. Es una necesidad.
Desde la perspectiva comercial, ser sostenible es sinónimo de exigencia de consumidores, de valor agregado y de competitividad.
Desde la producción, es sinónimo de equilibro entre producir con respeto por los trabajadores, protegiendo el medio ambiente e incorporando en el entorno social esos mismos principios para que sean replicados por las futuras generaciones.
"El consumidor ya no busca sólo el tamaño, el precio, la calidad o que el alimento sea saludable. El mundo quiere consumir productos responsables, es decir que cumplan estándares ambientales y sociales, que tengan un compromiso con la sociedad en la que se produce", dice Mauricio Ferro, director de Conservación y Desarrollo CYD Certified, empresa que generó un estándar de sostenibilidad aplicado en varios miles de hectáreas de cultivos, en distintos países.
Si bien aún no es obligatorio, lo que los consumidores están haciendo es prefiriendo aquello que saben que viene de productores que están preocupados también del tema.
"En este momento a nivel internacional la sustentabilidad es uno de los aspectos más relevantes apreciado por el mercado y por los consumidores. Entonces los supermercados están solicitando a sus proveedores que muestren un programa de sostenibilidad. Más que hacer mediciones, piden que las empresas incorporen esto, que tengan su propio programa donde se pueda ver que hay un trabajo y que se pueda verificar que los indicadores van mejorando", dice Paola Conca, jefa del Departamento de Comercio Sustentable de ProChile.
El tema incluso se transforma en materia de análisis en congresos internacionales, como ocurrió recientemente en el Cuarto Congreso Panamericano de Ingenieros Agrónomos, y el 27° Congreso de Ingenieros Agrónomos de Brasil, donde el tema fue "Agricultura sustentable, Brasil viable".
Claudio Ortiz, ex presidente del Colegio de Agrónomos de Chile y anterior presidente de la Asociación Panamericana y de la Mundial, quien fue invitado al evento en Brasil a exponer a los más de 1.500 asistentes sobre sostenibilidad en el agro, explica que lo que ocurre es que los productores están introduciendo cambios, muchos de un alto impacto, pero que hay que ir más allá. "Significa un cambio de mentalidad de profesores, de profesores en las universidades y colegios, a nivel de organizaciones y desde el sistema político", recalca el ingeniero agrónomo.
En el país ya se reconoce, no sólo a nivel de privados, la necesidad de que el agroexportador y el productor sean sostenibles, pues le da ventajas comparativas frente a una competencia creciente.
"Para ProChile es importante que el modelo exista y que se replique. Hoy día puede significar una diferenciación de la competencia internacional. En un par de años más no va a serlo, por ello, mientras antes se implemente y se comunique, es más importante", recalca Paola Conca.
Qué es ser sostenible
Dado que ser sostenible es una tendencia que cae dentro de las que han venido apareciendo, como la de las huellas del agua o del carbono, no existe a nivel global un estándar único sobre qué se requiere para ser sostenible.
Pero el concepto es claro.
"Sostenibilidad es mucho más que ser orgánico o ser socialmente responsable, porque ser uno de ellos, no implica necesariamente cumplir con lo otro. Tampoco es el extremo ambientalista que dice no tocar, aunque haya gente que se muera de hambre. Es equilibrio entre generar ingresos económicos, impacto social y protección del ambiente. Eso hay que tenerlo muy claro. El objetivo final es disminuir y, de ser posible, eliminar los impactos generados por la producción agrícola en todos los ámbitos, pero al mismo tiempo ser rentable" recalca Ferro.
Al igual que ocurre con otros estándares, por ahora son las empresas las que empiezan a crear sus propios. Así, son los mismos supermercados los que piden a sus proveedores que muestren lo que están haciendo en estas materias. Y, si es posible, prefieren contar con algún respaldo que lo demuestre.
"Nosotros llegamos a los primeros agricultores chilenos a través del contacto que nos hizo Dayka & Hackett, quienes tenían interés en que sus proveedores pudieran trabajar con ciertos estándares", cuenta Ferro.
CYD, que es parte de la Red de Agricultura Sostenible, partió su trabajo en sustentabilidad agrícola trabajando con el café, y luego flores, en Centroamérica.
Fue desde ahí que, en conjunto con Rainforest Alliance -que es la secretaría internacional de la Red- evaluaron todos los impactos negativos que puede generar la actividad agrícola y, a partir de ello, desarrollaron un estándar que actualmente considera 10 principios que buscan cambios que permitan disminuir -y si es posible eliminar- esos impactos con el objetivo de proteger el entorno medioambiental, a los trabajadores y a las comunidades locales.
Hace cuatro años aterrizaron en Chile y tomaron contacto con algunos productores de uva de la zona central y norte, a través de los contactos realizados por cadenas de retail de Estados Unidos y de Europa. Los primeros chilenos que empezaron a trabajar con esos estándares fueron el grupo Alduna, con uva de mesa y kiwi, luego se sumaron Agrícola Cochiguaz, Agrícola Bellavista y El Cerrito. En estos cuatro años ya trabajan con cerca de 50 empresas nacionales. Y se han llevado sorpresas.
"Los productores chilenos que están trabajando con nosotros son un ejemplo de sostenibilidad a nivel mundial, porque más que sólo cumplir un estándar, se comprometen y se insertan en un proceso de mejoramiento continuo. En papas y en uva los productores chilenos con que trabajamos son los mejores del mundo en estas materias y eso lo están reconociendo los supermercados de Estados Unidos, que los están buscando", recalca Ferro.
No es tan caro
Cuando se habla de sostenibilidad lo que se busca es que el productor se involucre y haga cambios que perduren en el tiempo, y que una consecuencia de ello pueda ser la ganancia de competitividad, lo que puede, como beneficio agregado generarle un mejor ingreso.
"No queremos que el objetivo sea ser sostenible para ganar más. Lo que se busca es que se tome conciencia de la importancia que tiene ser sostenible y que por ello se realicen cambios", sostiene el especialista.
Esos cambios no son necesariamente de alto costo.
Por ejemplo, una de las agrícolas con que trabajaban en CYD utilizaba cintas de plástico para amarrar sus racimos. Cuando se les comentó que eso dejaba una huella muy fuerte en el ambiente, las reemplazaron por otras de totora o de otro material biodegradable, como una forma de no contaminar los suelos. Otras empresas están estableciendo áreas protegidas de conservación de flora y fauna dentro de sus mismos predios -en el norte incluso se ha conseguido recuperar al zorro de cola roja en una zona donde ya no estaba-, a pesar de que ello puede significar dejar un área sin producir. Algunas reforestan como una forma de recuperación de cuencas hídricas. En el valle del Elqui se está trabajando en generar su propia energía y también han establecido zonas de protección de camélidos y de manejo para repoblar zonas.
Muchos de los cambios que se están generando vienen motivados por interés de las empresas, aún cuando no estén exportando.
Ocurre por ejemplo con lo que está haciendo Pepsico Chile, donde sus productores han realizado una serie de avances a pesar de que su producto no va a los mercados internacionales, sino al local. "Esos productores son un ejemplo a nivel mundial. Tienen toda una infraestructura móvil para evitar la contaminación. Es decir, tienen baños, bodegas, duchas móviles. También instalaron sistemas tecnológicos para evitar la pérdida o mal uso del agua. Y están trabajando con las comunidades locales, como algunos pueblos originarios, para ver la forma de incorporar sus propias papas", recalca.
Si bien volverse sostenible parecen palabras mayores, especialmente para las pymes del agro que tienen pocos recursos, la realidad es que en ocasiones los cambios son menores, no todos implican costos, e incluso pueden generar beneficios desde el punto de vista económico.
"No se le puede pedir a un pequeño productor de una hectárea que haga una súper bodega. Lo importante es que aquello que hace, así sea una pequeña, lo haga bien. Aquí se trata de aplicar procesos lógicos. Tenemos que maximizar esto, sobre todo en áreas donde hay crisis. El mundo está perdiendo demasiada biodiversidad, no se están protegiendo los recursos hídricos, ni los suelos. Hay que cuidarlos", enfatiza Ferro.
Hacer cambios mínimos puede significar, además de ser sostenibles, incluso bajar costos.
"En Chile hay muchos productores que hacen aplicaciones por programa y no por monitoreo.
Cuando se utiliza monitoreo se puede hacer un control específico, lo que significa bajar el uso de productos ya que se utilizan sólo cuando se necesitan. También se pueden hacer cosas como la calibración de las pulverizadoras. Se sabe que cuando éstas no están bien ajustadas hay entre 12% y 37% más de costo por mayores usos de productos, de maquinaria y de mano de obra. Eso es sin considerar todos los costos colaterales", dice Ortíz.
Lo importante en esto es que junto con tomar conciencia se tome la decisión de avanzar, tomar las definiciones y darlas a conocer.
"No se puede hablar de que eres una empresa sostenible si no tienes una política de sostenibilidad, una filosofía que conozcan tus trabajadores, consumidores, compradores. Esa es la forma en como se llevan a la práctica estas cosas. No puedo decir "Soy sostenible"' y no tener control de basura, de agua. Se puede preparar a los productores, entregarles herramientas, para que tengan auditores internos en sostenibilidad. Tiene que ser algo real, medible", enfatiza Ferro.
Mucho más que el medio ambiente
Pero, cuando se trata de sostenibilidad se vuelve muy importante la incorporación de las comunidades locales, pues es lo que permitirá que las acciones tengan un alcance mucho mayor y se perpetúen en el tiempo.
"La idea es que el productor no sea sólo observador o extractor de recursos, sino que sea un polo de desarrollo de su localidad. El objetivo debe ser insertarse en la comunidad, crear cadenas de generación inclusivas, donde se puedan provocar cambios en la comunidad. Por ejemplo, en la escuela educar a los niños en temas medioambientales, pues ellos se transforman entonces en promotores. Ellos después llegan a sus casas y comienzan a hacer que las familias los incorporen. Al final la comunidad entera comienza a proteger su entorno y el beneficio social de eso es permanente en el tiempo. El objetivo es apoyar el desarrollo de personas con mirada de sostenibilidad, independiente de su formación profesional", recalca Ferro.
Tienen casos concretos de avance, como el de agrícola Dalbosco, que incorporó a toda la comunidad donde se inserta en el manejo de basura, separando entre orgánico y no, y luego ubicaron a una empresa que se hiciera cargo de eso.
"No se puede hablar de sostenibilidad si no eres un grupo activo con la comunidad. Son procesos a largo plazo", recalca el especialista.
Hay algunas cosas que pueden ayudar a que las empresas que implementan medidas sostenibles puedan hacer que eso se transforme también en un valor agregado.
"Por ejemplo, acciones como un inventario de la flora y la fauna del predio ya es un aporte.
Pero hay que hacerlo público al interior de la compañía para que todos estén enterados y sepan que tienen que protegerlo. Así hayan reforestado con un árbol, si se están haciendo cosas, hay que mencionarlas. Tanto las positivas como las que no lo son. La idea es que haya transparencia, porque es lo que busca el consumidor. Por eso hay empresas en el extranjero que para seleccionar a sus proveedores se meten a su página web y miran su realidad", dice Ferro.
48 empresas chilenas, 16 ríos circundantes a zonas productivas, 6.318 há de bosques y reforestadas tiene CYD
48 empresas chilenas, 16 ríos circundantes a zonas productivas, 6.318 há de bosques y reforestadas tiene CYD
Los supermercados de EE.UU. ya privilegian empresas que tienen programas de sustentabilidad y muestran avances en ellos.
Potencial de Chile
"Como nuestra economía está basada en las exportaciones hay sectores en que se está trabajando. Uno de estos es el de los alimentos, especialmente vinos y bebidas y los que llegan al productor final etiquetados. Aquí quizá los más avanzados son los vinos. Todos los otros sectores lo han hecho en temas puntuales, el sector agrícola tiene Buenas Prácticas Agrícolas, Eurogap, es decir en Chile lo que tiene que ver con inocuidad se está haciendo, pero aún hay áreas muy importantes para avanzar. Lo clave es ir incorporando estos conceptos y aplicándolos", recalca Paola Conca.
Ferro, quien es chileno pero vive en Ecuador, recalca que el país tiene ventajas comparativas en relación a muchos países de la región.
"Chile tiene una legislación bien estructurada. Un campesino chileno y uno peruano son dos realidades totalmente distintas. Entonces, en Chile hay una base muy sólida. Tiene solucionado muchos temas que otros están lejos de resolver, como el tema laboral, de salud y seguridad ocupacional, hay buenas entidades de asistencia técnica. En Chile la gente no se da cuenta de lo que tiene. Chile tiene un plus y tiene que aprovecharlo. Lo que se ha hecho en Chile no se ha hecho en ninguna parte. Aún así el país tiene un potencial único que no lo aprovechan".
Pero el país tiene grandes amenazas: no tiene energía y una minería que pesa mucho.
"La ventaja es que hay un nivel de conciencia de la sociedad", enfatiza Ferro.
Algunos avances que vienen
En ProChile tienen un programa de sustentabilidad al 2014, que trabaja a través de las asociaciones y mesas de trabajo donde estos temas se van discutiendo y conversando. A partir de ello se han generado avances que sirven de ejemplos para que los que empiezan no cometan los mismos errores. También hay estudios públicos a los que pueden acceder vía web. Entre ellos hay uno de la huella de carbono donde se mapeó todo el proceso que significa producir aceite de oliva, y cuales son las medidas más importantes para poder reducirla. También hay una guía de huella de carbono, de la A a la Z.
Asimismo, dentro de un mes empieza un estudio para levantar la situación del sector exportador chileno y comparar con lo que requieren esos mercados para determinar las brechas que existen, y con eso se propondrán programas de sustentabilidad.
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