Archipiélago de Juan Fernández: Las Galápagos de la Flora‏

Tras la tragedia en Juan Fernández, a la que se suma el lamentable
accidente ocurrido recientemente en la pista aérea que costó la vida a
un cabo de la Fuerza Aérea de Chile y en el contexto de los admirables
esfuerzos que se han desplegado a fin de encontrar los restos tanto de
la tripulación y pasajeros como del avión siniestrado,  uno no
quisiera mencionar  más cosas negativas que estén relacionadas con el
archipiélago,  particularmente teniendo en consideración las trágicas
consecuencias que todavía se lamentan en pérdida de vidas por causa
del tsunami no alertado y de la devastación que el maremoto provocó en
el poblado de San Juan Bautista en Bahía Cumberland, pienso que tal
vez sea oportuno mencionar un aspecto más, dado el grado de atención
que ha concitado en nuestros compatriotas la realidad del
archipiélago, teniendo en mente sobre todo, la reflexión y lecciones
que se puedan sacar de estos tan lamentables y tristes hechos.

La amplia cobertura que los medios han dado a la tragedia que nos
conmovió a todos, ha permitido también la posibilidad de contemplar
las impresionantes vistas y desolados paisajes de la accidentada
geografía de Robinson Crusoe.  Lugar mítico que ha servido de marco
para increíbles historias reales y noveladas pero que al ojo de un
observador atento, revelan también otra devastación:  la erosión y
pérdida sistemática de su hábitat original.

Juan Fernández es considerada por muchos expertos y entusiastas, «las
Galápagos de la flora». Alberga unas 130 especies de plantas
que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. El connotado
biólogo de Harvard, E.O. Wilson afirma en su libro «El futuro de la
vida» que Juan Fernández probablemente sea el lugar en el planeta que
concentra el mayor número de especies en peligro en un solo lugar.

Tras siglos de perturbaciones producidas tanto por visitantes y
lugareños (el fuego, los machetes y hachas, la introducción de
especies foráneas invasivas, particularmente la cabra) ha desaparecido
no sólo el sándalo entre las plantas, sino que hay especies endémicas
de estas islas que se encuentran en peligro, como el magnífico
Picaflor de Juan Fernández.

Iniciativas como el Plan de Conservación de la Biodiversidad Terrestre
para el Archipiélago de Juan Fernández, con un costo de siete millones
de dólares, que se encuentra a la espera de recibir el financiamiento
necesario para ejecutar el plan a partir de Marzo de 2012, debe ser
apoyado junto con otras iniciativas que vayan de la mano de un turismo
sostenible y una conectividad confiable y permanente, que preserve
antes de que sea tarde  la riqueza de dicha flora y fauna, la que no
sólo es de una riqueza invaluable por sí misma, sino que traerá
también la anhelada prosperidad y mayores seguridades para los propios
habitantes de Juan Fernández, cumpliéndose el anhelo de una
integración efectiva preservando al mismo tiempo su esencia.

Intuyo que Felipe Cubillos, Felipe Camiroaga y todos los que murieron,
así como los demás que siguen comprometidos con estas maravillosas
islas y sus habitantes compartían y comparten este sueño.

R.


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