Falla eléctrica y política


Falla eléctrica y política

por Eduardo Bitran
Diario La Segunda, Martes 27 de Septiembre de 2011 
 http://blogs.lasegunda.com/redaccion/2011/09/27/falla-electrica-y-politica.asp

 La serie de fallas en el sistema de transmisión eléctrica en los últimos dos años es la manifestación de las serias deficiencias que ha tenido en Chile la regulación de este subsector.
La regulación de transmisión eléctrica fue modificada, por ley, a mediados de la década pasada, generando un marco jurídico que en buena medida plasmó el interés de un tipo de desarrollo de generación eléctrica, que tenía defensores corporativos claramente identificables.
 El sistema resultante no sigue las mejores prácticas internacionales de los países de la OCDE. El rol del Estado quedó disminuido y la influencia de las generadoras, hipertrofiada. La influencia desmedida de algunas generadoras quedó de manifiesto en la primera fijación tarifaria de transmisión, luego de aprobada la ley, se las arreglaron para limitar la inversión en transmisión a un mínimo, para tener mayor espacio para el margen de generación, comprometiendo la seguridad del sistema, impidiendo inversiones que fueron propuestas y rechazadas por estas empresas, aumentando dramáticamente la vulnerabilidad del sistema y de, paso, limitando la entrada de nuevos actores con oferta más lejana.
El problema está principalmente en la ley. La definición de troncal, el modelo de planificación y el sistema de tarificación generan incentivos para que las generadoras establecidas traten de influir en limitar al mínimo el desarrollo de la capacidad de transmisión. Ahora estamos pagando las consecuencias.
 La regulación de la transmisión eléctrica debe velar por varios objetivos: dar señales de localización que incorporen los costos de transporte de energía a los centros de consumo, reducir la inversión en capacidad de respaldo; reducir la vulnerabilidad y aumentar la seguridad del sistema; facilitar el desarrollo de recursos renovables lejos de los centros de consumo y, muy importante, promover la competencia y reducir las barreras de entrada.
La regulación existente se enfoca en minimizar los costos de transporte de energía y no valora adecuadamente los otros objetivos y en particular el aumento de competencia. La implementación de la regulación ha considerado en forma insuficiente la seguridad y mantendrá por los próximos siete años un sistema muy estrecho, con elevadas barreras de entrada y problemas de seguridad.
La regulación no valora el efecto de estabilidad y seguridad de la interconexión de sistemas. Si tuviéramos interconectado el SIC-SING la estabilidad del sistema sería mayor y la recuperación frente a fallas más rápida. Esta discusión se realizó en el Congreso cuando se legisló sobre transmisión, pero se perdió frente a los intereses corporativos más poderosos del sector.
Como consecuencia de esta planificación inadecuada, a partir del 2015 tendremos serias restricciones de Charrúa al Sur, limitando el desarrollo de recursos energéticos renovables y generando mayores costos de energía en las zonas que quedan con restricciones de transmisión.
La captura regulatoria, la vinculación entre negocios y política siguen siendo factores que nos pasarán la cuenta por muchos años en diversos ámbitos.
La solución requiere una mayor sofisticación y capacidad regulatoria del Estado y un rol más activo de éste en la promoción de la competencia. Llegó el momento de modificar la regulación de la transmisión eléctrica, acercándola a las mejores prácticas internacionales y recuperar el rol ineludible de planificación que le corresponde al Estado en este ámbito.

Business is business.


Business is business.


Chuck Lorre es un viejo zorro:

los escándalos en torno a la serie

tras la salida de Charlie Sheen

más que duplicaron 

las expectativas de audiencias...


No hay mala publicidad...

todo sirve, especialmente el escándalo...


 si las cosas no llegaran
a funcionar del todo bien con Ashton Kutcher
siempre está el eventual comodín
del abuenamiento de Lorre con Sheen
y un eventual regreso  en gloria y desfachatez
del incorregible Charlie Harper...


‘Two and a Half Men’ no es lo mismo sin Charlie

  • La serie, ahora con Ashton Kutcher como protagonista, se valió de invitados especiales y desnudos en su primer episodio. ¿Podrá conquistar al público cuando pase la eufórica expectativa?
    • Foto: Vanguardia/ Archivo
    ¿Fue deficiente la actuación de Ashton Kutcher en el estreno de “Two and a Half Men”? ¿Los guionistas resolvieron la salida de Sheen de una forma ridícula? ¿Hubo otras bajas en el elenco? La verdad, no. La actuación de Kutcher estuvo al nivel, la partida del protagonista se justificó bien y otra vez Alan, Jake, Berta, Evelyn y hasta Rose hicieron acto de presencia en la pantalla. La cuestión en este caso, que todo encaja en el sentido pragmático, es ¿qué faltó? Simplemente, faltó Charlie Harper.

    La novena temporada de “Two and a Half Men” inició el lunes en Estados Unidos y en México comenzará, por Warner Channel, hasta el 9 de noviembre. El primer capítulo de esta nueva entrega era esperado por millones debido a los líos que lo antecedieron, con la salida en malos términos del hijo de Martin Sheen y el contrato del esposo de Demi Moore para reemplazarlo.

    El día llegó y más allá del récord de audiencia 27.7 millones de espectadores, casi el doble que en el arranque de la temporada anterior , habrá que analizar si esta sitcom puede superar la expectativa y colocarse realmente en el gusto de los fans. El pronóstico es que no sucederá.

    La novena temporada inicia, como ya se había filtrado en los medios, con el funeral de Charlie Harper, quien fallece en París arrollado por el metro. Para lograr una remembranza significativa del cínico, mujeriego y adinerado escritor de jingles, el velorio incluye a la mayoría de las mujeres que amó o engañó. Es arriesgado decir que las juntaron a todas, aunque eso parece. Al menos, las más importantes sí salen a cuadro: Chelsea, Mia, Courtney, Lidia, Isabella y miss Pasternak. Por supuesto, Rose también está presente y se sugiere que la acosadora de Charlie fue quien lo empujó a las vías del metro.

    El reencuentro del elenco continúa en la casa de Malibú del difunto, la cual Evelyn está por vender. Judith y Herb aparecen de nueva cuenta y Berta conserva su trabajo. Pero lo que sorprende del primer capítulo son los actores invitados: primero John Stamos, quien recuerda un episodio de perdición junto a Charlie, y después Jenna Elfman y Thomas Gibson, los protagonistas de la serie de finales de los 90, “Dharma & Greg”. El matrimonio muestra de que los años no pasan en vano aparece unos segundos como

    posible comprador de la casa, y aunque no se llaman por los nombres de sus antiguos personajes, se entiende que son ellos y que el “amor” de los buenos tiempos ahora es fastidio mutuo, pero cómico.

    Como a mitad del capítulo, al fin, aparece Ashton Kutcher. Su personaje se llama Walden Schmidt. Se trata de un galán multimillonario abandonado por su esposa, quien llega a la casa de los Harper después de un intento fallido de suicidio en el mar. La historia que vendrá a continuación se entiende sin mucha ciencia: Walden comprará la casa de Malibú y permitirá que Alan siga viviendo en ella. Ahora, los dos se convertirán en compañeros de juerga. Sin embargo, Alan es quien debe darle lecciones al joven (que parece inexperto con las mujeres), aunque pronto descubrirá que si bien es torpe, Walden consigue lo que quiere con su galanura, inteligencia y liquidez económica.

    En los medios se han publicado como “armas de audiencia” los desnudos de Kutcher en el primer episodio, pero éstos parecen irrelevantes al lado del verdadero problema: ¿con qué reemplazará la producción de Chuck Lorre el binomio torpeza-perversidad que habían logrado en ocho años Alan y Charlie? ¿Podrán ahora dos bobos sin malicia hacer una

    mancuerna exitosa que perdure más de una temporada? Eso nos regresa al punto de partida: faltó Charlie Sheen en el primer capítulo y faltará durante toda la serie. Sin los Charlie (el real y el ficticio) no es lo mismo.

    Si éste fuera un episodio único (con el protagonista de vacaciones, por ejemplo), definitivamente funcionaría. Kutcher es simpático y aunque en momentos su nuevo personaje nos remite a Kelso en “That 70’s Show”, no deja de ser divertido en pantalla. Alan (Jon Cryer), Evelyn (Holland Taylor) y Berta (Conchata Ferrell) siguen tan fantásticos como siempre, sólo falta ese imán que los unía… Charlie.

    Hay que recordar capítulos de “Seinfeld” o “Friends” donde todo ocurría en un mismo espacio, con las actuaciones de los protagonistas. ¿Podrá llegar “Two and a Half Men” a lograr esta compenetración con su nuevo elenco? ¿O su éxito estará supeditado a los invitados especiales y a las remembranzas de las locuras de Charlie?

    Habrá que publicar los ratings a mitad de la temporada para afirmar si fue o no un éxito. O esperar, como ya comienza a especularse después de la aparición “mansita” de Sheen en los Emmy, a que Charlie Harper regrese tarde o temprano a las andadas.
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    Cable: Larga vida a Charlie Harper

Lucro



por Sergio Melnick 
Diario La Segunda, Jueves 29 de Septiembre de 2011
http://blogs.lasegunda.com/redaccion/2011/09/29/lucro-bendito-seas.asp
Por alguna razón que no entiendo bien, la izquierda ha demonizado el lucro. Ha logrado asimilarlo a la codicia como si fueran lo mismo, pero no lo son. El afán de lucro es una poderosa energía que mueve al ser humano tal como lo hace la energía sexual, el hambre, la defensa, la espiritualidad, el amor, la confianza, el arte y otras. Todas pertenecen a la compleja naturaleza humana. Ir al baño también es humano. La izquierda siempre ha querido “diseñar” un hombre nuevo, de tablero, así como el Transantiago, y se ha rebelado contra el ser humano como es. Pero ¿quién es aquel tan bueno o tan mejor para cambiar a los otros? Por eso siempre hemos buscado profetas e iluminados, seres superiores, pero hasta donde yo sepa no ha salido ninguno de la izquierda, que muestra un penoso récord de las peores dictaduras de la historia tratando de hacer el hombre nuevo.
Sin duda hay cosas del ser humano que no nos gustan, como la envidia, la delincuencia, la mentira, la lascivia, el engaño, la pedofilia y tantas otras. Pero es fácil ver que son elementos de otra categoría. Los países socialistas, además del lucro, también pelearon contra la fe. La llamaron el opio de los pueblos y la prohibieron por decreto. Pero fue una pelea perdida, porque era contra la propia naturaleza humana. Prohibieron los mercados en sus economías, pero el mercado negro emergía igual, porque es parte de la naturaleza humana.
Lucrar significa básicamente tomar un beneficio en recompensa por lo que se hace, así de simple, así de complejo. Lucro es provecho, beneficio, utilidad, ganancia, interés, rendimiento. Y el beneficio puede ser recibido de diversas maneras; por ejemplo en dinero, pero también en honores, ventajas, prestigio, prebendas, poder, iluminación u otros. Hasta aquí no conozco a nadie que no quiera ser compensado por lo que hace. Es más, la mayor parte de las personas estiman que debieran ser aun mejor compensadas por el esfuerzo que hacen. Conozco muy pocas personas que ya no quieren progresar, que no quieran vivir mejor, o su familia, de acuerdo a los estándares que cada uno define. Uno quiere ser premiado por lo que hace. Los aplausos y medallas no ayudan a la familia a comer mejor.
Los que demonizan el lucro son en general los que más lucran. Es asombroso observar cómo la mayor cantidad de políticos de la izquierda viven del Estado, es decir de lo que producen los demás. Jamás han pagado un IVA el día 12 del mes o leyes sociales de los empleados. Jamás han participado de la producción, pero sí de los beneficios. Y es tan fácil ser generoso con los recursos de los demás, sobre todo haciendo leyes que benefician a sus votantes, para que los elijan ad aeternum. Por eso los países manejados por la izquierda tienden a quebrar, o no son capaces de progresar. La Concertación lucró de maravillas con el gobierno. Un festival de sillas giratorias, embajadas, pitutos, ONG, sobresueldos en sobres con efectivo, libres de impuestos, decenas de miles de pegas estatales, y sólo el tipo de arte que les acomodaba. Recuerdo que el Senado se achicó, pero no su presupuesto. La Moneda se gastaba 40 millones al mes en flores porque a la presidenta le gustaban las flores; una forma más bien burda de lucrar. La ENAP perdió US$ 1.000 millones el 2008, y ni siquiera cambió el directorio, sólo otra forma de lucrar. Claro, al pobre oficial de carabineros, que trabajaba 7x24 al servicio de la seguridad de la Presidencia, se le ocurrió mandar a dejar a la señora en un auto fiscal, y lo calcinaron de por vida.
Pero aún queda el argumento más sustantivo. El lucro es siempre una retribución a lo que se hace. Es difícil lucrar si lo que se hace está mal hecho. ¿Cómo podría alguien lucrar en salud dando un mal servicio? y en educación, o produciendo pan. Los así llamados “servidores públicos” son capaces de parar el sistema de atención al público si no le suben las remuneraciones. ¿Es eso lucro? Claro que es una forma de lucro, pero nadie la demoniza, es más, a la izquierda le parece muy bien. ¿Y qué les parece el banco estatal vendiendo tarjetas de crédito e incentivando a la población a endeudarse? ¿O el canal estatal dedicado a hacer telenovelas, programas de farándula y otras yerbas? Es sólo otra forma de lucro.
Amigos, le debemos gran parte del progreso de la civilización al deseo de lucrar, al intento de las personas por mejorar su condición, a emprender nuevas aventuras en todos los ámbitos posibles. Sin afán de lucro estaríamos aún en las cavernas, o simplemente no habríamos sido capaces de sobrevivir a la historia. No hay que confundir el lucro legítimo, con el delito o las malas formas de lograrlo. Eso es tema de la ley, que es harina de otro costal. El hecho que haya malos empresarios es tan humano como que hay trabajadores sacadores de vuelta, políticos corruptos o personas que falsifican licencias médicas.
En síntesis, tratar de eliminar el lucro de la sociedad es lo mismo que renunciar al progreso, o tratar de prohibir las relaciones sexuales, o el consumo de alcohol. Muchos han tratado, nadie lo ha logrado. Hablar de lucro excesivo es un discurso inconducente. Lo que hay que hablar es de evitar la concentración del poder, de cualquier tipo, evitar los monopolios, carteles y otras yerbas, o regularlos, tener leyes inteligentes, luchar por la transparencia de información, y por sobre todo luchar por la libertad para buscar el lucro, es decir, por competir por aportar a la sociedad y ser premiado por ello.
Nada hay mejor que una nación con personas con ganas de progresar y esforzarse para vivir mejor. Nada hay peor que la casta de personas que les gusta vivir del impuesto que pagan todos los demás, y que les gusta predicar cómo deben vivir los otros.

Camila Vallejo acusa violenta represión de Carabineros en marcha



Actualizado 29/09/2011 - 17:13

La presidenta de la FECh reaccionó con molestia por los incidentes, los cuales atribuyó al actuar de los efectivos policiales. “Carabineros tendría que haber colaborado para guiar la manifestación y controlarla, pero no reprimirla”, afirmó.
La vocera de la Confech y presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), Camila Vallejo, responsabilizó a personal de Carabineros de los incidentes ocurridos durante la marcha estudiantil de este jueves.
“Ya demostramos que somos capaces de dialogar y de ceder en el recorrido, pero ya es el colmo que se nos reprima de esta forma, porque si bien no había un escenario final”, manifestó la dirigente.
Vallejo agregó que “Carabineros tendría que haber colaborado para guiar la manifestación y controlarla, pero no reprimirla (...) Si hay estudiantes que creen que la manifestación sigue por otro recorrido, (tendrían que) guiarlos”.
La estudiante afirmó que durante esta movilización “se reprimió a todos los manifestantes, absolutamente a todos. No al que tiró una piedrita, sino que al conjunto de la manifestación”.
A pesar de lo anterior, Camila Vallejo confirmó su asistencia a la mesa de diálogo programada para esta tarde con el Gobierno, instancia que busca dar una solución a la crisis educacional, que se prolonga por casi 5 meses.

No sirve para nada



por Cristián Warnken 
Diario El Mercurio, Jueves 29 de Septiembre de 2011 
http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2011/09/29/no-sirve-para-nada.asp

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Una destacada medievalista catalana, Victoria Cirlot, especialista en filología románica, visita Chile en estos días. Participa en un seminario sobre “Las formas de hablar del silencio” y en un encuentro sobre la Edad Media. ¿Para qué sirve estudiar las visiones de la mística del siglo XII Hidelgarda von Bingard o los símbolos del “Cuento del Grial”?
Para nada. Desde un punto de vista estrictamente utilitarista, estos simposios convocados para comentar o interpretar viejos textos del pasado no tienen relevancia alguna, son un lujo, una rareza, un delirio de humanistas, esa bizarra subespecie en extinción. La misma Victoria Cirlot, en una intervención en una universidad española, años atrás, alertaba sobre los riesgos del “vicio utilitarista” que se ha apoderado de nuestras sociedades y que, incluso, está amenazando el ser mismo de las universidades, que han tenido como misión y como destino, desde siempre, mantener vivo el espacio para la gratuidad, para el pensamiento y la creación que se sustraen al pensar calculante. En los inicios de la República, Andrés Bello se esmeraba en la traducción de un verso en latín, en cuestiones filológicas vistas desde hoy como bizantinas, absurdas. ¿Qué sería de Chile sin esos “inútiles”? Talvez un páramo cultural más profundo que cuanto ya lo somos. No habría surgido la Universidad de Chile, no habría humanidades, ni el poco de ciencia que tenemos. El utilitarismo ciego, ramplón, termina por condenar a los países que viven con las anteojeras del puro presente al estancamiento en una sola dimensión del desarrollo, la del desarrollo económico.

Lo único que ha permitido el pleno desarrollo del hombre ha sido la absoluta gratuidad e inutilidad de los saberes en los que ha explorado siempre por curiosidad, asombro o simple amor al saber mismo. Victoria Cirlot recuerda una historia de Sócrates citada por Cioran. Mientras se le estaba preparando la cicuta, Sócrates aprendía un aria con la flauta. “¿De qué te sirve?”, le preguntaron, y él contestó: “Para saber esta aria antes de morir”. No todo es “para algo”, hay muchos “sin para qué” que nos pueden hacer sentirnos orgullosos de pertenecer a la especie humana, esa que muchas veces nos da vergüenza cuando leemos los titulares de los diarios. La sonrisa de la Gioconda, el estremecedor adagietto de la Quinta Sinfonía de Mahler, un verso de Huidobro o estos de Angelus Silesius: “La rosa es sin porqué,/ florece porque florece”. Cada uno de nosotros debiera aprender algo completamente inútil antes de morir. Algo que nos diera esa grata sensación de que no estuvimos aquí sólo para engrosar una estadística, para incrementar unos ahorros, para capitalizar, algo que se resistiera a la mera eficiencia. El que se junte un puñado de medievalistas en nuestra ciudad es un milagro y una forma de resistir a la desaparición del horizonte de gratuidad de nuestra vida y nuestra cultura. Cuando ello ya no ocurra, nuestra sociedad será plana, homogénea, gris, eficiente pero vacía, sin el júbilo que nos da una música inesperada surgida del silencio o una reflexión profunda nacida del viejo thaumazein, el asombro o la perplejidad de nuestros padres, los griegos.
El problema más importante hoy no es que estén cayendo los valores de la bolsa o que esté paralizada una parte del sistema escolar. Tenemos que aprender a coexistir con crisis cíclicas, sociales y económicas, probablemente cada vez más intensas. El verdadero problema es la gran crisis de sentido de sociedades que, por focalizar todo en el “para qué sirve”, han terminado por devastar no sólo la tierra, sino el alma de la tierra. Corremos el riesgo de morir envenenados por la cicuta del utilitarismo, pero sin haber aprendido una sola aria de flauta, que es lo único que nos puede preparar para recibir nuestra propia muerte con una sonrisa.

TOLERANCIA CERO



 El programa Tolerancia Cero de Chilevisión, invita al Alcalde de providencia Cristián Labbe a su edición del 25 de Septiembre, para analizar las medidas adoptadas en el Municipio frente a los problemas estudiantiles. Curiosamente a la hora de programa se realiza una contra manifestación para el Alcalde en la entrada del canal… ¿extraño no?, se nota ahí la mano odiosa de Paulsen y Del Río. Pero al margen del importante detalle hay que destacar la entereza, capacidad, valentía y desplante del Edil, quien NO permitió que los panelistas dominaran la situación. Respondió a todo con verdades, con argumentos reales y jurídicamente concretos. Fue notoria la desesperación de algunos, que tratando de sacar fuerzas del aire, no pudieron frente a la capacidad del Alcalde Labbé. Matías del Río por ejemplo, no supo cómo plasmar su cuestionario ni defender la posición que pretendía imponer. Fernando Paulsen fue peor, simplemente no pudo preguntar nada, y se limitó finalmente con notoria asfixia, a sacar a flote el pasado Militar del Alcalde, y otras sutilezas absurdas, las que sólo lo dejaron en ridículo. Fernando Villegas no se prestó para el juego, hizo un par de preguntas sobre el tema en cuestión y se conformó con todas las respuestas. Excelente el Alcalde de providencia… Ojalá Chile tuviera un Presidente así, con conocimientos, capacidad y lo principal… con pantalones.  Es una alternativa interesante para estudiar. Alejandro Russell
  



Una apuesta por la bibliodiversidad



La alianza de editores independientes y una suelta de libros para dar batalla en un mercado complejo. 

POR MARÍA LUJÁN PICABEA

REVISTA Ñ, SUPLEMENTO CULTURAL DIARIO CLARÍN DE BUENOS AIRES, 24/09/2011
“Un libro hallado en el banco de una plaza o en el subte, además de ser un regalo feliz e inesperado, genera una escena disruptiva en medio de la cotidianidad de una ciudad que recuerda a su nuevo dueño que ese conjunto de hojas y tinta contiene un mensaje y que tiene su propia historia de lecturas a la que uno puede sumarse”, dice Constanza Brunet, directora de la editorial Marea y presidente de la Alianza de Editores Independientes de la Argentina por la Bibliodiversidad, y se refiere a la intervención de suelta de libros con que celebró el pasado miércoles el “Día B”, Día Internacional de la Bibliodiversidad. “La bibliodiversidad es la diversidad cultural aplicada al mundo del libro. Como eco de la biodiversidad, se refiere a la necesaria diversidad de las producciones editoriales que se ofrecen a los lectores”, comenta Guido Indij, librero, titular de Interzona y Lamarcaeditora y coordinador de la Red Hispanohablante de la Alianza Internacional de Editores Independientes. En la búsqueda por garantizar esa bibliodiversidad, los editores independientes dan su más dura batalla. “La existencia de la edición independiente es la garantía de la bibliodiversidad –afirma Brunet–. Hablamos de aquellos editores que aspiran a participar en lo más rico que tiene una cultura, que es lo emergente, y que convierten a su catálogo en una creación. Aquellos que se ocupan en la búsqueda, la experimentación y la oposición a la cultura dominante como única opción cultural”. En las últimas dos décadas, explica Indij, la edición independiente se ha profesionalizado y ha avanzado en el armado de lazos y redes que la fortalezcan. Ahora el desafío hacia adelante es “buscar alternativas claras a la bestsellerización de la oferta; el desarrollo de la circulación transversal del libro (y de la cultura en general) y el diseño de las políticas estratégicas con las que resistiremos o nos adentraremos en el paradigma del e-book”, puntea Indij. Tal vez el camino lo marque el faro de la literatura infantil: “La diversidad de ofertas en el mercado del libro infantil es inmensa y se ve favorecida por la situación de convivencia de distintos tipos de proyectos editoriales. Hay libros de ficción y de no ficción, informativos y literarios, en colores y en blanco y negro, novelas y libros-álbum, teatro y poesía, baratos y caros, etc. Hay pluralidad de propuestas”, evalúa Adela Basch, escritora y directora de la editorial Abran cancha.

La carcajada final



“Public speaking” es un documental de Martin Scorsese 

sobre la figura de Fran Lebowitz, la mítica escritora 

que sufre un bloqueo creativo desde 1979.

POR NICOLAS ARTUSI

ESCENARIOS
REVISTA Ñ, DIARIO CLARÍN DE BUENOS AIRES, 29/09/2011
La cosa por la que me castigaban en casa terminó siendo la misma por la que me pagan”. La parábola premia con justicia el acto de hablar en público de manera compulsiva y, ahí donde Raymond Carver haya reclamado “querés hacer el favor de callarte por favor”, la afilada Fran Lebowitz le habría respondido con otro tsunami de palabras. Blablablá. Hombruna, ancha en sus sacones, vestida siempre de varón, con la voz cascada por el cigarrillo, a los 60 años sigue siendo una observadora cínica y brutal del Imperio desde los días del flower power hasta el hipotético default , un mito de la inteligencia neoyorquina y una mujer que, verborrágica en la oralidad, se confiesa impotente en la escritura: hace tres décadas que no puede terminar un libro. Pero hizo del bloqueo una carrera exitosa. Si en la desesperación por el best-seller algún editor argentino patentó el oxímoron del “lector que no lee”, Fran Lebowitz es la escritora que no escribe: sin textos desde 1981, cuando publicó Social studies , el segundo de sus dos libros de “ensayos cómicos”, hizo de la pereza una marca de autor.
“Nadie ha perdido más el tiempo que yo. Me fijé y era 1979; me fijé de nuevo y era 2007”, se autocompadece en Public speaking (justamente, “hablar en público”), el documental de Martin Scorsese que registra su vida para la posteridad y que ahora mismo rota por el canal HBO Plus en la anárquica grilla del cable: “No lo llamaría ‘bloqueo’, eso es temporal. Un mes, seis semanas. Esto es un estado de sitio, es mi propia Guerra de Vietnam: me metí ahí y no sé cómo salir. Es una reacción retardada y no muy positiva al éxito”.
Con la canción de 8 1/2 que acá más que a Nino Rota nos remite a la apertura del programa de Susana Giménez, Scorsese filma a Lebowitz por las calles de Nueva York, la ciudad que adoptó cuando tenía 18 años, la persigue en sus infatigables charlas con los estudiantes yanquis y exhuma sus memorables participaciones en los late shows , mientras se reeditan en inglés sus dos obras supervendidas: Metropolitan life (1978) ySocial studies (1981), los libros que la consagraron como “una Dorothy Parker moderna” y que cimentaron las bases de su estilo sardónico, que la anima a discutir en el atril con su amiga, la totémica Toni Morrison. Toni: “Supongo que siempre tenés razón, pero nunca sos justa”. Fran: “Por eso siempre tengo razón. Porque no soy justa”.
Llegada en los finales de su adolescencia desde la vecina Nueva Jersey, su primer trabajo fue como taxista y, si allá por los 60 se mudó por “lo opresivo de vivir en un pueblito”, hoy se rebela contra una ciudad copada por la especulación inmobiliaria y donde Donald Trump puede ser un mito más perdurable que el de su amigo de juventud, el escritor afroamericanista James Baldwin. “Estoy en contra de los turistas y de una ciudad que sólo es para ricos. Antes defendía Nueva York de la gente que la odiaba y la criticaba; ahora la defiendo de la gente que la ama”. Toda una criatura social aunque jamás una mera socialité , su afición por la pista de baile la hizo coincidir con Andy Warhol, que la invitó a escribir en Interview, donde publicó sus primeras piezas de costumbrismo pop , herederas de los ensayos humorísticos de las décadas del 20 y del 30, pero actualizadas por una visión demoledora sobre las taras de la vida moderna: “Si sos un disc-jockey , recordá que tu trabajo es poner música que a la gente le divierta bailar y no impresionar con tu gusto esotérico a algún otro disc-jockey que esté de visita”. Una pitonisa que auguró los vedetismos de la generación Creamfields.
En 1978, sus textos fueron reunidos en Metropolitan life (“cuando salió mi primer libro, la editorial dijo que no se vendería; lo compró todo el mundo”) y tres años después repitió la hazaña con Social studies . Nunca más publicó. Estamos en el 2011 y su influencia se conserva vigente, tanto como para que Vanity Fair la consagre como una de las mujeres con más estilo de Manhattan o para que Jeopardy , el más popular programa de preguntas y respuestas, incluya entre sus categorías “frases de Fran Lebowitz”. Ella: “En los últimos treinta años la fama se volvió algo muy valioso para la gente, divorciada de cualquier otra virtud. Y eso es culpa de Warhol, porque decía ‘fama’ cada dos palabras. Pero él lo decía en broma. Y arruinó el mundo. Eso es lo que pasa cuando una broma privada se expande”.
Si es cierto que “la única cosa mala de adelantarte a tu tiempo es que te aburrís mientras esperás que los demás entiendan”, Lebowitz hace de la contra una filosofía de vida: anticuada en época de furores retro , defensora de la pereza en tiempos de productividad maníaca, ignorante ante el fetiche tecnológico y defensora acérrima del Marlboro, se deleita en su papel de polemista y se ofrece a discutir ahí donde le paguen: “Que la gente busque mi opinión es un placer; mucha gente piensa que no lo sé todo pero eso es un error: sí, lo sé todo. Saber todo es muy emocionante, especialmente en un mundo donde la gente no sabe nada. Siento que estoy en la etapa de mi vida de la última carcajada. Y reírse último siempre es bueno”