La fórmula del conocimiento
por Paulo Ramírez | contacto@quepasa.cl.
Revista Qué Pasa, 11/08/2011
Como CEO de Intel, Craig Barrett fue uno de los ejecutivos
más importantes de la industria tecnológica a fines de los 90
y bien entrada la década pasada.
Hoy recorre el mundo con un mensaje:
la educación, la investigación y desarrollo
y un ambiente que favorezca la inversión son las claves del futuro.
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[Extracto de la entrevista, la que se puede leer completa
en la dirección en internet arriba señalada.]
No se ahorra para salir de una crisis: se invierte.
Ésa fue su fórmula para mantener el liderazgo
frente a la competencia: seguir invirtiendo sin parar.
La lógica indicaba que debían despedir trabajadores,
detener las inversiones y reducir el presupuesto,
para bajar el ritmo del negocio y dejar de "gastar" dinero.
Pero nosotros hicimos exactamente lo opuesto:
seguimos invirtiendo en investigación y desarrollo,
y en nuevas capacidades de producción
y eso nos permitió ubicarnos
muy por delante de la competencia.
En los tiempos difíciles,
tu futuro estará determinado
por tu compromiso de invertir en educación
y en investigación y desarrollo:
es decir, por tu compromiso de invertir en el futuro.
Si dejas de invertir en el futuro durante la crisis,
tendrás muchas dificultades para avanzar
una vez que la crisis termine.
En su visión el avance de un país
se sostiene sobre tres pilares:
educación, inversión en investigación y desarrollo
y un clima adecuado que fomente el emprendimiento.
Para ser exitoso en el siglo XXI
hay que ser exitoso
en la industria del conocimiento.
Cómo transformar
el conocimiento en una empresa
y cómo se la hace exitosa:
todos los países enfrentan
el mismo problema hoy.
Chile tiene muchos recursos naturales,
pero el siglo XXI no se trata
de los recursos naturales:
es el siglo del conocimiento.
Para Barrett, el rol del gobierno
es darles a las personas
las oportunidades para tener éxito:
Y esas oportunidades
requieren buena educación,
inversión en nuevas ideas
que hagan nacer
la siguiente generación
de compañías y productos,
y asegurarse de construir
el ambiente adecuado
en términos del sistema impositivo
y las regulaciones para el emprendimiento.
Esto es absolutamente universal:
vale para Chile, para Estados Unidos, para Rusia.
La palabra educación
es la esencia de su discurso:
toda educación,
en todas las áreas
y en todos los niveles.
Soy gran fanático
de las ciencias y las matemáticas,
pero nunca limitaría la educación sólo a esas áreas.
Las humanidades y las artes son muy importantes,
pero sí creo que todo país debe tener
un fundamento muy sólido en ciencias y matemáticas.
Tienes que ser capaz de producir buenos ingenieros,
buenos científicos y buenos profesionales
de la tecnología si quieres ser un país exitoso.
Barrett sabe que es más fácil decirlo que hacerlo.
Sin embargo, tiene diseñado el camino
que recomienda a cada país que visita.
Dice que hay que partir por enumerar
tres cosas básicas e indispensables.
Lo primero es tener buenos profesores.
Eso significa que la docencia
tiene que ser considerada
una profesión muy atractiva para los jóvenes
y que sea elegida por los más capaces,
porque ellos lo harán mejor
enseñando a la siguiente generación.
Lo segundo es tener altísimas expectativas,
ser muy ambicioso: hay que compararse
con los mejores del mundo, vengan
de Finlandia, Corea, China o Estados Unidos.
Y, tercero, se necesita tener tensión en el sistema:
hay que lograr que todos luchen por ser mejores,
con evaluaciones y capacitación
que los ayuden a avanzar en su desempeño.
Si miras cualquier
sistema educacional exitoso
encontrarás esos tres elementos.
Para incrementar la inversión
en investigación y desarrollo,
que en Chile alcanza al 0,7% del PIB
(en contraposición a los países de la OCDE,
en que alcanza aproximadamente al 2,4%),
Barrett pone como ejemplo a Estados Unidos,
que apoya a sus mejores universidades
para que hagan investigación en ciencias básicas,
con aportes directos y también
exenciones tributarias para las empresas.
Del tercer pilar propuesto por Barrett
se habla poco en estas latitudes:
el clima de emprendimiento,
es decir, la facilidad
con que se puede crear una empresa…
y también cerrarla si es que fracasa.
Para iniciar una empresa
la regulación tiene que ser simple y directa.
Tiene que haber muchas facilidades
para mover el capital de riesgo
destinado a crear empresa.
El Estado tiene que apoyar las nuevas iniciativas,
como lo hizo Israel hace algunas décadas:
allá el Estado garantizó una rentabilidad mínima
a las inversiones de riesgo, la que era entregada
incluso si la aventura fallaba.
Claro que el desafío no está sólo en los gobiernos.
Si la sociedad considera, por ejemplo,
que fracasar es malo, entonces la gente joven
no se atreverá a tomar el riesgo de emprender.
Si tienes una sociedad
que ve el fracaso no como algo malo,
sino como la manera de ganar experiencia,
entonces puedes promover el emprendimiento.
Es lo que hizo famoso a Silicon Valley, dice Barrett.
Allí no se castiga el fracaso.
Si en tu currículo aparecen
dos o tres emprendimientos fracasados,
eso no lo consideran un punto negro,
sino una señal positiva: la gente asume
que tienes más experiencia gracias a esos fracasos.
Craig Barrett
Ex CEO (Chief Executive Officer) de Intel
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