Cartas
Empatía
por Jeannette Schiess
Diario El Mercurio, Martes 09 de Agosto de 2011
http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2011/08/09/empatia.asp
Señor Director:
Más allá de la discusión necesaria por la legitimidad del actual
sistema político en Chile, y más importante aún que definir el derecho
a educación de calidad como derecho constitucional es definir la
felicidad como objetivo final de la sociedad.
No es una utopía, porque felicidad es medible y puede trabajarse
sistemáticamente. Entonces, ¿qué hace feliz a una sociedad? Dos cosas,
principalmente.
Por un lado, se requiere tener menos brecha en la repartición de
ingresos: Una sociedad justa, con menos diferencias socioeconómicas es
una sociedad mejor. No importa el ingreso promedio, pero la
repartición de ingresos, la diferencia entre el 20% más rico de la
población y el 20% más pobre. Ello decide sobre fenómenos sociales
como expectativas de vida, salud física y mental, índices de
criminalidad y educación. Una brecha entre pobres y ricos no sólo
perjudica a los menos beneficiados del sistema, sino que perjudica a
toda la sociedad. A menudo, la política suele tratar las consecuencias
de esta brecha, pero no las causas. Se gasta mucho en tratar obesidad,
embarazos juveniles, violencia, pero la mejor herramienta para
construir una sociedad más justa es la educación de calidad y a costo
mínimo para los quintiles más pobres. La discusión sobre un sistema
político más federal, así como el aporte del sistema tributario a la
disminución de la brecha socioeconómica tampoco debería ser tabú.
Por el otro lado, se necesita más empatía y menos focus en el
individuo: pasa que a partir de cierto ingreso mínimo, la felicidad no
logra subir en paralelo al aumento de la riqueza. Es algo que con
teorías económicas no logra explicarse. Lo único que hace
constantemente feliz al ser humano es ser parte de una sociedad en la
cual hay empatía, entendida como la capacidad altruística de consentir
con otra persona, y poder actuar consecuentemente. Aunque era y es
condición sine qua non para la sobrevivencia de la especie humana,
tiene que ser enseñada y practicada. Corresponde a todos nosotros a
través de la educación de nuestros hijos. También es tarea de los
establecimientos educacionales no focalizarse en valores
individualistas, como el sobreponerse, sino en el compartir,
consentir, y en el comunicar. Al final, también es tarea importante de
los medios de comunicación mostrar empatía, y con ello lo positivo en
la sociedad. Felicidad y empatía son comprobadamente fenómenos
altamente contagiables, que provocan una reacción en cadena.
Propondría, en resumen, introducir la variable de felicidad y empatía
como objetivo final de nuestra sociedad y con ello del Estado con
todas sus instituciones, midiendo su desarrollo pública y
constantemente. Una política que logra elevar la felicidad de la
sociedad siempre contará con alta legitimidad.
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