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Sin fines de pérdida
por Luis Larraín
Diario El Mercurio, sábado 09 de julio de 2011http://diario.elmercurio.com/2011/07/09/nacional/politica/noticias/6560B3EE-69BD-4A69-8035-E796A4EC723F.htm?id={6560B3EE-69BD-4A69-8035-E796A4EC723F}
Que ante los anuncios presidenciales sobre educación unos niños
manejados por el Partido Comunista repitan que el problema de la
educación superior chilena es el lucro, pase; pero que lo hagan
personas que tienen más entendimiento sobre el tema es ya harina de
otro costal. Es una cuestión de honestidad intelectual.
¿Cuáles son los límites del disenso político? ¿Hasta dónde es válido
correr la línea de nuestras opiniones públicas buscando un objetivo
partidista? ¿Podemos decir un día que transparentar el lucro en
instituciones de educación superior dándole un tratamiento distinto al
de las universidades sin fines de lucro es una solución razonable y
una semana después desdeñar la propuesta presidencial porque no
descarta la existencia de universidades con fines de lucro? Son
límites difíciles de definir.
Porque el fetiche del lucro ha dado para mucho. Desde ya para atacar
al Ministro Joaquín Lavín por haber participado en la fundación de la
Universidad del Desarrollo, llegando algunos políticos a decir que se
intenta blanquear su actuación en esa universidad en lugar de celebrar
el aporte que él y otras personas hacen al país al fundar
universidades de calidad. Cuando se abandona el terreno de los
argumentos y las razones para pasar a los ataques personales es que se
teme enfrentar la discusión de fondo.
Y la discusión de fondo es que el lucro, obtener ganancia o beneficio
por algo según la real academia, está presente en todas las
actividades humanas y es positivo para la sociedad porque permite,
entre otras cosas, allegar recursos para invertir en un sector. Una
cosa distinta es si ese beneficio es excesivo o no, si es abusivo, o
simplemente está retribuyendo legítimamente un esfuerzo.
Hay diferentes formas de obtener lucro de una actividad. En el caso de
las universidades, que por ley son sin fines de lucro, sería posible
extraer excedentes por la vía de contratos con empresas relacionadas
realizados a precios distintos de los de mercado (por ejemplo
arriendos caros pagados a una inmobiliaria) y que además se modifican
constantemente.
Pero hay una segunda forma de obtener lucro de una universidad. Se
puede pagar a quienes están gestionándola sueldos por sobre el
mercado, más allá de lo que, por ejemplo, el Rector ganaría en
cualquier otro empleo. De esa manera también los controladores de una
universidad pueden extraerle los excedentes de operación.
Y hay una tercera forma de lucrar, incluso en una universidad estatal.
Si se conceden favores a grupos de profesores o empleados contratando
personal innecesario, o se paga a sociedades relacionadas a los
académicos, para asegurarse su apoyo y así permanecer en el poder,
también se están sacando recursos desde la universidad para el
provecho de particulares.
Tres formas de extraer recursos desde una universidad. ¿Son ellas
legítimas o ilegítimas?
En el primer caso, si un contrato de arriendo es desproporcionadamente
alto y éste se modifica constantemente para extraer cada vez los
excedentes, estamos ante una situación que podría cuestionarse. Si no
es así, sólo se está remunerando el capital; es simplemente una forma
de financiar inversiones cuantiosas que son necesarias para que
funcione la universidad. No se puede pretender que los inversionistas
regalen los edificios. Serían entonces instituciones con fines de
pérdida.
En el segundo caso, si las remuneraciones a los directivos son
desproporcionadamente altas, también es cuestionable pues así se
estarían sacando los excedentes de la universidad. Si en cambio el
pago es razonable, simplemente se está remunerando el trabajo.
En el tercer caso, si las dotaciones de profesores o administrativos
son excesivas comparadas con las de otras universidades, es
reprobable. Si no, se trata de una actividad remunerada como todas. En
definitiva, a nadie podemos exigirle que participe en iniciativas con
fines de pérdida.
Se pide transparencia. Conforme. Hagamos transparentes entonces las
tres situaciones. Arriendos, remuneraciones, dotaciones. Y el que esté
libre de pecado, que tire la primera piedra
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