Sesión fracasada


por Corusco
Diario El Mercurio, Día a Día,
Miércoles 06 de Julio de 2011


La historia se hace de acontecimientos cotidianos, algunos de los
cuales no quedan registrados, a pesar de que ilustran profundas
actitudes y sentimientos. Así ocurrió en la Cámara de Diputados el 11
de septiembre de 1973, día martes y en que, como tal, correspondía
celebrar sesión ordinaria a las 4 de la tarde.

Los hechos que se desarrollaban a esa hora no hacían previsible que
tal sesión se realizara. Sin embargo, cuatro diputados se presentaron
a cumplir con su obligación: Eduardo Sepúlveda Whittle, José Monares,
César Fuentes y Gustavo Ramírez. Acompañados en la sala por el
secretario, Raúl Guerrero; el edecán, coronel Vallejos, y otros
funcionarios, esperaron la hora reglamentaria, llamaron a sesión
haciendo sonar los timbres y, constatada la falta de número, el más
antiguo de los parlamentarios presentes declaró fracasada la sesión
remarcándolo con el tañido de la campanilla del presidente. Luego se
dejó formal constancia de lo ocurrido en el libro de actas y para
constancia firmaron los presentes.

Hay algo de tragedia griega en este acto que habla del sentido
republicano del ejercicio del deber parlamentario en esas
circunstancias. El Congreso, ahora bicentenario, sacaba entonces
fuerzas de flaqueza en medio de la agonía del sistema para dar
cumplimiento a la liturgia reglamentaria que dejaba constancia de su
fracaso. Pero no era ella sola la que fracasaba. El fracaso era de
Chile y de todos los chilenos.

Posteado por:
Mario René Díaz Pérez
06/07/2011 10:37


La historia se hace de acontecimientos cotidianos. Algunos trascendentales.
El aforismo secular
"un mal herraje atrasó un mensaje,
por ese atraso se perdió una batalla,
por esa derrota se perdió la guerra".

Y tras esa guerra, una de las naciones en pugna pagó
la derrota por decenios con sangre, lágrimas y recursos.

-- Si el cumplimiento de la labor parlamentaria en Chile
fuera equivalente al cumplimiento de la liturgia reglamentaria,
nuestro país hace once años estaría inserto en el Primer Mundo.

Todos sabemos que no es así.

-- Siendo el Parlamento el órgano polìtico de la representatividad,
la misión del parlamentario entraña manifestar la voluntad revestida
de autoridad,
para ejercer actos que emanan de sus representados.

Autoridad que requiere de estos representantes
un perfil educacional, cultural y moral por sobre la norma.
Cualquiera sea el sector de nuestra sociedad que representen.

Este viejo concepto jurídico comprende además
la responsabilidad del parlamentario de instruir y discutir con sus electores,
materias que impliquen atropellos a juicios de valor universalmente aceptados.

Particularmente aquéllos de carácter ético.

La ausencia de ese tipo de gestión en Chile, también es "pública y notoria".

-- Resulta demasiado bondadoso hablar aquì de "sesión fracasada".
Más ajustado habría sido "gestión bicentenaria semifracasada".

-Si mal no recuerdo fue Rudyard Kipling quien escribió:

"... Hay que ser bueno, pero no demasiado".

-Como afirma Corusco, el fracaso
fue ---y sigue siendo--- de todos los chilenos.

!Por no saber elegir

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