Thinking about the brain? Not really.
Are we going towards a Google Matrix of the Brain?
Desvaríos de una mente trasnochada
en que un monono digita el teclado como símil de simio.
[No se encontró a ninguna persona cuerda
para autorizar este engendro.
El copyright fue saque@do a su arbit®io.
El procesador de texto
es un inconsciente y desprolijo improvisador
que perpetró esta basura en tiempo real.]
Dejemos al conductor de la creatividad,
aquel que no sabe lo que hace o dice,
al propio cerebro hablar por sí mismo:
La máquina de pensar no entiende nada.
Cavilando que el propio Aristóteles,
uno de los grandes filósofos de la antigüedad
creía que la masa encefálica
encerrada en su poderoso cráneo
era poco más que un órgano
diseñado para regular la temperatura corporal.
La máquina aleatoria registra
el ineludible azar que determina
entre sus múltiples opciones
la selección de pequeños cerebros
que se proyectarán como hologramas secuenciales
de la evolución humana desde el Holoceno.
Integrando estructuras espacio-temporales
evocaremos las respuestas que propone la mente
a esa maquinaria colectiva que congrega
las imágenes de la memoria
operando como un caótico reloj neuronal.
Flexibles conexiones y memorabilia varia
se asientan en lo más profundo
de los espacios virtuales de la conciencia.
Emergentes cabezas escolásticas
convertidas en desnudos cerebros de Boltzmann
pululan en la fluctuación de un vacío,
pulsante, en su dinámica cortical irregular.
Cognición y emociones: ambos mezclados
en una ensalada rusa con salsa americana,
comida con palitos chinos y hablando
hasta por los codos por un smart-phone, touch-screen.
Desde las células a los celulares,
encerrados en nuestras celdas descerebradas
no tenemos la menor idea de quiénes somos.
La información nos saturó y hasta aquí no más llegamos.
El rol de las conexiones sinápticas
y los fundamentos físicos de la conciencia
modulan los nuevos fenómenos
que intentan comprender el cerebro.
Nada que celebrar con mi pobre cerebro.
Estados incoherentes se desplazan
como ondas fractales
por una psiquis fragmentada.
Las restricciones termodinámicas
-para volver a Aristóteles-
operan sobre nuestras dimensiones neuronales
a ritmos en que la temperatura y el tamaño
regulan el ritmo en que las ideas destellan.
Los sueños son sólo una conjetura.
Las pesadillas son opcionales.
Según los encefalogramas,
las señales son confusas.
El experimento puede ser traumático
y la falta de autocrítica no nos llevará demasiado lejos.
La elasticidad cerebral es un dispositivo aspiracional
de una metafísica platónica temporal y estéril.
Su arquitectura no parece un diseño natural para computar.
Sus vórtices no me caben en la cabeza.
Esto se parece cada vez más a un fenómeno
poltergeist en clave Brando-Maquieira.
Estos tsunamis epilépticos están alcanzando proporciones planetarias
y la hora que nos tomará en llegar en el Audi-Teller descapotable
hasta el espacio exterior,
no será suficiente, por lo que no quedará otra que surfearla con
nuestro GPS topológico,
aplicando series multivariables en la toma de decisiones sicológicas
de ciencia cognitiva.
El hipocampo será nuestro caballito de batalla
en medio de este universo que decae inexorablemente
hasta el paroxismo a tasas astronómicas.
El portafolio de los indicadores fisiológicos se ha copado de paradojas.
En dicho escenario inflacionario no hay programación posible.
No queda otra que relajarse, y esperar que el piloto automático
se haga cargo de nuestra inactividad de modo sumamente indolente.
Nos hemos convertido en observadores freaks en medio de un demencial multiverso.
No nos queda más que volver a flotar en el vacío y esperar el final
en nuestros despojados e incorpóreos cerebros de Boltzmann en estado
de latencia.
Coge tu Sudoku -young intelligence-
y lárgate a otra parte a organizar tu cerebro
de acuerdo a tus propios principios biológicos
o tómate un Armonyl y no jodas.
Tus canales iónicos están completamente destruidos.
No hay posibilidad alguna de que funcionen vuestros neurotransmisores.
Esto no es un juego de video, niño,
y la imaginación y la audacia no bastan
para convertirla en un eficiente procesador holográfico
para Animaciones y Mensajes de Texto.
La frontera entre la inteligencia natural y artificial
se ha difuminado de tal modo que ya no
sabemos distinguir un cuarteto de cuerdas de un orfeón.
Las aves imitan a los aviones
y todo el sistema capotó
yéndose definitivamente a las pailas.
El que tenga oídos, que escuche.
Los seres humanos somos poco más
que generadores de números aleatorios vivientes
operando en campos imaginarios.
Nuestros cerebros se intersectan en el lucro del amor;
dinámica que correlaciona nuestra impronta de supervivencia
con sabediosqué, claro que estimada de acuerdo
a los parámetros de riesgo de nuestra inveterada incoherencia analítica.
La precisión nos permite errar con exactitud tal,
de manera de no dar nunca en el blanco,
por el expediente de esgrimir bandazos
y palos ciegos a fin de no dar una sola puntada con hilo.
Sincronicen sus metabolismos, mamíferos mamones,
para que podamos dormir un poco.
Hasta aquí nomás con este cerebro disipativo.
Awareness of a Decaying Universe
Self-awareness of a Schizoid Multiverse.
What's next? The brain near the edge.
The singularity...
La dinámica de una inteligencia maquiavélica.
No estamos pensando,
sólo intentando ser un poco ilógicos.
No me calza.
El cerebro es el teatro del absurdo por excelencia;
el vano intento del que no se conforma
con rozar el cielo como los poetas,
sino que se empecina
en tratar de meterlo en su cabeza
hasta que ésta le estalla.
E pur si muove, ergo sum.
Reconocimiento, teleportación,
un modelo de juguete del cerebro
para comprender en contexto esta mente lúdica,
antes de que la conciencia
haga colapsar la función de onda
y nos convirtamos en the Dark Cloud
alejándose con alto corrimiento al rojo
y vientos cuasáricos.
Después de la incompletitud de Gödel
y las implicaciones de la mecánica cuántica,
¿tenemos alguna posibilidad de expresarnos
y comunicar nuestros conceptos mentales
de manera verificable?
La realidad como algo simple no funciona.
No alcanza para explicar esta basura.
Todo es muy complicado para una mirada
en que la complejidad no logra enriquecerla.
El cerebro no logra organizar la información,
ni darle sentido como conocimiento
a fin de comunicarla en un destilado de sabiduría.
La estructura del lenguaje no alcanza para expresarse a sí mismo.
La materia de la poesía son las palabras pero sobre todo los silencios.
Bien, dejemos que la matemática de la conciencia
sea la que articule los componentes principales
del árbol de la memoria y sus ramificaciones.
No hay diseños de cascos para los golpes emocionales.
No hay escapatoria teórica posible para lo inevitable.
Sólo la Compasión y la Misericordia lo son todo;
la Providencial y Adorable, Divina Voluntad del Amor.
ZZZZZZZZZZ...
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