Un hombre pacífico por Antonio Martínez



Diario El Mercurio, domingo 26 de junio de 2011http://diario.elmercurio.com/2011/06/26/deportes/columna/noticias/94BF05ED-D540-4DAE-86E8-7A18E79BC6E9.htm?id={94BF05ED-D540-4DAE-86E8-7A18E79BC6E9}
 
Si lo de la selección nacional fuera un asunto de educación y como eso
es de largo aliento, con buena voluntad se podría decir que lo de
Marcelo Bielsa constituyó la etapa básica, para gran parte de esa
generación.
 
Fue la inicial y por eso dura, persistente y agotadora; mucha
disciplina, repetir jugadas, repasar caligrafía y escribir los mismos
movimientos cien veces en la cancha.
 
Hacer una y otra vez la tarea y el dibujo, para no depender de nada,
el día del partido: ni del ánimo ni de la inspiración, y entonces
jugar lo que sabe, que es poner en práctica lo aprendido en esas
clases que tantos estudiantes y jugadores juran que no sirven de nada,
porque con lo que Dios les dio, les sobra.
 
En el predicamento de esa educación de madrugada, el fútbol entra con
repetición, sudor y disciplina.
 
Ahora estamos en otra etapa del proceso y es probable que nos hayamos
saltado alguna, pero sobre la leche derramada no hay llanto ni queja
que valga.
 
El caso es que hay un entrenador más relajado y distante, que entiende
que los jugadores maduraron y crecieron, y si a estas alturas no lo
hicieron, bueno, si eso es así, tampoco hay mucho que se pueda hacer.
 
Ya va siendo problema de ellos, por ahora tienen la experiencia de
jugar en clubes extranjeros, y aguantar varios años; y deben saber que
ingresaron a lo que puede ser el mejor lustro de sus vidas como
futbolistas. Son cinco años prodigiosos, para decirlo con ambición, en
lo que va de la Copa América a la Copa del Mundo 2014.
 
Un lustro que, para la mayoría, no sólo puede ser el mejor, también el
único y quizás el último.
 
Entonces, a estas alturas, lo que la Universidad de Salamanca ya no
dio; ni Claudio Borghi ni nadie, prestan.
 
Borghi se toma las cosas como un director técnico que piensa en el
fútbol, porque en la cabeza tiene mucho más y al final de todo, la
imagen que aparece, es la de un entrenador calmado.
 
Es calmado porque ha vivido mucha agua bajo el puente y porque respira
lo que se llama inteligencia emocional, y eso explica su elección de
Rey Guachaca.
 
Si el proceso educativo que partió con Marcelo Bielsa no se rompió y
la crisis nunca llegó a la selección, fue por madurez de los
jugadores, pero también porque Borghi fue una elección más que
acertada de parte de los dirigentes. Y no era fácil.
 
El caso es que la lista de entrenadores de Chile es larga y variada,
pero esta es una especie única y algo pocas veces visto: un argentino
que parece chileno.
Y de la mezcla lo que surge es un ser raro y fantástico: un hombre pacífico.

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