"Metro cuadrado": Soledad en la pareja

por Ernesto Ayala
Diario El Mercurio, Artes & Letras,
Domingo 12 de junio de 2011http://diario.elmercurio.com/2011/06/12/artes_y_letras/artes_y_letras/noticias/DC2C761C-92AA-4FA9-A353-337BAAC6802B.htm?id={DC2C761C-92AA-4FA9-A353-337BAAC6802B}
 
"Metro cuadrado" puede ser una de las sorpresas cinematográficas en lo
que va del año. Corta, de estreno en una sola sala, filmada casi por
entera en un departamento de la calle Mosqueto, pinta por fuera como
el típico trabajo de graduación de un estudiante de cine. En realidad,
es muchísimo más. La anécdota tampoco la describe del todo: una pareja
joven se acaba de mover a su departamento, y mientras pasan los días y
aún desembalan cosas, la relación comienza a mostrar quiebres. Contada
así, la estructura hace pensar en la clásica obra de teatro de living,
donde los personajes se reúnen mientras esperan -algo o a alguien-, y
en la reunión se revelan las heridas, tragedias y rencores que se
esconden bajo la amable apariencia burguesa. No, aquí no hay secretos
atroces ni confesiones dolorosas. Sólo un inasible vacío, un desgaste
inconfesado e inmombrado y, por lo mismo, irremediable.
 
Francisca (Natalia Grez) se movió con Andrés (Álvaro Viguera) al
departamento que alguna vez ocupó la mamá de Andrés (Consuelo
Holzapfel). No está dicho, pero se puede deducir que sigue siendo el
departamento de la suegra, y que ella se lo arrienda más barato o se
lo presta. Andrés también arrastra una guapísima ex, Romina (Fernanda
Urrejola), madre de su hijo. A esta ronda de personajes, que actúan
como fantasmas, al perturbar -o quizás revelar- el estado de la
pareja, la misma Francisca aporta con su padre (Boris Quercia), un
hombre herido, interiormente desfondado, y con Nico (Nicolás Poblete),
un ex que todavía la busca. Mientras desarma cajas, la entrada y
salida de estos personajes comienza a generar cierta desazón en
Francisca, ya que son manifestaciones de la carga que ella y Andrés
llevan a la relación, del pasado que arrastran y del que ni siquiera
se atreven a conversar lo mínimo, porque sería romper cierta "buena
onda" que tratan de tener al respecto. Francisca y Andrés debieran
estar con la energía de una pareja que comienza una nueva etapa, pero
en lugar de eso parecen cansados, inmovilizados. La indiferencia de
Andrés frente al abismo que se abre lentamente, en tanto, no hace más
que producir más tristeza aún en Francisca.
 
Filmar todo esto de manera inteligente, sutil, sin énfasis
melodramáticos, no es nada de sencillo, porque la acción es muy poca o
muy leve, lo que deja poquísimo donde afirmarse. La directora chilena
Nayra Ilic (1977), que debuta con este largometraje, sin embargo, sale
muy bien parada del intento. Con planos abiertos, largos, que permiten
que la realidad respire, logra crear un relato donde lo que se calla
es tanto o más importante que lo que se dice, donde lo cinematográfico
hace crecer lo apenas insinuado en el guión. La directora podría haber
cometido el error, por ejemplo, de convertir el departamento en un
lugar claustrofóbico, opresivo, pero en lugar de eso lo hace luminoso,
limpio, agradable, disponible para la felicidad. La atmósfera que se
acumula hacia el final de la cinta, sin embargo, termina por ser
tristísima. Son Francisca y Andrés quienes no saben cómo encontrar su
felicidad.
 
Hay algo de Carver en esta cinta, bastante de "Escenas de la vida
conyugal", la famosa película de Bergman. Pero lo que cuenta Ilic es
algo distinto de Carver o de Bergman. Ella pone a dos hijos de la
burguesía chilena en un esfuerzo por iniciar una vida en común, pero
que al parecer no tienen las herramientas para hacerlo. Están en
pareja, pero aislados por su historia. "Metro cuadrado" es una cinta
sobre cómo uno puede estar en pareja y sentirse terriblemente solo al
mismo tiempo. Hay que aplaudir que Ilic haya ido por este tema, y,
mejor aún, hay que aplaudir que haya logrado capturarlo con éxito. Su
película es contenida, enfocada, nítida y, ya está dicho, muy triste.
 
Metro cuadrado
Dirección: Nayra Ilic
Con Natalia Grez, Álvaro Viguera y Fernanda Urrejola.
Chile 2011, 71 minutos
En exhibición sólo en el cine Arte Alameda.

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