EL ROBIN HOOD DE LOS ANDES...

Amigo de lo ajeno
por Antonio Gil
Diario Las Últimas Noticias,
Jueves 30 de junio de 2011

En un nuevo Robin Hood de los Andes
parece haberse convertido, 
sorpresiva y repentinamente,
el presidente de Bolivia Evo Morales,
al justificar públicamente
la legalización de miles de vehículos
que entraron a ese país de contrabando,
buena parte de ellos robados en Chile.

Su antiético y falaz argumento
es que "son comprados por los pobres".

No joda, presidente.
Esa no es justificación válida
ni en Chile ni en Coroico
ni en San Ignacio de Mojo.

Morales aseguró 
en una reciente rueda de prensa,
en la que alabó la ley de amnistía 
para decenas de miles de vehículos
entrados de contrabando, que
"todos tenemos derecho a tener nuestro auto".

Con todo el aprecio que sentimos por Bolivia
y su pueblo, no podemos dejar de recordar
el artículo de nuestra legislación,
y el de cualquier país civilizado,
que claramente establece:

"El que conociendo su origen
o no pudiendo menos que conocerlo,
tenga en su poder, a cualquier título
especies hurtadas o robadas,
o las compre, venda 
o comercialice de cualquier forma,
aun cuando ya hubiese dispuesto de ellas,
sufrirá pena de presidio menor
en cualquiera de sus grados y multa 
de cinco a veinte unidades tributarias mensuales"

Nos parece que legitimar un delito
convierte al actual gobierno de Bolivia
en cómplice de receptación de artículos robados,
con toda la deslegitimación 
y pérdida de honor que esto trae aparejado.

La información que manejamos
señala que la medida correspondería
a una vendetta de Morales
por el escandaloso episodio
protagonizado por el general retirado
René Sanabria, su zar antidrogas,
detenido gracias a un operativo
de la DEA norteamericana y la policía chilena.

Respecto de esto el presidente Morales deslizó 
que Chile y la Agencia Antidrogas de Estados Unidos
se aliaron para hacer quedar mal a Bolivia en ese escándalo.

Efectivamente, funcionarios de la DEA
entregaron una pista a Carabineros de Chile (OS-7)
para que agentes encubiertos
cerraran un trato con Sanabria
para la compra simulada 
de 144 kilos de droga,
en agosto de 2010,
en un hotel de Arica
con más estrellas que la Vía Láctea.

Acordaron que la cocaína, de alta pureza,
fuera despachada en un contenedor
desde el puerto de Arica a Miami, vía Panamá.

Hoy el Eliot Ness del altiplano
se encuentra confeso 
y preso en los Estados Unidos,
arriesgando cadena perpetua.

He ahí, pues, la madre del cordero.

"Pareciera ser que algunas instituciones
de los países vecinos también están
al servicio de intereses externos",
dijo el peculiar gobernante boliviano,
en medio de un clima artificialmente agudizado
por patrullas militares arrestadas en nuestro territorio
y otras provocaciones más próximas al bandidaje
que a eventos de política internacional.

No, no es aceptable que la autoridad boliviana
convierta a ese noble país en un nido de reducidores.

Si el fiel jefe de antinarcóticos (y ojalá sólo él)
resultó ser un ruin traficante más,
el remedio no es agregar al estofado 
este "bloqueo",
que vuelve al bello país de Morales
en una cueva de ladrones.

Mala idea, presidente Morales,
esto de transformar a Bolivia
en un barrio chino con policías 
que venden drogas al por mayor
y compraventeros que receptan,
limpiamente, autos robados.

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