«El poema es como un huevo:

 
basta quebrarlo y se derrama», escribe Bertoni.

Pero su lenguaje no tiene elaboración, 
no se bate para crecer o aumentar, 
sino más bien para mostrar sus caídas y trizaduras.

Por ejemplo, el poema Piedad: 

Cuando te subí las mangas
Para que lavaras la ropa
Vi tus venas detrás del codo
Y tuve la inteligencia perfecta
De tu fragilidad y la mía.

El último poema del libro
llamado Callado el Loro:

"Hay 
cosas
de las que
es preferible
no hablar
de
una
de ellas
estoy dejando
de hablar aquí".

En qué Quedamos
Claudio Bertoni
Ediciones Bordura
60 págs. 2007

Extractos por RRA para UU.GG
de artículo
Poesía para callar
por Marcela Fuentealba
La Tercera Cultura, sábado 10 de febrero de 2007
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SANGRE (I)
cuando piden sangre en la tele
pienso que a nadie le importa
o que le importa a alguien
pero hasta el punto
de salir a tomar una micro en la noche
para ir a darle sangre a un desconocido
–hasta ese punto–
creo que a nadie le importa...

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