La subversión de todas las reglas del verosímil, los devastadores ataques al realismo, la gelidez polar del narrador para relatar los hechos, hasta los más absurdos. La importancia retroactiva de lo póstumo, el valor metaliterario de la representación y la necesidad de ella para vivir en plenitud son expresados con misteriosa elocuencia. Después de muertos, ¿se encuentran los escritores ya preparados para entender los símbolos a partir de los cuales construyeron su trabajo? «Siento que mis textos han ganado libertad. No sé si sentido del humor. Cada vez he fortalecido más la idea de que no deben ser hechos como se supone debería de construirse un texto, a partir de situaciones coyunturales principalmente. Esta posibilidad de ir inventando mecanismos de creación es resultado de la propia escritura...» http://diario.elmercurio.com/2011/04/03/al_revista_de_libros/resenna/noticias/B98040BD-3A7B-49BA-8819-435B641D5E77.htm?id={B98040BD-3A7B-49BA-8819-435B641D5E77}
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