Proyecto piloto partió en 2006:
Richard García
Diario El Mercurio, martes 5 de abril de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/04/05/ciencia_y_tecnologia/ciencia_y_tecnologia/noticias/457855F0-7536-4AEA-BA8E-EA4AF44921EA.htm?id={457855F0-7536-4AEA-BA8E-EA4AF44921EA}
Ya han forestado 15 hectáreas, lo que equivale a un área un poco mayor
al Parque Forestal de Santiago, y otras 30 podrían sumarse hacia 2016.
En la actualidad, Isla de Pascua está cubierta casi en 90% por
pastizales y una parte importante de su suelo volcánico está altamente
erosionado, pero no siempre fue así.
En un pasado lejano, bosques de toromiro y palmas hacían a ese pequeño
territorio no muy diferente de otras islas tropicales. Pero la
sobreexplotación que hicieron los nativos del recurso a lo largo de
cientos de años acabó con esta cubierta verde.
No ha sido sencilla su recuperación y varios proyectos han quedado en
el camino. Pero desde 2006, y con la ayuda de un árbol polinésico
conocido como aito, se han logrado restaurar 15 hectáreas de suelo (un
poco más que el tamaño del Parque Forestal de Santiago) en el sector
península El Poike, que presenta un alto grado de degradación.
"Esta experiencia piloto resultó bastante buena. Hay algunos árboles
con menos de cinco años que ya tienen seis o siete metros de altura.
Esto es espectacular", destaca Andrés Meza, asesor técnico de la
Gerencia de Áreas Silvestres protegidas de CONAF.
Ahora, gracias a fondos aportados por el Servicio Forestal Francés, la
idea es replantar durante todo este año un área que para 2016 podría
representar, en principio, 30 hectáreas adicionales. En total, la
península El Poike comprende más de 200 hectáreas.
Se trata de una zona de la isla que no está abierta al público, pese a
que incluye monumentos de interés. Justamente esa exclusión se debe a
que tiene un nivel de erosión extremadamente alto y por ende tiene una
gran fragilidad ambiental.
De rápida adaptación
La búsqueda de especies adecuadas para reforestar es todo un desafío.
El aito, por ejemplo, es un árbol que no es propio de Rapa Nui, pero
sí se puede encontrar en otras islas cercanas. "La gracia que tiene es
que se adapta muy bien a las zonas erosionadas y con problemas de
suelo. Es un invitado bienvenido".
Su rápida adaptación permite que todo el sistema natural empiece a
regenerarse: la materia orgánica se empieza a acumular, aparecen los
insectos y con ellos las aves. "Si uno se proyecta en el tiempo,
probablemente al final de este ciclo vamos a tener un sistema bastante
parecido al que existía antes de que tuviéramos esta erosión extrema.
A largo plazo, la idea es reforestar con especies nativas como el
toromiro, que se extinguió en la isla durante el siglo pasado, pero
que se conserva en invernaderos de Viña del Mar y del exterior.
En 1995 se llevaron 150 de estos árboles a la isla, pero ninguno logró
sobrevivir. Por eso, Meza es cauteloso y cree que muy a largo plazo
podría recultivarse esta especie, sólo una vez que los suelos
realmente lo permitan.
La restauración de la palma endémica es aún más difícil por cuanto se
sabe muy poco de ella y ni siquiera se tienen semillas.
El aporte francés alcanza para 2011. No se descarta que nuevas ayudas
monetarias en años siguientes puedan seguir sumando hectáreas de verde
en otras áreas altamente erosionadas.
Apoyo francés
El proyecto de reforestación forma parte de los acuerdos de
cooperación con Francia. El aporte galo para 2011 alcanza a 59.138
euros, de los cuales al menos el 80% se destinará a la restauración de
la diversidad biológica y cobertura vegetal. También contempla
iniciativas de educación ambiental y la recuperación y valoración de
sitios patrimoniales.
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