por Rodericus
Diario El Mercurio, Día a Día, miércoles 13 de abril de 2011
http://blogs.elmercurio.com/editorial/dia-a-dia/mansedumbre-del-corazon.asp
Salvo personas excepcionales en cuanto a su bondad,
el común de los mortales no transitamos habitualmente
por la acera de la mansedumbre,
sino por el riel del enojo e impaciencia con otros.
Quien más, quien menos,
debemos combatir contra las dificultades
del propio carácter, tantas veces
propenso a juzgar a los demás
y a caer en continuos errores al respecto.
Por ello, así como
no hay que 'santificar' por anticipado,
tampoco es correcto lo contrario:
'demonizar' a un individuo.
Sobre el núcleo íntimo del resto
-su conciencia, su corazón,
su herencia genética,
su trasfondo circunstancial-
apenas sabemos algo,
por no decir nada,
pues somos suficientemente
hijos de la ignorancia
y escasamente vástagos de la sabiduría.
Una actitud misericordiosa
abre vías de reconciliación
y da cuenta de una esperanza
en la conversión, incluso,
hasta de los más malvados.
Esto no quiere decir
que haya que 'justificar' el daño
que alguien comete,
pero sí encamina a guardar cautela
a la hora de pronunciarse
sobre la 'calidad' moral
de un hombre y sus actos.
No es casual que las personas mayores
suelan ser más comprensivas y compasivas,
ya que, conocedoras de tanta debilidad,
no se asombran en demasía
por la infatigable convivencia
entre el ser humano
y sus flaquezas de todo tipo.
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