Gregory Cohen vuelve a la literatura con una novela kafkiana

Es el primer título publicado por editorial Desatanudos:

por Diego Zúñiga
Diario El Mercurio, sábado 2 de abril de 2011http://diario.elmercurio.com/2011/04/02/actividad_cultural/actividad_cultural/noticias/C242ADFC-6C23-486B-9710-60C13D9255B3.htm?id={C242ADFC-6C23-486B-9710-60C13D9255B3}
 
El cineasta, guionista y dramaturgo lanzará este martes "El hombre
blando", tras 20 años de silencio editorial.
 
Durante los 20 años que pasaron desde que publicó su primera y única novela,
"El mercenario ad honorem", Gregory Cohen (1953) escribió guiones de
cine y televisión,
poemas aún inéditos; dio clases en universidades, participó en
antologías de cuentos,
actuó en obras de teatro y películas ("Ilusiones ópticas"), filmó su
ópera prima -El baño (2005)-
y escribió y escribió historias que derivaron en cinco novelas que
están ahí, en su computador,
guardadas hace ya varios años, siendo corregidas y reescritas.
 
En un día de esos 20 años, Cohen iba caminando por la calle
y se detuvo en un quiosco a mirar los diarios.
Entonces fijó la vista en uno y vio, en la portada,
una foto en la que estaba él, Gregory Cohen.
 
Acto seguido, se dio cuenta de que eso era imposible
y se imaginó qué pasaría si un personaje
se enterara por el diario que ha asesinado a su familia.
 
Esa anécdota fue el germen
de "El hombre blando" (Desatanudos)
y con ella parte la novela.
 
En adelante, narra la forma
en que se va resolviendo esta situación.
 
Cohen apela a lo absurdo,
desarrollando todo un universo
lleno de sueños y locura,
muy cercano a las obras
de Kafka y Felisberto Hernández.
 
-¿Por qué se demoró casi 20 años en publicar una segunda novela?
 
"Lo primero que habría que aclarar es que es un silencio editorial,
no literario, porque siempre he estado escribiendo.
 
Pero claro, me descuidé un poco
porque me dediqué harto al cine
y al teatro en este tiempo".
 
-¿Y por qué volver a la literatura si estaba trabajando en otras áreas?
 
"Yo me considero un escritor, fundamentalmente.
No me siento ni cineasta ni dramaturgo.
 
Entonces, como escritor tomo historias
y veo en qué cosas se transforman.
Eso me parece muy divertido y muy excitante".
 
-¿Siente que su trabajo como artista
se enriquece con estos distintos formatos?
 
"Me cautiva la promiscuidad intelectual.
 
Siento que uno tiene más poder
cuando intenta relacionar ámbitos
aparentemente distintos.
 
Y a partir de eso creo
que nace el estilo que tiene mi trabajo.
 
Tiene que ver con las distintas mezclas,
que es otro elemento que me cautiva.
De hecho, me parece sospechosa la pureza".
 
-¿Cómo así?
 
"Me interesan los nuevos estilos
que no siguen un modelo de trabajo establecido.
 
Alguna vez, cuando más joven,
no sabía con qué sentirme relacionado.
 
Pero luego fui leyendo más
y conocí escritores o movimientos
en los que me reconocí.
 
Me pasó con los dadaístas y los surrealistas".
 
Una historia íntima
 
Después de que Álex, el protagonista,
se ve en la portada del diario,
comienza a vivir una serie de situaciones extrañas,
intentando dilucidar si, realmente, asesinó a su familia.
 
En este recorrido, nos encontraremos
con personajes hilarantes (un policía, su suegra)
y, también, con imágenes que nos irán hablando
acerca de qué se esconde tras este supuesto asesinato,
tal como si fuera una novela negra.
 
-¿Con qué escritores cree que dialoga la novela?
 
"Me identifico con aquellos autores
cuyo narrador es totalmente especulativo;
esos que más que describir la situación
o basarse en una anécdota, trabajan en el lenguaje.
 
Los que ahondan más en las cavilaciones internas del narrador,
como ocurre en Kafka o en autores latinoamericanos, algo olvidados,
como Macedonio Fernández, Juan Emar o Pablo Palacio".
 
-¿Y eso influye en que "El hombre blando"
sea diferente de "El mercenario ad honorem",
donde había una historia con un contexto social más claro?
 
"Quizás, porque en esta novela la historia
se va haciendo en la medida
en que el narrador va especulando.
 
No sólo narra lo que ve, sino que lo procesa
y luego cuenta eso, como también lo que imagina.
 
'El hombre blando' se desarrolla en el recinto mental del narrador".