Diario La Tercera, 1 de marzo 2011http://blog.latercera.com/blog/hsoto/entry/oscar_2011_la_resaca Como ceremonia, plana. Como premiación, injusta. Pero el Oscar puede sobrevivir a cualquier desaguisado y ninguno de los errores o coñeterías de este año es comparable a la vergüenza de Shakespeare in love en 1998 o Slumdog millionaire diez años después. No, ni por lejos. El discurso del rey no será la gran película que la Academia vio, pero al menos tiene corrección y dignidad. El gran problema es que ninguno de estos insumos debiera bastar para desplazar a un lugar cercano al desprecio a una película como Red social, quizás si la realización más atrevida y jugada salida de las entrañas de Hollywood en los últimos años. No es que Red social haya quedado el domingo debajo de la mesa; bien mirado, fue la Academia la que se farreó la realización de David Fincher. Y lo hizo simplemente porque entre un rey que aprende a discursear de corrido en una hora especialmente crítica y un judío resentido y poco confiable que inventa un gran negocio en el momento justo, Hollywood siente que no tiene dónde perderse. No solo en este plano el gringo promedio es profundamente monárquico y no será la industria del cine la que lo saque de su error. La experiencia del Oscar 2011 deja algunas tareas y lecciones: 1James Franco va a tener que replantearse su perfil público porque una cosa es la versatilidad y otra es no tener identidad alguna. Su conducción buena onda difícilmente contribuirá a sacarlo del pantano de jóvenes buenos actores, aunque prescindibles e intercambiables. 2 Los actores van a tener que aprender palabras menos ampulosas que las usadas por Colin Firth y Nicole Portman al agradecer sus premios. Estaban ganando un Oscar nomás, no subiendo a los altares. 3 La reivindicación del llamado cine de actores tuvo más legitimidad en el caso de los secundarios que en el de los principales. Se puede imaginar El discurso o El cisne negro con otros intérpretes. Pero si El vencedor es una película convincente, eso en gran parte es gracias a Christian Bale y a Melissa Leo. 4 Se puede seguir acortando la ceremonia y fue atendible el esfuerzo de este año. Que nadie se pierda: menos es más. 5 Pocas veces la Academia había sido tan ecléctica como esta vez. Apostó por lo consabido, lo probado, lo correcto. La idea era no herir a nadie. Creyó hacerlo bien, sin advertir que al mismo tiempo estaba incurriendo en desaires mayores. No haberle concedido a David Fincher el Oscar al mejor director es como haberle lanzado un escupitajo al ojo y haber humillado a Temple de acero (10 nominaciones, ningún premio) es cuando menos un declaración de guerra a los Coen. Cuidado con la venganza, porque estos tipos algún talento tienen.
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